Agrupación vuelve a Bellas Artes

Expanden legado de José Limón en la Dance Company

Con danzas mexicanas y Madre migrante, una obra de Raúl Tamez, se evocan las aportaciones del artista; presentan estas piezas en el Festival Internacional de Danza Lila López

El penacho de la danza de quetzales honra a la cultura mexicana. Foto: Cortesía INBAL/Limón Dance Company

En San Luis Potosí, San Luis Potosí

l legado del coreógrafo y bailarín mexicano José Limón (Sinaloa, 1908-Nueva Jersey, 1972), permanece y se expande en la Limón Dance Company, a través de trabajos como Danzas mexicanas, creada a partir de fotos, dibujos, escritos y notas personales del artista; o de colaboraciones como la de Raúl Tamez con la obra Madre migrante, piezas que la agrupación presentó ayer en el Festival Internacional de Danza Lila López y que el próximo fin de semana llegará al Palacio de Bellas Artes, como parte de su estreno en México.

“Nos estamos haciendo cargo de ese legado, se respetan los principios y conceptos con los que empezó la compañía, pero también vemos cómo podemos adaptar las ideas y las coreografías del repertorio con el mundo de ahora. Nos conectamos con diferentes coreógrafos contemporáneos, las historias que queremos contar con ellos son importantes, no solamente es la voz de Limón, sino también cómo se relaciona con diferentes bailarines, coreógrafos, profesores”, comentó a La Razón Eric Parra, bailarín de la Limón Dance Company, fundada en Estados Unidos en 1946 por José Limón y Doris Humphrey.

En esa impronta de preservar las aportaciones de José Limón y adaptarlas al mundo actual, el director artístico de la agrupación, Dante Puleio, revisó los archivos del coreógrafo contenidos en el Libro de ideas para concebir la pieza Danzas mexicanas, en las que representa cinco figuras que fueron centrales para el artista: el indio, el peón, el caballero, el revolucionario y el conquistador.

Vemos cómo podemos asegurar que cada persona se pueda ver en el escenario con nosotros (...) algo importante de la agrupación y técnica es que se basa en el triunfo del espíritu humano
Eric Parra, Bailarín de la compañía

“Son cinco diferentes solos que nos muestran los procesos creativos de José Limón, podemos ver qué lo inspiró para hacer diferentes movimientos, distintas estructuras coreográficas. Es como la historia del proceso de conocerse a sí mismo, su identidad, no sólo como hombre sino como artista, cómo involucró todo eso en las coreografías que tiene”, detalló Parra, quien en la pieza representa al Indio, figura conectada con la naturaleza.

“No existe el registro de un video, todo esto lo genera Dante a partir de lo que piensa que pudo haber hecho Limón”, añadió en entrevista Raúl Tamez.

Danzas mexicanas se presentó ayer en San Luis Potosí, junto con Madre Migrante, de Raúl Tamez; y Suite from a Choreographic Offering, pieza en memoria de Doris Humphrey. Con este mismo programa la Limón Dance Company regresa al Palacio de Bellas Artes, el próximo 5 de agosto, a las 17:00 y a las 20:00 horas.

Sé que Madre migrante es muy emocional, que va a tocar fibras, tengo muchas ganas de ver cómo va a reaccionar el público en Bellas Artes, hasta qué lugar se van a conectar con su pasado
Raúl Tamez, Coreógrafo y bailarín

Madre Migrante es una obra que la agrupación comisionó a Tamez, el primer coreógrafo mexicano en colaborar con la Limón Dance Company. Al artista se le pidió concebirla a partir de la pieza Tonantzintla (1951).

“Respeto mucho el legado de Limón, nunca imaginé que fuera a ser invitado a participar en esta compañía, además con una comisión muy especial, lo cual es revelador por los procesos políticos y sociales que ocurren en Estados Unidos, son tiempos en que se está volteando la vista a la comunidad latinoamericana en aquel país. Esto hace 10, 20 años era algo de lo que no se hablaba o era impensable. Me gusta ser parte de este movimiento, esta transformación”, dijo.

Para crear la pieza el también bailarín pasó tres semanas en Cholula, Puebla, donde se encuentra la iglesia Tonanzintla, la cual destaca por el sincretismo que plasmó la comunidad indígena de ese lugar y que inspiró a José Limón hace más de 50 años.

“En su pieza, Limón celebraba esa hibridación, el mestizaje, pero cuando estuve ahí me quedé muy triste, porque todas las personas que practicaban estos rituales religiosos, los artesanos, quienes hacen los penachos de la danza de los quetzales, es gente muy marginada, que vive en pobreza. Además, el templo de Tonanzintla se construyó sobre el adoratorio de Coatlicue, sentí mucho dolor y tristeza, entonces decidí hablar en mi pieza de ese proceso de masacre, aniquilación del pasado mesoamericano, pero dar paso a la esperanza, porque a pesar de todo somos un pueblo bastante resiliente”, resaltó.

Quiso honrar también a la cultura mexicana, por eso incluyó elementos simbólicos como el penacho de quetzales, una deconstrucción de la danza del venado, la danza de la pluma o los huipiles chinantecos, sin dejar de lado el fenómeno migratorio.

“Quise hablar brevemente, pero con profundidad del fenómeno migratorio, lo que sucede con los migrantes que mueren en el desierto, utilicé el canto cardenche, que lo expresa bien en letras como ‘ya me voy a morir en el desierto’, porque pareciera que es mejor morir en el desierto que seguir en la terrible realidad de la pobreza que hay en nuestro país”, apuntó Tamez.

Para los bailarines de la Limón Dance Company, agregó Eric Parra, fue una experiencia impactante y de suma importancia, porque fue conocer más sobre la cultura mexicana, pero también para algunos conectar con sus raíces, como le ocurrió a él, de origen colombiano.

  • Cuándo: 5 de agosto
  • Dónde: Palacio de Bellas Artes
  • Horario: 17:00 y 20:00 horas