En el mundo hubo una seria preocupación por los ataques a obras, por parte de activistas, y el bloqueo que sufrieron artistas de Ucrania y de Rusia derivado del conflicto bélico.
A casi dos meses de iniciar el año, el 21 de febrero, Rusia invadió a Ucrania, un conflicto que escalaría a otros ámbitos, incluido el cultural. Directores de orquesta, músicos y vocalistas fueron vetados de Europa y Estados Unidos por apoyar al presidente ruso, Vladimir Putin, o por no pronunciarse en favor de la paz.
Entre los afectados se encontraron el director de orquesta y director del Teatro Mariinsky, Valery Gerviev; y la diva de la ópera, Anna Netrebko, a quien le cerraron las puertas en la Met Opera de NY. Hizo una pausa y en abril volvió a los escenarios con la Ópera de Montecarlo y tiempo después en el Teatro Colón de Argentina.
Mientras que en la segunda mitad del año por lo menos cinco ataques a obras se registraron en museos del mundo.
El primero ocurrió con una copia de La última cena de Leonardo da Vinci; a este hecho le seguirían las agresiones contra La Masacre en Corea, de Pablo Picasso; Los girasoles, de Vincent van Gogh; Los almiares, de Claude Monet; y La joven de la perla, de Johannes Vermeer.
Cien responsables de museos del mundo se manifestaron en contra y después fueron condenados dos activistas.