Las icónicas bailarinas de Degas en movimiento, recorrer el puente pintado por Monet, ver los paisajes de la naturaleza de óleos de Pissarro “cobrando vida” y aspectos de lo cotidiano en París del siglo XIX son experiencias que forman parte de la exposición inmersiva Monet & Friends, que invita al público a admirar las emblemáticas obras de los impresionistas.
A través de más de tres mil reproducciones digitales en alta resolución que se presentan en 36 pantallas, en piso, techo y paredes, las personas se sumergen al mundo de color, naturaleza y vida cotidiana que retrataron en sus pinturas Claude Monet, Pierre-Auguste Renoir, Paul Cézanne, Edgar Degas y Édouard Manet.
Posteriormente llegan a la sala donde obras representativas de los impresionistas parecen cobrar vida, al tiempo que se proyectan videos de los paisajes que los inspiraron y se escuchan composiciones icónicas de Piotr Tchaikovsky, Claude Debussy, Frederic Chopin, Maurice Ravel y Jacques Offenbach, para que los espectadores se sientan en la época en la que los creadores vivieron y pintaron las piezas que hoy ocupan un lugar importante en la historia del arte.
Los niños llegan y corren por la galería, pero también la gente muy mayor se impresiona, no se imaginan que los cuadros que han visto en litografías de repente cobran vidaPaloma Franco, Directora de Comunicación de la exposición
“Se cuenta cómo fue la historia del impresionismo, qué influencia tiene en el arte, quiénes fueron los pintores que estuvieron involucrados”, detalló a La Razón Paloma Franco, directora de Comunicación de la muestra producida por GRANDE Experiences y presentada por Banco Azteca.
En el tercero, “En plein air” se refleja el momento en que los creadores comenzaron a pintar sus óleos al aire libre y en el cuarto, “El sonido del color”, la música juega un papel todavía más relevante: se presenta la principal paleta de colores de los cuadros de los impresionistas, como los tonos pasteles. Además se ve como en una especie de “danza” la manera en que esos colores fueron utilizados por los artistas.
En el show de 45 minutos, los visitantes pueden admirar representaciones de obras como El puente en Argenteuil y Lilas de agua, de Monet; La fábrica en Pontoise, de Pissarro; El almuerzo del navegante, de Renoir; y La clase de ballet y La familia Bellelli, de Degas, al tiempo que se escuchan las piezas “Vals de las flores” de El cascanueces y “Moderato” de El lago de los cisnes, de Tchaikovsky, por ejemplo.
“La maravilla de un show como éste es que en cierto sentido es un democratizador de cultura, no todos podemos recorrer los museos del mundo donde están las obras de los impresionistas, es complejo. La ventaja de un espectáculo como éste es que los encuentras en un mismo lugar”, destacó Franco.
La idea, abundó, es despertar la curiosidad del público. “Nadie sale de aquí volviéndose un experto en arte, es como una introducción, es un espectáculo que se recomienda desde niños porque puedes interactuar con las obras de una manera distinta, más lúdica, le abres como la puerta al arte a la gente y a partir de ahí pueden volverse seguidores de estos pintores, no pretende sustituir un museo”, agregó. Al final de la experiencia hay dos espacios para tomarse selfies.