Enviada a San Luis Potosí, San Luis Potosí
El coreógrafo y bailarín mexicano Raúl Tamez recibió una ovación de pie la noche del domingo en la clausura del Festival Internacional de Danza Contemporánea Lila López, en San Luis Potosí, tras el estreno en México de la pieza “Madre migrante” con la agrupación estadounidense Limón Dance Company.
El Teatro de la Paz, que estuvo abarrotado –tiene un aforo de mil 300 personas—se rindió ante la obra “Madre migrante”. El público conmovido y lleno de emoción se puso de pie y aplaudió a los bailarines de la Limón Dance Company y a Raúl Tamez, quien se encontraba entre las butacas como espectador.
La función de la Limón Dance Company era una de las más esperadas en el festival, una hora antes de que iniciara había una larga fila afuera del Teatro de la Paz y conforme los minutos pasaban ésta se extendía más y más hasta rodear la explanada que se encuentra fuera del recinto.
Al iniciar la obra “Madre migrante” el público estaba expectante, apareció en escena un grupo de bailarines ataviado con un vestuario café, mientras sonaba el canto cardenche “A morir en los desiertos”, un lamento lleno de tristeza que se sentía aún mayor cuando de momentos se escuchaba el grito desgarrador de una mujer.
Y es que la obra, que se estrenó a nivel mundial en febrero del 2022 en el The Joyce Theater, de Nueva York, aborda temas como los procesos de colonización en México, la tragedia que hay detrás del éxodo y la manera en que los mexicanos han logrado ser resilientes.
“Madre migrante” se caracterizó por la destreza con la que los bailarines ejecutaron algunas secuencias, como algunos saltos y cargadas. Además de contar con elementos de la riqueza cultural mexicana: en una parte de la obra bailarines cargan a un intérprete que porta un penacho de quetzales, lo cual da como resultado una belleza visual en el escenario; se proyecta una imagen de la iglesia de Tonantzintla, que fue el punto de partida del montaje; los artistas portan huipiles y atuendos típicos de México y la música es un elemento que también rinde tributo a nuestro país.
La primera parte de “Madre migrante” está llena de tristeza y dolor, pero después hay un cambio drástico en el cual el coreógrafo da un mensaje de esperanza y celebra la riqueza cultural de México, se incluye, por ejemplo, una reinterpretación de la “Danza del venado”, con elementos folclóricos, pero también muy contemporáneos.
Se presentan estampas de la mexicanidad llenas de una belleza visual poética, pero también la obra nos hace sentir que pese a todo –la violencia exacerbada en el país, la marginación, la pobreza y las injusticias— hay esperanza.
Raúl Tamez en algunos momentos hace guiños a la técnica desarrollada por el fallecido coreógrafo y bailarín mexicano José Limón, principalmente las aportaciones referentes al principio de suspensión, ése pequeño instante en el que se reta a las leyes de la gravedad y un intérprete deja su cuerpo suspendido antes de una caída.
Antes de “Madre migrante”, la Limón Dance Company presentó dos piezas: “Danzas mexicanas”, cinco solos en los que se hizo un recorrido por la historia de México y por el legado de José Limón; y “Suite from a Choreographic Offering”, pieza en la que se rinde tributo a Doris Humphrey, uno de los referentes indiscutibles de la danza moderna.
En esta última pieza se vio a bailarines ataviados en leotardos coloridos que contrastaban con el fondo azul que se dispuso en el escenario. La obra fue un recorrido por la exploración que hizo Humphrey sobre el movimiento del cuerpo.
El programa que presentó la Limón Dance Company llegará al Palacio de Bellas Artes, en la Ciudad de México, el próximo sábado 5 de agosto, a las 17:00 y 20:00 horas. También hay gran expectativa, porque es el regreso de la agrupación estadounidense a este recinto tras varios años de ausencia.
fgr