Su nombre: Luisa Josefina Hernández. Edad 94 Nacionalidad: mexicana. Se trata de una de las escritoras de nuestro país más importantes del siglo XX, quien pertenece a la llamada Generación de Medio Siglo como Jaime Sabines, Salvador Elizondo, Ricardo Garibay y Dolores Castro.
De su gran cantidad de obras en 2020 publicó la novela "Las confesiones" (FCE), que hoy se está reeditando y que “realza las mezquindades espirituales del México contemporáneo para presentar una novela colmada de pensamientos, chismes y habladurías funestas que hunden al personaje principal”.
Sí, Luisa Josefina Hernández comenzó a destacar por ser brillante e independiente como las mujeres que ella pinta en varias de sus obras. Se despojó de sí misma y compartió la palabra cruda; las miradas, descripciones ociosas y entonaciones al demonio… la charla se hizo por correo, casi secretamente en medio de un silencio absoluto sin más testigos que su hija, la directora y actriz Mercedes de la Cruz, y una mensajería de moda.
Luisa Josefina Hernández (Ciudad de México 1928), destaca como novelista y escritora teatral, pero también ha sido traductora, ensayista, crítica, y catedrática de la UNAM donde sustituyera al controvertido y erudito Rodolfo Usigli, de quien fuera alumna distinguida, de él nos comenta: “El alumno favorito de Usigli fue Jorge Ibargüengoitia, definitivamente”.
Una imagen: Usigli duro de oído, con problemas de estrabismo, con bastón… y apenas de unos 47 años. Calvo también. Con un magnífico don de la palabra: frases redondeadas, bien sonantes significativas, buena voz, inteligencia deslumbrante. Muy delicada sensibilidad.
- ¿Cómo fue que Seki Sano de maestro se convirtió en su amigo?
Seki Sano nunca fue mi maestro. Desde que nos conocimos me asignó el papel de colaboradora… lo cual no quiere decir que los catorce años que trabajé a su lado (traducciones, textos, obras) no significan para mí un intenso aprendizaje del arte dramático. Hasta los últimos días de su vida.
- Decía Tenessee Williams que el teatro lo usaba para hablar del odio del que están hechas las relaciones humanas; ¿para qué lo usa o escribe usted?
Espero que sea para mostrar algunas facetas de los seres humanos, problemas, emociones. De ningún modo para mostrar sentimientos negativos; sentimientos en general diría yo. Comunicación.
- Con la beca Rockefeller vio y estudió teatro en Nueva York, al impartir un curso estuvo en La Habana varios meses, vivió en Alemania… Ha viajado. ¿Qué le aportaron a su teatro esas experiencias? ¿Esto influyó para que su obra esté traducida a varios idiomas?
Los viajes abren horizontes en general. Pero valoro mi experiencia del teatro en Nueva York, porque en México no había entonces (1955) nada ni remotamente parecido a la perfección de las puestas en escena que tuve la oportunidad de ver. Aunque hubiera por excepción representaciones importantes. De los otros países puedo decir, que valoro experiencias personales, pero no necesariamente referidas al teatro. Eso no influyó para tener textos traducidos.
- Usted es egresada de la UNAM y ésta institución le otorgó el máximo título que da, nombrándola Maestra Emérita. ¿Qué opinión tiene de lo que hoy es la Universidad, del teatro que ahí se exhibe?
Hace ya muchos años que vivo en Cuernavaca y no conozco el teatro universitario digamos que de los últimos quince. Excepto el de aquellas representaciones de textos míos que mucho agradecí.
Luisa Josefina Hernández ha obtenido premios y reconocimientos como el “Magda Donato” el “Xavier Villaurrutia” o el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2002”.
Pertenece a la generación de Jorge Ibargüengoitia, Elena Garro, Carlos Solórzano, Rosario Castellanos, Emilio Carballido… pero aclara, “el mejor dramaturgo de todos fue Sergio Magaña”.
De su generación nos comenta: “Fue la mía una generación con suerte y ventajas. Contamos con el patrocinio del gobierno mexicano a través de varias instituciones, también de la UNAM, y de algunas asociaciones como la Unión de actores. Con excepción de Emilio Carballido, no hicimos un teatro que se sostuviera a sí mismo, ni tuvimos éxito popular. Sé que ahora es distinto pero no sé cómo es.
- De ellos tuvo especial amistad con Emilio Carballido, quien le regaló hasta un piano que ahora creo que acostumbra tocar… ¿Qué es lo más simbólico que recuerda de él?
Su generosidad, puesto que me regaló “hasta un piano”. En realidad me dio el piano de su madre, porque tenía yo espacio y voluntad para cuidarlo. Pero generalmente toco en otro. Fue mi amigo más de sesenta años. ¿Qué puede decirse? Seguramente llegamos a conocernos bien…
- Entiendo que también tuvo amistad con Rosario Castellanos. ¿Cómo fue?
Conocí a Rosario en el colegio Luis G. León, ese donde estudiamos ambas, con tres años de diferencia. Luego nos vimos en la Universidad. Rosario era una de las grandes inteligencias que ha dado México. Excelente poetisa. Muy culta, muy brillante. Siempre pudo contar con mi cariño y admiración.
Con más de 60 obras y en prosa, a su decir “menos de la mitad” entre sus obras están Los frutos caídos; Los huéspedes reales; Armas blancas…conejos dorados; Historia de un anillo; El orden de los factores, Los grandes muertos, y un trabajo de once obras teatrales independientes entre sí, de las cuales algunas ya han sido representadas y por ahí, un melodrama Algeciras, puerto de Cadiz “Una historia de clase media baja…” y la que hoy se reedita Las confesiones (FCE) 2022.
- Se ha hablado en su obra de temas como su preocupación por la fe en Dios, de misticismo ¿Qué otros temas le han preocupado?
Digamos que en mis obras el misticismo ha ocupado un lugar menor a la cuarta parte. Me interesan temas de justicia social y en general temas de justicia humana. No me gusta el sexismo, ni el clasismo y vivo en un país donde abundan ejemplos. Ojalá desaparecieran, de eso se trata mi obra.
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cehr