La representación del Viacrucis en Iztapalapa es una festividad religiosa que se ha transmitido de generación en generación y que se volvió parte de la idiosincrasia de los lugareños. Según la antropóloga Mariángela Rodríguez Nicholls, en su en su artículo “Los insólitos caminos de la tradición: Semana Santa en Iztapalapa”, el origen de esta tradición se remonta a hace 174 años y tiene que ver con la manera en la que los españoles evangelizaron el lugar y cómo los indígenas mezclaron la nueva religión con sus antiguas tradiciones.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) el Cerro de la Estrella, ubicado en el centro de la alcaldía Iztapalapa, ha sido el escenario de dos tradiciones religiosas en diferente tiempo. En primer lugar, en la época prehispánica, tenía lugar la ceremonia del Fuego Nuevo, que era la más importante del ciclo ritual de los mexicas, pues simbolizaba el final y el inicio de una era (el equivalente conceptual de un siglo).
Tres siglos después, los pobladores acudían a las faldas del cerro a venerar al Señor de la Cuevita, una imagen religiosa de Jesús de Nazaret que llegó al lugar desde Oaxaca en 1687 y que, según cuentan los habitantes, jamás se quiso ir.
EPIDEMIA ORIGINÓ LA PASIÓN DE CRISTO EN IZTAPALAPA
Mariángela Rodríguez Nicholls menciona en su artículo que uno de los factores que influyeron en el nacimiento de la representación de la Pasión de Cristo de Iztapalapa fue el teatro edificante, que formaba parte de las prácticas culturales que adoptó la población novohispana durante el proceso de evangelización.
Por aquella época, la gente de la Ciudad de México y de Iztapalapa comenzó a enfermar de vómito y diarrea, y presentaban síntomas de deshidratación y dolores de cabeza. Era el cólera que venía del viejo continente. La epidemia trajo consigo grandes estragos, por lo que el pueblo de Iztapalapa decidió acudir a la cuevita para pedirle a su guardián que pusiera fin a la enfermedad.
“A raíz de esta flageladora enfermedad surgieron algunas fiestas religiosas; una de ellas fue la de Semana Santa en Iztapalapa. Tales acontecimientos incidieron en la conformación de esta práctica de religiosidad popular, en particular el teatro evangelizador”, menciona la doctora en su artículo.
Desde entonces y hasta la fecha, se sigue realizando esta fiesta religiosa en Iztapalapa con el fin de agradecer al Señor de la Cuevita por haber detenido la mortandad en 1848.
Uri Celeste Mosco Ramírez, la mujer de 27 años que interpretará este año a la Virgen María, mencionó en una reciente entrevista que la pandemia de COVID-19 recordó a los pobladores de Iztapalapa el origen y motivo de esta tradición.
JVR
