Puso en vilo al público

La mesura de la guitarra de Bill Frisell retumbó en la Sala Nezahualcóyotl

Concierto en el marco del Festival CulturaUNAM; 90 minutos de un paseo por el blues, folk-jazz, country y apuntes noise

La mesura de la guitarra de Bill Frisell retumbó en la Sala Nezahualcóyotl.
La mesura de la guitarra de Bill Frisell retumbó en la Sala Nezahualcóyotl. Foto: Especial.

Ayer domingo, en el marco del Festival CulturaUNAM, Bill Frisell Trio (Bill Frisell, guitarra eléctrica; Thomas Morgan, contrabajo; Rudy Royston, percusiones) regaló un concierto memorable en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario. El célebre instrumentista de Maryland, uno de los intérpretes y compositores más trascendentes de la crónica del jazz moderno, puso en vilo al público que abarrotó el legendario recinto musical universitario.

Más de 40 años de trayectoria en la edificación de un ecléctico cosmos melódico-armonico-rítmico que va del folk-jazz con parada en la música clásica, country, marcha tradicional, blues y noise. Maestro en el uso de variados efectos sonoros (distorsiones, reverberaciones, palancas de volumen, retardo/delay...): la prosodia Frisell es sugestiva y singular; sus recursos expresivos y técnicos en la exploración de lo más avanzados presupuestos electrónicos han sido determinantes en muchos guitarristas, tanto de su generación como de los más jóvenes.

La festividad inició con “Baba Drame” (Boubacar Traore): guitarra mesurada en diálogo cómplice con el bajo acústico y las percusiones. Atmósfera enraizada en un silencio fragmentado en los equilibrios del sosiego. Frisell encadena trinos: Morgan los asume en walking calmoso, Royston proyecta cadencias intimas. / “Hour Glass”, “Valentine”, “Levees”, “Winter Always Turns to Spring” y “Keep Your Eyes open”: composiciones de Frisell glosadas desde un obstinado tempo de clemencias armónicas en que se remarcan pausas desde acompasados tejidos melódicos.

Así se vivió la mesura de la guitarra de Bill Frisell retumbó en la Sala Nezahualcóyotl.
Así se vivió la mesura de la guitarra de Bill Frisell retumbó en la Sala Nezahualcóyotl.

Entrada del estándar “A Flower is a Lovesome Think”, de Billy Strayhorn: Frisell se columpia en una afectiva propuesta instrumental que rinde tributo a Ella Fitzgerald, la mayor interprete del tema. “Electricity” (Frisell): magistral solo de Morgan derramado de guiños roncarterianos. “Wagon Wheels” (Hill/DeRose) y “What the World Needs Now is Love” (Bacharach/David): la guitarra desciende/asciende (inscripciones delay) interpolada por los vaivenes del contrabajo y las etéreas consonancias de la batería que rematan en un espléndido solo que pone en vilo a los asistentes.

Where Do We Go?” (Frisell) –el gran éxito del álbum Valentine (2001)—se despliega en cruzamientos de distensiones reflectantes y esbozos de un noise enlazado con la gracia. Concluye el recital con la pieza tradicional “We Shall Overcome” (popularizada por los vocalistas de folk Pete Seeger y Joan Baez en los 60): el trío configura una marcha donde la guitarra suscribe un motivo melódico de elegante concordia mientras las percusiones deletrean abreviados afines iterativos y el contrabajo serpentea un preciso walking.

Presentación histórica de Bill Frisell Trio: una de las grandes propuestas musicales del año, regalo del Festival CulturaUNAM. Tres virtuosos en el escenario. Bill Frisell se refugia en la prudencia, todo parece brotar del silencio, su guitarra suscribe trinos en el centro de una límpida, expresiva y destellante pausa que parece fragilizarse, pero que en realidad asciende en los fulgores de cánticos y timbres inusitados.

El célebre instrumentista de Maryland puso en vilo al público que abarrotó el legendario recinto musical universitario.
El célebre instrumentista de Maryland puso en vilo al público que abarrotó el legendario recinto musical universitario.

JVR

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