Reconstruyen impresionante historia

Hallazgos revelan la historia oculta bajo el Papalote Museo del Niño, ¿qué había antes?

INAH da a conocer detalles de descubrimientos en los terrenos donde ahora se encuentra el Papalote Museo del Niño

Hallazgo permite reconstruir la historia del lugar donde ahora se encuentra el Papalote Museo del Niño
Hallazgo permite reconstruir la historia del lugar donde ahora se encuentra el Papalote Museo del Niño Foto: Cuartoscuro

Bajo el Papalote Museo del Niño se esconde una historia que pocos capitalinos conocen, la antigua Fábrica Nacional de Vidrio que operó hasta finales de la década de los años 60 y que ahora tras una serie de hallazgos se revelan nuevos detalles de ésta.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informó acerca de una serie de descubrimientos sobre la Fábrica Nacional de Vidrio como fragmentos de tabique refractario y monogramas sellados en los fondos de vasos y botellas,

Estos descubrimientos dieron pie a una exhaustiva investigación que ha permitido sacar a la luz la casi desconocida historia de la Fábrica Nacional de Vidrio, la cual operó entre 1936 y 1968, antes de que el Departamento del Distrito Federal cediera terrenos de la Segunda Sección del Bosque de Chapultepec, al proyecto Papalote Museo del Niño.

Fragmento de tabique refractario hallado donde ahora se encuentra el Papalote Museo del Niño.
Fragmento de tabique refractario hallado donde ahora se encuentra el Papalote Museo del Niño.

“Esos testimonios fueron recuperados durante trabajos de salvamento arqueológico a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en seguimiento a reformas del contiguo parque de diversiones todavía conocido, hasta ese entonces, 2018, como La Feria”, detalló la dependencia.

Durante las labores se contemplaron nueve unidades de excavación, y fue en la séptima, la cual abarcó un polígono de 510 m, próximo al sitio que ocupó un delfinario, donde se encontraron materiales indicativos de producción de vidrio a gran escala, como parte de un relleno usado para nivelar el terreno donde se instaló la montaña rusa, en 1964.

“Bajo esa atracción, frente al contrafuerte noroeste y a escasos 49 cm de la superficie, se registró el hallazgo de vidrio, escoria y pequeños fragmentos de material poroso, compactado y sellado con nombres de marcas de venta y vidrio derretido en la capa exterior (tabique refractario)”, especificó el INAH.

Fábrica Nacional de Vidrio en 1958.
Fábrica Nacional de Vidrio en 1958.

Un trabajo detectivesco

Los crípticos monogramas VM y FANAL, sellados en los fondos de vasos y botellas, fueron prácticamente las únicas pistas de las que partió Liliana Márquez para reconstruir la historia de esa fábrica, la cual sólo algunos viejos locatarios del Mercado Constituyentes recordaban por su chimenea de acero color naranja, y que se localizaba en la esquina de avenida Madereros (hoy Constituyentes) y Periférico, donde hoy se encuentra el Papalote Museo del Niño.

Tomada la punta de la madeja, el resto de la historia comenzó a descorrerse en archivos públicos y privados, como el del Grupo Ingenieros Civiles Asociados (ICA) y el Despacho Legorreta Arquitectos, el General de la Nación (AGN) e Histórico de Notarías, además de acervos hemerográficos, para dar cuenta del establecimiento de la Fábrica Nacional de Vidrio en 1936, en terrenos del otrora Rancho del Castillo y Lomas de Santa Ana, el cual fue parte de la Hacienda Molino del Rey, en el siglo XIX.

“Estas áreas industriales se desarrollaron alrededor de Los Pinos —ya erigido como residencia presidencial—, con un financiamiento mayoritario de parte del gobierno mexicano y un porcentaje menor de capital extranjero, con la idea de que proveyeran las necesidades del país. La producción de la Fábrica Nacional de Vidrio iba en buena medida para el suministro de los desayunos escolares y para el propio Ejército, mientras que la industria de asbestos contribuía a la pavimentación de caminos”, explicó la responsable del proyecto arqueológico, María de Lourdes López

AG

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