Libro Los ojos de mi padre

Novela profundiza en la figura paterna más allá del proveedor

Isabel Ibáñez de la Calle cuenta la historia de un hombre cuya vida se trastoca cuando su hijo muere en un accidente; se cuestiona el papel que ejercía en su familia

La narradora, en una foto de archivo.
La narradora, en una foto de archivo. Foto: Editorial Suburbano

Los ojos de mi padre (Suburbano Ediciones, 2023): novela debut de Isabel Ibáñez de la Calle (Ciudad de México, 1984) que sorprende por el despliegue de un discurso de cabal madurez narrativa. Fabulación enclavada en el descubrimiento de un enigma familiar que, asimismo, explora en los complejos vínculos de la relación entre padres e hijos. Perspectiva de un hombre de 59 años insertado en la clase media cuyo propósito en la vida ha sido formalizar un matrimonio, ascender socialmente, trabajar sin descanso y legar un patrimonio para el hijo.

Hugo y Lorena deben reconocer el cadáver de su hijo, Gerardo, muerto en un accidente de tránsito. ¿Dónde estaba y con quién la noche en que murió?: pregunta que abruma al padre. La urgencia de respuestas lo lleva a indagar en los actos del primogénito: descubre la presencia de una mujer que cambió la vida del muchacho, además de descubrir que consumía drogas. En realidad, ¿conocemos a fondo la vida de los seres más cercanos? Esta novela ronda los corolarios de esa incógnita.

“Esta novela puede verse como una exploración en las secuelas del duelo tras la muerte de un ser querido; pero, el personaje del padre lleva al lector por otras rutas, por ejemplo, el rol del proveedor y sus decisiones sobre la familia. En este caso después de la muerte del hijo el núcleo familiar se desmorona, entonces este hombre comienza a cuestionar sus actos, se da cuenta que, a pesar de su esmero, no conoce a cabalidad al hijo que ha muerto”, dijo a La Razón la debutante novelista Isabel Ibáñez de la Calle, colegiada del doctorado en Literatura y Cultura en español en la Universidad de Texas.

Toda gira alrededor de la figura paterna. ¿Qué pasa con la madre? Está presente; pero, el personaje del padre es central. Tuve oportunidad de trabajar la escritura del texto con la novelista chilena Lina Meruane y ella me decía que la madre le llamaba la atención, que ella como lectora le interesaba saber más de ella. Me lo cuestioné. Ella no asume el duelo de manera doliente y el marido se lo exige, es duro con ella. En una próxima novela me propongo ahondar en ese asunto.

¿Padre abnegado por el futuro del hijo? Padre que desconoce al hijo. Consumaba el rol del proveedor. Cuando muere el descendiente se cuestiona ese papel. Se ha sacrificado por su hijo, en un contexto propio de las aspiraciones en busca del éxito de la clase media.

¿Alegoría narrativa sobre la clase media mexicana? Intento describir una clase social mexicana, la media alta. Hago referencia al Pedregal, La Roma, Santa María la Ribera, en el propósito de crear un retrato de todos los segmentos de clases media o de media alta. Me interesa indagar en las aspiraciones y el tema de las prerrogativas sociales.

¿Búsqueda de los entresijos ocultos en las relaciones con seres cercanos? Alguien querido muere y cuando escarbamos en su vida, la imagen que teníamos cambia, asumíamos una idea falsa de su conducta. Ése es el conflicto que enfrenta el personaje protagonista de la novela. ¿Qué tanto conocemos a los otros, mucho más esos seres queridos y cercanos? Hay fantasmas que rondan las relaciones entre padres e hijos.

¿Escritores determinantes en su afán creativo? Primero, Rulfo: Pedro Páramo tiene convergencia con mi novela con la diferencia de que Rulfo pone a un hijo en busca del padre; en mi caso es un padre en la búsqueda del hijo. Josefina Vicens en Los años falsos también lo hace. Yo lo concibo al revés: un padre que indaga sobre el hijo y se transforma. De esas especulaciones nació la idea de Los ojos de mi padre.

Los ojos de mi padre

Lorena vestirá jeans oscuros, una camisa blanca abotonada de principio a fin y un foulard color durazno. Tú, pantalones para hacer ejercicio, negros, con rayas a los lados. La chamarra cerrada hasta el cuello. ¿Cuántas veces te dijo Gerardo que la ropa para hacer ejercicio no se lleva a juego desde los noventa? Te sentirás. Sí. Miserable, aunque. Es difícil explicarlo. Ahora. ¿Cómo pudiste verlo así por última vez? Llegarán al Semefo. A las 9:03 de la mañana, en la Colonia Doctores de l a Ciudad de México.

Gerardo Torres Maya Bautista murió alrededor de las cuatro de la madrugada. En la calle y solo. Su cadáver a un lado del coche. El coche hecho pedazos junto al muro de contención del segundo piso del Periférico Sur. Los peritos declararon que pretendió dar una vuelta a 180 km/h, justo a la salida de Copilco, Eje 10. Según los informes del médico legista, el finado no tuvo conciencia a la hora de morir. Usaron la palabra. Finado.

Sentada en la sala de espera. Con esa insignificancia. Pequeñez que odias desde hace tiempo. Lorena decidirá no ver el cadáver. Y finalmente tú. Lo harás. Alguien tiene que tomar las riendas. Eso has hecho siempre. O lo pretendes. Te toca reconocer a tu hijo. Sabes que, si no. Esperarás sentado como un perro. Y no quieres ser un perro. Eres un perro con esa imagen. La de él. Exánime. Lo sabes. O no lo sabes. Semefo. La quijada desarticulada de Gerardo. Una. Dos. Casi tres. Casi tres horas de inmovilidad. Casi tres de eso no me está pasando a mí. Mi hijo no.

(...) No existe entrenamiento para el dolor. Rafael tu hermano sostiene la caja hasta la muerte. Te entrega los restos. Polvo eres y en polvo te convertirás. Terminaste los trámites. Morir. Burocracia. Y personas que no te van a llamar hasta la siguiente muerte. Lorena se adelantó a la casa. Andrea su hermana dormirá con ustedes esta noche (…)

Por Isabel Ibáñez de la Calle

Los ojos de mi padre
Los ojos de mi padre ı Foto: larazondemexico
  • Autora: Isabel Ibáñez de la Calle
  • Género: Novela
  • Editorial: Suburbano, 2023