Bajo el lema “Los libros se tocan, se miran y también se escuchan”, la editorial independiente mexicana Cal y arena, lanza la línea de audiolibros que ya se encuentra disponible en librerías (Porrúa, Gandhi) Amazon y diferentes plataformas digitales (Google Play, Kobo, Scribd, Spotify...).
“Hacemos frente a los nuevos retos que exige la industria editorial: aprendiendo, cuidando y produciendo en audio nuestras obras clásicas y novedades editoriales. Con este lanzamiento deseamos cubrir las necesidades de una amplia diversidad de lectores y ampliar nuestro público: ofreciendo formato en impreso, ebook y audiolibro”, precisa un boletín de la editorial, dirigida por el escritor y periodista Rafael Pérez Gay.
Audiolibros completamente grabados en las propias instalaciones del sello, desde la perspectiva de romper con los esquemas de lectura de actores profesionales o locutores de voces engoladas alejadas de las tonalidades y estilos de los autores.
“Decidimos hacer las grabaciones en nuestros espacios, con voces más que todo, de buenos lectores, de gente cercana al libro. Un actor puede tener muy buena voz, pero si no está en la mecánica de leer literatura con frecuencia, la grabación puede resultar fría, no convincente; por eso optamos por realizarla nosotros mismos con total naturalidad expositiva en el propósito de invitar a los escucha a tener contacto con la literatura”, expresó en entrevista con La Razón, Alonso Pérez Gay, uno de los ejecutivos del nuevo proyecto editorial.
¿Con cuántos libros inician? Arrancamos con cuatros libros punteros de la editorial: Dejar huella, antología de relatos sobre perros preparada por Anamari Gomís; El billar de los suizos, de Guillermo Fadanelli; Márcame, amo, de Roberta Garza; y Ninguna eternidad como la mía, de Ángeles Mastretta.
¿Lectores en estas primeras grabaciones? Yo mismo participo en algunos de los cuentos de Dejar huella y en el de Fadanelli; la actriz Cecilia González narra el de Mastretta y algunos relatos de la antología sobre perros; por su parte, Ana Belén Durán es la encargada de ponerle voz al libro de Garza.
Fadanelli es un escritor de sintaxis muy particular: ¿Cómo asumió usted la grabación El billar de los suizos? Fue un reto, él es un narrador no convencional. La ventaja que son sus crónicas y pude entrar en ellas desde una lectura arropada por la naturalidad. Parece que salió bien.
Los lectores ‘empedernidos y viciosos ’: leales y rigurosos con las palabras no ven con buenos ojos a los audiolibros, lo rechazan… Sí, es cierto. Muchos lectores no los aceptan: académicos, escritores, críticos y aquellos que leen desde siempre como una actividad cotidiana. Pero, estoy seguro que si tienen que manejar durante una o dos horas, por ejemplo, el audiolibro le funcionaría muy bien, ayudaría a ganar tiempo en sus actividades.
¿Y aquellos que subrayan al margen y hacen acotaciones? No lo pueden hacer por supuesto; sin embargo, creo que un buen narrador (lector) coopera en ese sentido con el énfasis y en el tono que registre en la grabación del texto.
¿Beneficio en los precios? Digamos que el costo se proyecta en la media del mercado. Se anuncia un plan de suscripciones en las plataformas digitales, el cual posibilita un acceso más económico a las grabaciones.
AG