Entrevista con Dolores Reyes

"El asedio brutal en contra de las mujeres no disminuye"

La autora regresa al cosmos de su novela debut Cometierra; la protagonista de la historia sufre violencia obstétrica y su vida se entrecruza con una serie de desapariciones

La escritora, en una sesión de fotos.
La escritora, en una sesión de fotos. Foto: Cortesía Alfaguara

Después del éxito de su novela debut Cometierra (2019) –traducida a 12 lenguas y ensalzada como uno de los mejores libros del año por la crítica y los lectores de España, Estados Unidos y Latinoamérica--, Dolores Reyes (Buenos Aires, Argentina, 1978) entrega Miseria (Editorial Alfaguara, 2023): asombroso lienzo narrativo configurado por elementos fantásticos y policiacos a través de episodios que abordan la violencia de género dilucidados por valientes voces que atrapan al lector por el luminoso hechizo de la franqueza.

Tal vez, sin un plan determinado, Reyes publica una derivación bifurcada en ‘corolarios, secuelas y contrapuntos’ --no continuaciones-- de Cometierra. Ambas narraciones tienen el objetivo de develar las violencias y los feminicidios desde las marejadas del habla de las protagonistas (Cometierra y Miseria, respectivamente). Esta nueva fábula responde a la necesidad de insistir en la presencia creciente de la intimidación machista.

Miseria es el testimonio del asedio brutal que no disminuye en contra de las mujeres en América Latina y el resto del mundo. Sí, es cierto, nos hemos organizado y nos apoyamos entre nosotras, pero todavía no hay una brida total, un freno a las desapariciones y crímenes de niñas, adolescentes y mujeres. Confieso mis desvelos frente a todo eso, mis intranquilidades me conminan a edificar ficciones de esa realidad tan acuciante, sórdida y directa”, expresó en conversación con La Razón Dolores Reyes, también profesora de Enseñanza Primaria en Buenos Aires, donde vive con sus siete hijos.

¿Qué tienen en común las protagonistas Cometierra y Miseria? Son dos jóvenes, una de 16 y la otra de 19 años. Cometierra ha experimentado la violencia intrafamiliar de un padre que mata a golpes a su madre. Ahora, Miseria, embarazada sufre la ‘violencia obstétrica’, desanda de hospital en hospital para ver si la atienden. He querido meterme en el cuerpo de cada una de ellas. Cometierra puede ver donde se encuentran las personas desaparecidas al masticar la tierra; Miseria es ahora su aliada incondicional.

¿Personajes sustentados en experiencias personales? En Miseria recurro al recuerdo que me ronda de muchas de mis alumnas de primaria. Retome algunos incidentes para darle forma y armar al personaje de ficción. Yo era maestra de las más pequeñas; pero, me buscaban las mayores, las adolescentes, para referirme sus problemas.

¿Complicidad solidaria de dos jóvenes entrañables para los lectores? Se acompañan, atraviesan momentos aciagos, comparten emociones dolorosas. La ciudad es un desafío para ambas: negocios, edificios que tapan la luz del sol, multitudes solitarias. Cometierra tiene que acostumbrarse a todo eso. Son testigos de pliegos con rostros de mujeres buscadas por desapariciones. La maternidad de Miseria se empalma con las elecciones de vida.

¿La llegada de un bebé en convivencia con la fatalidad? Mis protagonistas están inmersas en los acasos de la vida misma. Esa espera de un bebé se da en medio de augurios de muertes y pesadillas. Cometierra ha encontrado a una amiga, casi una hermana con la gracia del vigor, a pesar de las encrucijadas: el amor es su armadura.

¿Miseria y Cometierra se complementan? Hay aquí una exploración más profunda en el personaje de Miseria, quien me demandó mucho durante la escritura. Son muy próximas, y a la vez diferentes. Cometierra es callada y reflexiva; Miseria busca la complicidad de amigos. Sí, quizá, por intuición y hechicería femenina se acompañan y se complementan.

¿Contigüidades con los universos narrativos de Mariana Enríquez y Selva Almada? Son amigas entrañables. Respeto mucho el trabajo de ambas. Asumo ecos, influjos, coincidencia con la Selva Almada de Chicas Muertas o la Mariana Enriquez de Nuestra parte de noche.

¿Lirismo “áspero, dulce, brutal y luminoso”? Son adjetivos de los críticos, los cuales no desdeño. Prefiero decir que mi intención está en transmitir conmociones a través de trazos ambientados en espacios punzantes con personajes femeninos que transitan por un tiempo de perplejidades inquietantes.

Miseria

Por Dolores Reyes

Camino rápido porque estoy contenta. Me gustó ir al hospital, sobre todo cuando la médica me hizo escuchar los latidos de mi bebé en la computadora, golpeando como los tambores de una murga.

Cruzo la calle y me llega el olor de la comida que venden en la vereda y el hambre me aprieta las tripas desde adentro. Trago saliva y es peor, todo se revuelve en mi estómago vacío y siento náuseas otra vez. Necesito algo dulce. Casi llegando al local hay chipá, rollos de queso, tequeños, pan de yemas. Muero por un marciano de durazno aunque no puedo llegar al trabajo así de tarde, con los dedos enchastrados y bañada en azúcar. Me paro enfrente de una señora con un canasto enorme y le pido dos chipás. La mujer me mira la panza, me los pasa y yo los meto en el morral. Uno para mí y el otro para la Tina. Camino rápido para contarle a mi amiga lo del hospital.

Al entrar al local está la Tina de espaldas vaciando cajas de velas sobre el mostrador principal. Me acerco y siento cómo se le pegó al cuerpo el olor de los vendedores que son como moscas y cortan, con la fuerza de sus termos de café, el perfume de nuestros sahumerios. Llegás tarde. Dice uno de los dueños. Te avisé ayer. Ya no me escucha. Controla el pedido que acaba de llegar. Cuando termina, me mira de reojo: Llegás tarde. Algunas mañanas tengo ganas de que el local se prenda fuego y quedarme mirando mientras se derriten sus millones de velas. Mi amiga sigue abriendo cajas y recargando los estantes para que se conviertan en billetes que nunca serán nuestros. Como la Tina trabaja desde que aprendió a pararse, las manos se le fueron poniendo viejas. Si te tocan raspan como las voces de las cantantes que le gusta escuchar: Thalía, Nathy Peluso, Gloria Trevi, Ayelén Baker y la Juli Laso de Cara de Gitana. Desde el principio nos caímos bien. Yo entendí que cuando los dueños salen, la Tina manda. Y ella siempre me dice que le gusta estar conmigo, aunque hable como un loro, porque le hago acordar a su hijo mayor.

Tomado del libro Miseria

Miseria
Miseria
  • Autora: Dolores Reyes
  • Género: Novela
  • Editorial: Alfaguara, 2023