A un año y siete meses de que colapsara la techumbre que protegía la Casa de las Águilas en el Templo Mayor, esta zona estrena nuevo techo y reabre al público. La nueva estructura, que significó un presupuesto de 14 millones de pesos, pagados por la aseguradora del INAH, es más ligera, más amplia y tiene un tiempo de vida útil de entre 10 a 15 años, informó este martes durante un recorrido por la zona arqueológica Patricia Ledesma, directora del Museo Templo Mayor.
A diferencia de la anterior que pesaba 22.5 toneladas, la actual es de 22.3; la antigua era de 750 metros cuadrados y la nueva de 800. La estructura que sostiene la cubierta es de tridilosa; y el techo es de un material que tiene dos capas de un polímero y adentro un aislante, lo cual la hace más resistente y ligera, abundó María Díaz de León, jefa del departamento de restauración del Museo Templo Mayor.
Se cuidó que fuera una protección discreta que no compitiera con los edificios que están alrededor del máximo recinto sagrado mexica.
“Teníamos que cuidar que no compitiera la cubierta moderna con los edificios históricos de alrededor, entonces tiene que ser una construcción moderna y discreta; por otro lado, no podíamos poner soportes muy grandes, estaríamos destruyendo el piso prehispánico, los soportes son los mismos, son 12 en total, lo único que se hizo fue reforzar el soporte de manera muy discreta con concreto; y en lugar de ser un soporte vertical, es en V, eso le permite a la cubierta soportar más peso”, apuntó Ledesma.
El proyecto estuvo a cargo de la empresa TGC Geotecnia, que ha trabajado en proyectos como la corrección geométrica y endurecimiento del subsuelo de la Catedral Metropolitana, para mitigar su hundimiento.
La sustitución del techo tuvo distintas etapas, la última consistió en la colocación de la cubierta, lo cual demoró tres meses y culminó a finales de julio pasado, pero todavía se terminaron detalles como la colocación de cámaras de vigilancia y lámparas de luz, entre otros.
“Se terminó de colocar la estructura, pero estaba protegido el lugar, la protección no podía ser retirada de un día para otro por lo mismo que ya tenía más de un año de esa forma, tuvimos que hacerlo de manera paulatina para que no hubiera cambios climáticos, se cambiaron barandales, se amplió la reja, se pusieron cámaras de seguridad, luz”, precisó Díaz de León.
Mientras que Alejandra Frausto, secretaria de Cultura, agregó: “Por eso llevó tiempo, no es una cuestión de dinero sino una cuestión de especialidad”.
La Casa de las Águilas es un importante edificio por la cercanía que tuvo con el Templo Mayor, de acuerdo con Patricia Ledesma, a partir de las investigaciones del arqueólogo Leopoldo López Luján, se ha podido saber que era un sitio donde se realizaban ceremonias privadas de la alta nobleza.
“Suponemos que aquí se realizaban eventos muy importantes, muy privados, y también es probable que se hayan hecho rituales de cambio de un gobernante, cuando moría un gobernante se traía acá, se mantenía un par de día y aquí hacía la penitencia el nuevo mandatario que aparecía ante todos en Templo Mayor”, explicó.
Las banquetas que están alrededor son de suma relevancia porque ahí los mexicas hicieron una procesión con un estilo tolteca cuando la ciudad de Tula ya tenía 300 años de haber desaparecido.
“Es una procesión que converge en unos centros con una bola de heno, con puntas de maguey con sangre, que habla del autosacrificio que se realizaba por los gobernantes, sacerdotes y guerreros para demostrar fortaleza física y emocional”, agregó.
Como una medida preventiva en lo que resta del año y el primer semestre del 2023 se trabajará en la sustitución de los techos que protegen los templos rojo, norte y sur, y de la etapa 2 la zona arqueológica del Templo Mayor, labores que tendrán una inversión de siete millones de pesos, provenientes de una ampliación presupuestal que hizo la Secretaría de Cultura, informó Ledesma.
JVR