Entre los años 40 y 70 del siglo pasado, el fotógrafo Héctor García tomó su cámara para retratar los contrastes que estaba dejando la modernidad en la Ciudad de México. Logró capturar desde los procesos de construcción de edificaciones emblema, como Ciudad Universitaria y la Unidad Nonoalco Tlatelolco, pero también la vida de aquellas personas que quedaron en el olvido y rezagadas en las periferias.
Parte de aquella Ciudad de México que capturó con su cámara y hoy es un archivo histórico invaluable se muestra en la exhibición Ciudad vorágine, que se inaugura mañana en el Centro de la Imagen. Reúne alrededor de 80 imágenes y entre 20 y 30 documentos de la Fundación María y Héctor García.
“Puedes ver cómo la modernidad es algo que tiene dos caras, una muy positiva y donde hay gente que se va quedando en el rezago”, compartió a La Razón la curadora Laura González Flores. La
especialista, con un grupo de estudiantes del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, investigó el archivo del fotógrafo, el cual cuenta con un millón y medio de imágenes, para seleccionar las que compondrían la muestra.
En la exhibición se puede apreciar desde la construcción de edificaciones modernas, pero también sitios donde radicaba la marginación y la pobreza de aquellos a quienes ese progreso que vivía la capital del país no llegó.
“Es como una especie de llamada de atención al ver esas fotos, tratar primero de entender que fueron condiciones que se produjeron hace mucho tiempo y que propiciaron las que ahora vivimos, pero que también hay muchas que no están superadas”, apuntó.
La muestra se divide en cuatro secciones temáticas. La primera es “Ciudad vorágine”, en la cual se da cuenta de cómo la urbe se fue llenando de edificaciones y caos vial, además se ve a gente adaptándose a esa nueva realidad.
El segundo eje, “Construcción/Destrucción” está dedicado a la edificación de nuevos espacios arquitectónicos. “Tiene que ver con la sustitución de lo viejo con lo nuevo, con la construcción de nuevos edificios, hay dos series muy importantes que refieren a la construcción de Ciudad Universitaria y Tlatelolco, que son dos espacios que forman ciudades dentro de la urbe, que tienen que ver con la modernidad arquitectónica mexicana”, explicó González Flores.
Mientras que las secciones “Olvidados” y “Márgenes” están dedicadas a los barrios menos favorecidos con la modernidad de aquella época.
“La de ‘Olvidados’ tiene que ver con la gente que vivía en las zonas muy deprimidas o las vecindades que recuerdan un modo de vida anterior y el de ‘Márgenes’ contiene tanto los espacios de los barrios marginales, lo que van a llamar la herradura de tugurios, como un cinturón de miseria alrededor de la ciudad, con otros espacios como Tlatelolco”, comentó la especialista.
González Flores destacó que si algo caracterizó a Héctor García es que en sus fotografías es evidente cómo se identifica con aquellas personas en situación de vulnerabilidad que retrata.
“Él nació en uno de esos barrios marginales, fue un niño de la calle que logró traspasar el reformatorio de Tlalpan, salió de esa marginalidad, convertirse en el gran fotógrafo que fue; entonces, diría que en toda la muestra se percibe esa cercanía afectiva del fotógrafo, porque es algo que conoce muy bien, no lo está tratando de arriba hacia abajo como otros fotógrafos que nacieron en la clase media”, dijo.
Esa cercanía, agregó, hace que tambien las fotografías adquieran un carácter autobiográfico. “Es alguien que empatiza con quien tiene adelante, incluso hay fotografías en las que él dice son como mis autorretratos, hay dos, ‘Ese soy yo’ y ‘Niño en el vientre de concreto’, que habla de la situación de los niños de la calle”, abundó.
La muestra se inaugura mañana en el Centro de la Imagen y es una de las exposiciones que se han preparado para conmemorar el centenario del nacimiento del fotógrafo mexicano. González Flores espera que esta serie de exhibiciones permitan valorar la importancia del legado de Héctor García para que se preserve su archivo.
“Hay miles de tópicos que están en el archivo. Merecería más investigación el tema de la fotografía indigenista, fotografío mucho en la provincia, ver de qué modo lo hizo, trabajó en Pemex, entonces cubre todo lo que tiene que ver con ese México que se desarrolla como una potencia petrolera; luego la foto de los años 60, 70, fotografió para la UNAM por 20 años, falta más de lo que hemos cubierto en las exposiciones.
“Necesitamos una conciencia del valor de ese archivo para que haya recursos, que haya gente que se dedique a volverlo un archivo vivo y potente, es uno de los archivos más importantes, hay pocos archivos de fotógrafos que retrataron durante 50 años la vida en México”, finalizó.
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