Desde que el pintor Carlos Pellicer era niño se sintió atraído por los paisajes, ya sea admirándolos cuando iba de paseo o a través de los cuatros que había en su casa o en la de su tío. Al inicio quiso seguir los pasos de los grandes maestros y retratar tal cual lo que veía en los lugares donde montaba su caballete; sin embargo, con el tiempo comenzó a abstraer los elementos que más le llamaban la atención, por ese motivo en sus obras está también presente el arte abstracto.
“Al inicio lo que intenté fue pintar el paisaje en directo, salir al campo, plantar el caballete y pintar, con el tiempo he podido entender que la imagen que se me ofrece en el paisaje es posible decantarla, explorarla, reflexionarla, en el sentido de quedarme con las formas y los colores para ponerlos de una manera muy sencilla, ese es el paisaje que sigo pintando… He tratado de abstraer elementos del paisaje para que en un cuadro puedan ver que abstracto, pero que si lo ven con cuidado verán que detrás de esas formas y colores están elementos del paisaje”, comentó en entrevista con La Razón de México.
El pintor este fin de semana se despide de la Galería 526 del Seminario de Cultura Mexicana, donde hasta el 19 de noviembre presenta la exposición “Desde la ventana”, que incluye obras de reciente creación.
Carlos Pellicer compartió que si bien le ha gustado el arte figurativo no ha encontrado lo que le genera el paisaje y la fortuna de admirar montañas, lagos, ríos o vegetación. Confesó que incluso en una ciudad tan urbanizada se pueden admirar paisajes que sorprenden.
“En la ciudad hay paisajes que me han llamado tanto la atención que los he pintado Estamos siempre rodeados de paisaje, incluso en las ciudades. De pronto da vuelta uno una esquina y se encuentra con una imagen que sorprende, eso es lo que me gusta”, señaló.
Sobre su proceso creativo, Carlos Pellicer contó que le gusta ver los paisajes, hacer anotaciones de lo que le ha interesado y después llegar a su estudio para pintar.
“Cuando hay un paisaje que me impresiona mucho ya no me quedo enfrente pintando, hago algún apunte y cuando regreso a mi estudio trato de desarrollar la imagen que guardo en la cabeza, trato de trabajar sobre esa imagen, pintarla a mi gusto, ya no tanto tratando de hacer una fotografía, sino una imagen más propia de cuáles son los elementos que me interesaron”, detalló.
Aseguró que hay paisajes que pareciera lo invitan a pintarlos. “Cuando estoy frente el paisaje que me llama la atención, me asomo a un mirador, uno siente adentro una emoción especial, como que algo resuena adentro, me doy cuenta que eso me está llamando a tratar de pintarlo”, concluyó.
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Leo