La historia del arte no sería la misma a partir del 15 de abril de 1874. En un estudio ubicado en la segunda planta del bulevar de las Capuchinas, en París, tuvo lugar la exposición que dio lugar al impresionismo, un movimiento que tras 150 años de ese suceso sigue vigente.
En aquella histórica muestra 165 cuadros, de artistas como Monet, Renoir, Degas, Pissarro, Cézanne, Sisley y Morisot, se exhibieron durante cuatro semanas y fueron vistas por unas tres mil 500 personas, una cifra muy modesta comparada con las muestras del Salón de París, que solía recibir a 400 mil asistentes.
Las muestras de rechazo ante estos lienzos no eran de extrañar. Para los artistas académicos, críticos y público, este arte les resultaba insulso, inacabado y desprovisto de calidad. Pasaron varios años para que el impresionismo lograra abrirse paso en los altos círculos del arte.
“Fue un proceso largo, realmente cuando ya podemos hablar que el impresionismo se vuelve una corriente plenamente aceptada, va a ser en las últimas décadas del siglo XIX y hacia la primera década del siglo XX es cuando ya va a ser el movimiento predominante de las artes plásticas”. comentó a La Razón Veka Duncan.
Impresión, Sol naciente , de Claude Monet, es considerada una de las primeras pinturas del impresionismo, corriente artística, precursora del arte moderno y las vanguardias. La pieza le da el nombre al movimiento, tras los comentarios negativos del crítico de arte Louis Leroy, quien llegó a decir que “el cuadro no tenía derecho ni revés…, ¡Impresión!, desde luego produce impresión…, el papel pintado en estado embrionario está más hecho que esta marina…”.
Y es que quienes formaron parte de este movimiento artístico, Cézanne, Degas, Morisot, Renoir, Pisarro y Monet, tenían varias características en común, entre las que destacan su rebeldía y rechazo a las convenciones del arte académico.
“Cada artista le imprime su perspectiva a su obra, pero creo que sí había cierta cohesión entre lo que era el movimiento impresionista y lo que los unía, en gran medida, era un espíritu muy contracultural, que tiene que ver con la manera en la que se aproximaban al trabajo artístico, eran muy a contracorriente de lo que se hacía en esa época, porque es un movimiento que se enfrenta a la Academia”, dijo la especialista Veka Duncan.
El rechazo generalizado por el gran salón de París, que exponía las obras más destacadas de su tiempo, fue el génesis de aquella primera exposición de 1874. Para la historiadora de arte, los artistas buscaban romper con el “deber ser” y lo que se consideraba “adecuado” en esos tiempos.
“De una manera muy marcada, ellos lo que quieren hacer es romper con el monopolio de la Academia sobre el arte y particularmente el buen gusto, porque al final la Academia representa un status quo, entonces, creo que en eso son sumamente rebeldes, lo que quieren es salir de las aulas, de los estudios, y comenzar a tener un acercamiento al arte directamente con la naturaleza”, comentó la experta.
El impresionismo, después de la proyección que alcanzó en el contiente europeo, tuvo una gran repercusión en varios países, entre ellos México. Diego Rivera, Dr. Atl, Ángel Zárraga, Angelina Beloff, David Alfaro Siqueiros y Joaquín Clausell, entre otros, fueron representantes del arte nacional que se dejaron influenciar por el impresionismo en sus viajes por el viejo continente.
Al respecto, Veka Duncan cree que “a través del impresionismo es que muchos de los artistas mexicanos comienzan a experimentar con esos otros lenguajes mucho más arriesgados, más experimentales, eso va a tener mucha resonancia en México, porque muchos de los grandes artistas del siglo XX mexicano estudian en París, con profesores que se forman allá y regresan al país con esas ideas”.
El paisaje, uno de los temas más pintados por los impresionistas, fue retomado también por creadores de nuestro país en sus muchas de sus obras. “Todos estos pintores mexicanos lo que van a tener en común es la búsqueda del paisaje como territorio mexicano, la búsqueda no por el paisaje mismo, que quizá es algo sí muy de los impresionistas (...) Dr. Atl en los volcanes, Diego Rivera incorpora otros elementos más apegados a las culturas indígenas, pero definitivamente va a tener un impacto en el arte mexicano desde esa perspectiva”.
La fuerza con la que el impresionismo tomó por sorpresa al mundo del arte aún ha dejado una estela firme en nuestros días; para la historiadora del arte, tiene unas características que permiten que siga teniendo vigencia en la actualidad. “A la mayoría de la gente si tú le preguntaras cuáles son sus artistas favoritos, la mayoría de ellos probablemente mencionaría por ahí a algún impresionista, porque fue uno de los primeros movimientos artísticos que ya podemos llamar como propiamente modernos”, explicó.
La especialista también comentó que otro aspecto por el cual el impresionismo continúa teniendo a un público es por la experiencia estética que brinda al espectador. “Va a sonar un poco superficial, pero es bonito, muy bello, al final son piezas que puedes verlas y apreciarlas por su belleza. Mucho del impresionismo tiene que ver con reivindicar la cotidianidad y todos nos podemos relacionar con esto”, finalizó Duncan.