Entidad invitada de honor

Danza disruptiva sonorense se apodera del Cervantino

Se presentan piezas de Quiatora Monorriel, Margarita Danza Aquí, Producciones La Lágrima y Antares; Benito González y David Barrón hablan con La Razón de sus propuestas

Uno de los intérpretes, durante una función de 2018.
Uno de los intérpretes, durante una función de 2018. Fotos: Cortesía Ricardo Ramírez Arriola y FIC

Compañías y figuras que han sido cruciales en la danza contemporánea de Sonora y que son referentes en la escena nacional se apoderan de la edición 51 del Festival Internacional Cervantino. Quiatora Monorriel, Antares Danza Contemporánea, Producciones La Lágrima y Margarita Danza Aquí representan al estado invitado de honor con propuestas en las que exploran las posibilidades de los cuerpos, que abordan problemáticas actuales o que se internan en lo más íntimo del Ser.

Quiatora Monorriel, dirigida por Evoé Sotelo y Benito González, presenta Danza de las cabezas, una pieza que se caracteriza por movimientos en los que están la violencia y la reiteración para evocar a las máquinas y lo ritual.

“Trato de no cerrar lecturas, hacer un mosaico de imágenes para que el espectador llegue a sus propias conclusiones, pero definitivamente ahí está la enajenación, el estar día a día insistiendo en algo que probablemente esté vacío y donde no haya algo espiritual que nos esté alimentando, que nos esté llevando a ser mejores seres humanos”, compartió en entrevista con La Razón el coreógrafo Benito González, quien para el remontaje de esta obra estrenada en 2018 eligió a intérpretes originarios de Sonora.

Uno de los mayores retos de la puesta es lograr los movimientos repetitivos, por lo que el creador se dio a la tarea de investigar cómo hacerlo sin que implique un riesgo para los bailarines.

“La coreografía nos llevó a investigar cómo mover el cuerpo para intentar imprimir la potencia necesaria sin lastimarnos, fue poco a poco irlo integrando a nuestro cuerpo. Estoy intentando que se apropien de este movimiento”, afirmó.

David Barrón, durante una escena de su pieza autobiográfica.
David Barrón, durante una escena de su pieza autobiográfica. ı Foto: larazondemexico

Retomar para el Cervantino Danza de las cabezas, que se presenta el 17 y 18 de octubre en el Teatro Principal de Guanajuato; y el 20 de octubre en León, para González es un gran logro después de los retos que ha implicado para la danza volver a los teatros.

“Esperemos que de aquí vengan otras funciones, hemos intentado como Quiatora Monorriel y yo como coreógrafo reactivarnos, pero no ha sido fácil después de la pandemia, ha salido una función por acá, meses después otra, no ha sido fácil retomar al 100 las actividades. Somos bastantes suicidas quienes hacemos coreografías para siete intérpretes o más; porque resulta muy complicado moverlos, los presupuestos para cultura han estado a la baja; estar en el Cervantino para nosotros es un gran logro”, apuntó.

Otra de las grandes apuestas en el ámbito de la danza hecha en Sonora es Bleu, nostalgia heredera, monólogo coreográfico del bailarín David Barrón, pieza sensorial que desahoga sentimientos y conecta con emociones.

Se trata de una obra autobiográfica —bailada por el propio artista— que, de acuerdo con Barrón, estimula emociones a través de movimientos corporales y de románticas melodías de principios del siglo XX: “Detona sensaciones dentro de lo romántico, lo triste, lo nostálgico y llega a ser hasta doloroso, pero doloroso gozoso”, explicó a La Razón el director de la compañía Margarita Danza Aquí.

“Hay un momento en donde las emociones afloran y no sabes por dónde vienen. Justo tiene que ver con todo esto: es esa nostalgia que uno puede tener y que no es nada que te haya pasado a ti; tiene que ver con tus ancestros o con algo que heredaste que te hace sentir de una determinada forma”, apuntó.

Explicó que la pieza es muy musical y corporal, “llena de tensiones, de energías, de matices, de texturas de movimiento, en donde el espacio es íntimo y donde está alguien que no sabe que lo están viendo; siente presencias nada más, como fantasmas”, detalló el coreógrafo sonorense.

Reveló que Bleu, nostalgia heredada —pieza que se presentará en el Teatro Cervantes el 17 de octubre, durante la celebración del Festival Cervantino— surge de una anécdota familiar. Su abuela desapareció cuando su padre apenas tenía 18 años y jamás se volvió a saber de ella: “Mi papá después se casó, como a los 26 o 28 años, y nunca nos platicó mucho de este suceso, pero de repente me comencé a sentir triste, me sentí raro”, relató Barrón.

“Alguien me comentó por ahí: ‘Es esta tristeza/nostalgia que te heredó tu padre”, apuntó el coreógrafo, quien explicó que a partir de ese momento comenzó a ahondar en esos sentimientos que desembocaron en Bleu, nostalgia heredada.

“Se creó toda una composición coreográfica en donde la gente, curiosamente, también conecta. Ve personajes y los relaciona con su vida personal. Incluso hasta hay gente que ha dicho que la pieza le resulta sanadora”, detalló.

Otras dos propuestas que el público también podrá ver y de dos referentes de la danza son Las buenas maneras, de Miguel Mancillas, director de Antares Danza Contemporánea y Fisuras, de Adriana Castaños, directora de Producciones La Lágrima, ésta última es un homenaje al poeta David Huerta en el que se evocan las esculturas de Gunther Gerzso.

  • Cuándo: 24 de octubre
  • Dónde: Teatro Juárez, Guanajuato
  • Horario: 21:00
  • Cuándo: 19 y 20 de octubre
  • Dónde: Teatro Cervantes, Guanajuato
  • Horarios: 17:00 horas
  • Cuándo: 17, 18 y 19 de octubre
  • Dónde: Teatro Principal de Guanajuato (17 y 18) y León, Guanajuato (20)
  • Horarios: martes y miércoles, 18:00 horas; viernes 20:00 horas
  • Cuándo: 17 de octubre
  • Dónde: Teatro Cervantes, Guanajuato
  • Horario: 17:00 horas