Un repaso desde su infancia

Llevan a las viñetas la vida de claroscuros de Diego Rivera

Francisco de la Mora y José Luis Pescador retratan a un muralista lleno de contradicciones; “nuestra época lo ha condenado como medio macho, también fue generoso”, dice el guionista del cómic

Imagen que forma parte de la portada de la novela gráfica. Foto: Cortesía José Luis Pescador

El célebre muralista mexicano Diego Rivera fue un hombre de contradicciones, por un lado una persona generosa y preocupada por las causas sociales, frágil en los momentos que antecedieron a su muerte, pero también cruel con su primera esposa, Angelina Beloff, y con la hija que no reconoció en Europa, consideró Francisco de la Mora, quien junto con José Luis Pescador, llevó a una novela gráfica la controversial y fabulosa vida del pintor.

“Nuestra época lo ha condenado como un artista medio macho, sí fue todo eso, fue muy cruel con su primera mujer, la rusa Angelina, luego con una hija que nunca reconoció en Europa. Fue un hombre muy contradictorio, pero también muy generoso; también hay un Diego muy frágil, cuando está a punto de morir tiene miedo, quiere seguir viviendo, tiene cosas por hacer”, señaló en entrevista con La Razón Francisco de la Mora, quien estuvo a cargo del guion de la novela gráfica Diego Rivera (Grijalbo, 2023).

El libro inicia con imágenes del muralista en cama momentos antes de morir, son el preámbulo para contar su vida, desde la infancia en Guanajuato, donde escandalizó a la sociedad conservadora de la época al entrar al Templo de San Diego para pintar y romper algunos santos; pasando por su llegada a la Ciudad de México, donde a los once años ingresó a la Academia de San Carlos, luego cuando fue alumno de José Guadalupe Posada, hasta sus años en Europa, donde vivió con Angelina, a quien abandonó cuando dio a luz a su hijo, para irse con Marevna Vorobieff, con la que tuvo una hija que no reconoció.

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Para ahondar en la vida del autor de obras como Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central y Epopeya del pueblo mexicano, De la Mora consultó diversas biografías, entre éstas Diego Rivera. Mi arte, mi vida, que le dictó a la escritora Gladys Stevens March. Al consultar este libro le llamó la atención cómo el pintor hace una especie de ficción sobre su vida.

Tanto Diego como Frida fueron dos personajes que entendieron bien lo que ahora pasa cotidianamente cuando te expones al mundo y construyes quién eres
Francisco de la Mora, Guionista del libro

“Traté de hacer la investigación lo más exhaustiva que pude, siendo un personaje como Diego Rivera hay mucho material que fue imposible consultar, pero leí mucho, consulté sus principales biografías, una cosa que me llamó la atención es que el propio Rivera se da muchas licencias consigo mismo cuando cuenta su vida, en el libro con Gladys Stevens se da una serie de licencias para contar cosas que difícilmente son verdaderas, pero son muy verosímiles, me encantan que prefiero pensar que son ciertas”, comentó.

De la Mora resaltó la manera en que Diego Rivera entendió, en una época sin Internet ni redes sociales, la importancia de crear una leyenda alrededor de su figura y obra creativa.

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“Tanto Diego como Frida fueron dos personajes que entendieron bien lo que ahora pasa cotidianamente cuando te expones al mundo y construyes quién eres, porque ya no sólo uno es un ilustrador, pone su obra y eso lo representa, tu persona se vuelve importante, que cuentes tu vida a través de las redes sociales. Ellos fueron pioneros en eso, Diego construyó a esa persona que vendió al mundo”, dijo el creador de cómics.

El libro también aborda la época en que el muralista volvió a México, su relación con Lupe Rivas y cuando unió su vida a la de Frida Kahlo, con quien viajó a Estados Unidos, una etapa de bonanza creativa, pero también enmarcada por la polémica, como cuando Rockefeller mandó a destruir el mural El hombre en la encrucijada, en el que el pintor incluyó un retrato del líder comunista ruso Lenin.

En la parte gráfica, los lectores podrán apreciar guiños a las distintas etapas artísticas que atravesó Diego Rivera.

“José Luis Pescador intentó en cada capítulo tener una paleta de color que representara el lugar y el momento que estaba viviendo el muralista. Trató de replicar la forma en que dibujaba, utilizó acuarela; en el capítulo 2 van a ver una serie de páginas que tienen el estilo de José Guadalupe Posada, quien fue su maestro; en París hay un par de páginas inspiradas en el estilo cubista, y después cuando regresa a México van a ver capítulos que tienen la esencia del muralismo”, detalló Francisco de la Mora.

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