Tras un año sin precedentes y aún marcado por la pandemia, la danza, en sus diferentes manifestaciones, se hizo presente en lo que para muchos fue el retorno a los escenarios y donde el arte del cuerpo en movimiento reclamó su lugar en los espacios que siempre lo acogieron.
Danza contemporánea
La compañía Delfos Danza Contemporánea, con sede en Mazatlán, Sinaloa, estrenó el programa Vientos de cambio, espectáculo que reunió coreografías de Xitlali Piña Poujol y Víctor Manuel Ruiz. En esta remembranza escénica, la agrupación deja en claro el porqué, a casi 30 años de su fundación, sigue estando a la vanguardia. Por otra parte, la destacada bailarina y coreógrafa Lola Lince siguió generando terrenos de contemplación con su pieza El sentimiento del tiempo, suceso escénico que surge desde una sobriedad minimalista y pone en evidencia una pieza con un alto nivel de estética visual, la cual se construyó durante el confinamiento, en colaboración con el artista visual Mauricio Ascencio.
Otro de los artistas que sin duda nos conmovió este año fue el actor, bailarín y coreógrafo Antonio Salinas con su obra La mediación de la tormenta, pieza que celebra el encuentro entre personas después del encierro por la contingencia sanitaria y que sin duda reafirma la versatilidad del artista en terrenos donde la danza y el teatro, al confluir en armonía, pueden generar un sentimiento de anhelo. Por otro lado, el performer Alejandro Chávez Flores, con su pieza El gran salto, nos regaló una carismática y fuerte interpretación al indagar en las razones que empujan al ser humano a buscar trascender desde su propia historia. Además, la performer Zuad Atala, en su obra Deshacer la forma, nos permitió ser testigos de una propuesta visual que, desde la plástica, invita al espectador a contemplar y zambullirse en el vacío de las cosas. Altamente recomendable.
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Siguiendo con los encuentros contemplativos y piezas con un alto nivel de estética en su construcción visual, sonora, lumínica y plástica, la compañía Cuatro x Cuatro, dirigida por el bailarín y coreógrafo Shantí Vera, nos compartió Disolver, obra que, desde la memoria, nos deja saber estar en medio de las cosas: entre lo afectivo y sensible que aún prevalece en este mundo. En esta pieza, no podemos dejar de mencionar el gran trabajo lumínico de Jessica Elizondo y las grandes interpretaciones de Sendic Vázquez y Luis Vallejo “Termy”, entre otras cualidades.
La compañía de danza contemporánea Contempodanza, bajo la dirección interina de Ma. Teresa Lugo y la Coordinación Artística de Jorge Ronzón, presentaron, en el marco de su 35 aniversario, La Flama en el espejo, de la coreógrafa Cecilia Lugo. Esta pieza en particular contiene un momento que sobresale por la magia que encierra; en el escenario, bailarinas danzan en círculo alrededor de una “hoguera”. Simplemente alucinante y bien lograda. Entre muchas cosas, destacan la iluminación de Ivonne Ortiz y la participación especial de la soprano Tathanna Massad.
Ballet
En el terreno de lo magno, DESPERTARES, del bailarín mexicano Isaac Hernández, resaltó por las participaciones de los bailarines principales del San Francisco Ballet, Esteban Hernández y Misa Kuranaga, quienes interpretaron magistralmente Tchaikovsky Pas de Deux. El rico programa llegó al clímax con la intervención del bailarín Chey Jurado y la cantante Geo Meneses, quienes demostraron magistralmente que cuando el cuerpo y la voz se mezclan se pueden lograr momentos inolvidables. Por otro lado, la gala “ELISA Y AMIGOS” de la bailarina mexicana Elisa Carrillo, resaltó por su particular curaduría dirigida hacía el momento cúspide de la noche: Bolero de Maurice Béjart. Sin duda, Lucía Lacarra y Matthew Golding destacaron con sus interpretaciones. Asimismo, la participación de la Compañía Nacional de Danza, que presentó All Long Dem Day del coreógrafo alemán Marco Goecke, dejó vibrando a más de 10 mil espectadores en el Auditorio Nacional, distinguiéndose Moisés Carrada Palmeros y Erick Santamaría Landa; bailarines que exhibieron gran fuerza y precisión al ejecutar la obra del alemán.
La Compañía Nacional de Danza, dirigida por Elisa Carrillo y Cuauhtémoc Nájera, tuvo un gran año en los escenarios con 96 funciones de danza, destacando la participación de Valeria Mariaud con el Ballet Nacional de Cuba; la inclusión de la agrupación en Festivales Internacionales; la despedida de la primera bailarina Agustina Galizzi con ¡Esquina bajan! de Nellie Happee y la primera temporada de ParaleloCND, semillero de nuevos talentos en puntos de creación estratégico, más allá de la danza. Por lo anterior, destacan las obras Penumbra de Sonia Jiménez y Amor de Jacqueline López; ambas interpretadas por Ixchel Gómez, bailarina tenaz, apasionada en cada movimiento y con un singular deseo de sorprender en cada paso e interpretación. También resalta la participación de Yubal Morales con la coreografía Ícaro, la cual fue escenificada por el bailarín Alonso Tepetzi, un intérprete con garra y potencia.
Folclor mexicano y flamenco
En el folclor mexicano, destacaron las participaciones de Paula Villaurrutia con la obra Mujer Raíz y el Ballet Mexcaltitán de la Ciudad de Tepic con el cuadro Leyenda y tradiciones del viejo Nayarit. Además de la celebración del 47 aniversario de la Compañía Nacional de Danza Folklórica Nieves Paniagua.
En el terreno del flamenco, 2022 estuvo protagonizado por el recién inaugurado tablao-restaurant Juncal de la bailaora María Juncal. En este espacio se dieron cita grandes exponentes del Flamenco como Pilar Fernández, Alejandra Aguila, Paula Rodríguez, José Alberto Cortés, Iván Vargas, María Martha Rodriguez, Marién Luévano, Karime Amaya, entre otros. Por otra parte, el Ballet Nacional de España, dirigido por Rubén Olmo, volvió a pisar el Palacio de Bellas Artes, después de 18 años de no hacerlo. Un agasajo visual en todo los sentidos. Por último, también destacó el tablao-restaurant LUANCO, bajo la dirección de Karina Jiménez, noches de flamenco para ser recordadas por mucho tiempo. Dicho esto, se destaca la participación del bailaor Ángel Vázquez: sin duda, promesa del flamenco mexicano. Por otro lado, resalta la participación del espectáculo ¡VIVA! de Manuel Liñán, en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.
Finalmente, uno de los exponentes del perfomance con mayor visibilidad a nivel mundial, cuya obra transita en los límites del teatro, danza y artes visuales, llegó por primera vez a nuestro país con una fascinante puesta en escena: Orientación transversal del griego Dimitris Papaioannou, de manera exclusiva para el 50 aniversario del Festival Internacional Cervantino.
Este año sin duda hubo mucha danza que ver y poco tiempo para estar en todo lados… Sin embargo, se reconoce a todos los artistas y creadores del cuerpo en sus diferentes latitudes y terrenos que siguen con la responsabilidad de generar espacios de creación, vinculación y encuentros para que la danza en México siga creciendo.
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