¿Estaba destinada la Caída de Tenochtitlan?

Concepto del tiempo, clave para entender las profecías

El historiador Patrick Johansson habla con <i>La</i> <i>Razón</i> acerca de cómo los pueblos mesoamericanos pensaban en ciclos y no de forma lineal; detalla qué eran los días baldíos

Códice Fejérváry-Mayer, el cual se refiere al calendario adivinatorio. Foto: National Museums Liverpool

En el mundo occidental cada nuevo año es un tiempo lineal y continuo, una noción del tiempo que actualmente tenemos por herencia de la Conquista; sin embargo, no siempre fue así, para los antiguos pobladores mesoamericanos el paso de los días era cíclico por lo que lo que ocurría en el presente o en el futuro se podía comprender mirando hacia el pasado. Muestra de ello fue por ejemplo, la derrota de Cuauh-témoc, que según las profecías nahuas era un destino inevitable.

“Para el mundo indígena el tiempo era cíclico, a diferencia del tiempo lineal occidental que avanza del pasado hacia el futuro, en este caso mientras se acerca el futuro te acercas al nuevo pasado. Los antiguos mexicanos pensaban que todo lo que ocurría en el presente o en el futuro estaba potencialmente contenido en el pasado”, explicó a La Razón el historiador y nahuatlato, Patrick Johansson.

Comentó que tras la caída de Tenochtitlan, lo que se ve en los antiguos indígenas es una negación total, porque estaban convencidos del destino. “Pensaban que no se podía hacer nada en contra de eso, se sometieron, sí hubo revueltas también, porque el maltrato de los españoles hacia los indígenas hacía que se rebelaran, pero en términos del destino aceptaban porque según sus propias profecías había sido anunciado todo eso”, agregó.

Para el mundo indígena el tiempo era cíclico, a diferencia del tiempo lineal occidental que avanza del pasado hacia el futuro. Pensaban que todo lo que ocurría en el presente o en el futuro estaba contenido en el pasado
Patrick Johansson <br>Historiador

De acuerdo con el calendario prehispánico existían cinco días baldíos que eran considerados nefastos, Cuauhtémoc fue investido como huey tlatoani justo en ese periodo, por lo cual se creía que estaba destinada su derrota ante los españoles y con ello la caída de Tenochtitlan.

“Los frailes entendieron muy bien la cuenta de los años, de los días, pero no la de los meses que incluye los cinco días baldíos, habría que hacerse esa corrección, porque los días baldíos no se contaban porque no estaban amparados por una deidad en términos astrológicos, pero sí contaban en sistemas de cómputo, entonces eso cambió totalmente la noción del tiempo. Los mexicas como todos los indígenas de Mesoamérica dependían muchísimo de las profecías y prodigios, entonces pensaban que lo que iba a ocurrir tenía que haber ocurrido”, detalló Johansson, quien es miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.

El investigador ha cotejado los cálculos de los días baldíos y profecías en códices como el Fejérváry-Mayer y el Laud.

“Es muy importante, no sólo conocer mejor el calendario de las veintenas de los meses, sino también la dinámica, porque cada cuatro años, según lo que planteo, el mes regente de la cuenta de los meses cambiaba, algo muy relevante, porque no se había considerado desde ese punto de vista. Cuauhtémoc según los planteamientos indígenas, iba a perder la guerra porque había sido nombrado, investido durante los días nefastos”, aseveró.

Edición facsímil del códice boturini. El historiador adelantó que alista la publicación de una edición facsimilar del Códice Boturini, una de las principales fuentes de conocimiento de la historia de los mexicas, pues relata la peregrinación que hicieron desde Aztlán hasta el Valle de México.

“Es un documento muy importante que no ha sido analizado de manera total, lo que hago es hacer una lectura en función de lo que parece ser la semiología de la imagen y los códices prehispánicos; especialmente todos los contextos que hay, porque aparentemente el códice es sencillo, pero no es así”, comentó.