El archivo de Elena Poniatowska, una de las escritoras mexicanas más relevantes de la literatura en español, asciende a más de 150 horas de audio, 250 horas de video, más de 25 mil libros, de éstos nueve mil con firma autógrafa, entre 70 mil y 80 mil fotos y cartas con figuras de la talla de Carlos Fuentes, José Emilio Pacheco y Carlos Monsiváis. Preservar y difundir este acervo contribuiría a visibilizar fondos de mujeres, aspecto en el que México “tiene poco camino trazado”, afirmó a La Razón Martha Ruiz González, directora del acervo.
Sin embargo, los retos son mayúsculos, tan sólo para catalogarlo y digitalizarlo se requieren 20 millones de pesos y para su mantenimiento mensual se necesitan entre 150 a 200 mil pesos, recursos con los que no cuentan, aseguró en entrevista con este diario Felipe Haro, hijo de la autora y presidente de la fundación que lleva el nombre de la también periodista.
“Más o menos una media digitalización y media catalogación me han calculado 20 millones de pesos; el mantenimiento más o menos mensual de un archivo con cuatro personas, ya catalogado, sería de alrededor de 150 mil a 200 mil pesos. La Secretaría de Cultura se ha acercado, ahorita entendemos que estuvo el problema de la pandemia, pero también sabemos que la cultura no es prioridad para este sexenio”, apuntó Haro.
El acervo de Poniatowska, galardonada con el Premio Cervantes 2013, es uno de los más nutridos e importantes de una escritora, de ahí la relevancia de su conservación y de que se quede en México, como es la voluntad de la autora de El tren pasa primero. Tan sólo en su biblioteca, contó Haro, se encuentran apuntes que la periodista ha realizado y que son referentes para conocer cómo concibió libros como Tinísima o La noche de Tlatelolco.
“Algo que no hay que perder de vista, si hacemos un mapeo general de cuántos acervos de mujeres se conservan en México, son los menos, casi todos los que se conservan son fondos o colecciones de fotógrafos, periodistas, escritores, pero cuando hablamos de escritoras la veta se va haciendo más pequeña; entonces, estamos hablando de un potencial significativo de reivindicar a las escritoras en México”, explicó Ruiz González.
La especialista externó que preservar y difundir el archivo abriría caminos para que otras autoras también sean consideradas. “Se puede sumar a los esfuerzos de visibilizar a las mujeres en la historia y en la literatura, esperamos poder llegar al punto de acceso del archivo personal, tenemos que preservar, cuidar”, agregó.
México no está acostumbrado a guardar su memoria, Estados Unidos vive mucho de su memoria, la identidad está creada a través de la memoria. Esos archivos no interesan aquí, no tienen ganas de meterle presupuestoFelipe Haro, Presidente de la Fundación Elena Poniatowska
Actualmente, uno de los más importantes acervos que se conservan y se difunden es el de la fotógrafa Ruth Lechuga, a través de la Fundación Ajaraca. Fue incluido en la lista Memoria del Mundo de México por la UNESCO y consta de 28 mil negativos. Sin embargo, otros archivos aún faltan por inventariar como el de la fotógrafa Lourdes Grobet o el de la artista Leticia Ocharán.
Felipe Haro resaltó que el Gobierno mexicano podría asumir la tarea de contribuir a preservar y difundir el legado de su madre como lo hacen países como Estados Unidos o Francia; pero, en 12 años los apoyos que ha recibido la Fundación Elena Poniatowska son de cuatro millones de pesos, ni la cuarta parte de los 20 millones que requieren.
“Sin tomar en cuenta, porque ellos (la Secretaría de Cultura) también consideran la luz, agua y la policía, nos han dado para la operación de la fundación 25 mil pesos mensuales en 12 años, como cuatro millones de pesos”, aseguró.
Apuntó que ahora, al año, en la fundación cuentan sólo con 500 mil pesos para el mantenimiento del espacio, la conservación del acervo y las actividades que realiza la organización, entre talleres y concursos de literatura, por ejemplo.
“El archivo no está a la venta y menos en México, si nosotros pensáramos que se fuera tendrían que ser condiciones ideales para el archivo, que se vaya a Estados Unidos, porque allá lo cuidan, no es por malinchismo. La inversión y el cuidado, las ganas de mantener un archivo y difundirlo, aquí no les importa”, dijo.
Haro tiene la esperanza de que en el próximo gobierno haya voluntad para apoyar con la preservación del archivo.
“Esperemos que en el próximo sexenio con el amor que Claudia (Sheinbaum), que es la más cercana, dice que le tiene a Elena. A ver si realmente se puede buscar el acercamiento real con ella para que den condiciones para la fundación y el archivo, por el bien del archivo y la memoria histórica de este país”, expresó.
Si ven que en el próximo sexenio no hay voluntad, ¿cuál sería la decisión?, se le preguntó a Haro y respondió: “Que se fuera a Estados Unidos, está la universidad de Texas, Princeton, Stanford”.
¿Sería el último recurso?, se le insistió y contestó: “El último recurso es agarrar, guardar todo en una bodega y que ahí se quede, por decir un último recurso, pero el chiste es que el archivo viva, exista y esté”.