Publicará De la mano, la luz

La escritura, el motor de vida de Bárbara Jacobs

La autora comparte a La Razón que en mayo se lanzará este libro de ensayos, después dará a conocer otro, que describe como “loquito, pero muy atractivo”; algunas de sus obras ingresan a la Biblioteca Casul

La también poeta y  ensayista, posa para La Razón en su casa, ayer.
La también poeta y ensayista, posa para La Razón en su casa, ayer. Foto: Cortesía: Pascual Borzelli Iglesias

Después de la muerte del artista plástico Vicente Rojo en 2022, la poeta y ensayista Bárbara Jacobs (1947) ha tenido como motor de vida a la escritura. Recientemente, publicó De un reencuentro insospechado en adelante, en mayo saldrá a la luz el libro de ensayos De la mano, la luz, luego espera dar a conocer otro de sus escritos, el cual define como “loquito, pero muy atractivo” y está en el proceso creativo de otro texto, contó en entrevista con La Razón.

“Vicente y yo estuvimos 18 años juntos hasta que murió en mis brazos, lo quería alcanzar, pero tendría que haberle ayudado al destino con mi propia mano y no me atreví; me he podido aguantar”, confesó en su casa donde recibió a este diario ayer, un día antes de que sus obras, desde Vida con mi amigo (1994) hasta De un reencuentro insospechado en adelante (2023), ingresen a la Biblioteca Casul de Escritoras de la UNAM.

¿Cuál es ese motor que le ha permitido aguantar?, se le preguntó y sin pensarlo respondió: “Escribir”. Tras una pausa compartió detalles de los libros que ha escrito y uno que está en curso.

“Además del libro que acaba de salir (De un reencuentro insospechado en adelante), tengo otros dos listos, ya entregué a Era el segundo de éstos, se llama De la mano, la luz, son ensayos míos, son mis pobres ideas puestas en pequeños comentarios, escribo de literatura, de todo.

“Después hay otro que no he entregado, pero que ya está listo, no voy a decir ni su nombre, pero sí comentar que es diferente, es un libro loquito, pero muy atractivo, recuerdo que cuando lo escribí pensé: ‘Date cuenta de que a lo mejor va a ser el último, así que lúcete’. Estoy escribiendo otro, no sé si lo terminaré, ahí va”, comentó Bárbara Jacobs, quien confesó que en su proceso creativo prefiere siempre escribir a mano.

“Sigo escribiendo a mano, el primerísimo borrador no podría escribirlo a máquina jamás, tiene que ser en mis cuadernillos, a mis horarios raros, a solas totales”, dijo.

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. ı Foto: Gráfico: La Razón de México

Bárbara Jacobs hoy estará a las 18:30 horas en la Casa Universitaria del Libro para el ingreso de su obra al acervo de la Biblioteca Casul de Escritoras, sumándose a autoras como, Elena Poniatowska, Margo Glantz, Cristina Pacheco, Laura Esquivel, Ángeles Mastretta, Rosa Montero e Ida Vitale. El proyecto tiene como objetivo ofrecer a la comunidad estudiantil, investigadores y lectores en general, un espacio para consultar los trabajos de destacadas autoras mexicanas y de países hispanohablantes.

La mujer más feliz. Bárbara Jacobs, al charlar sobre sus inicios en la literatura, primero como gran lectora, al igual que su abuela paterna y su padre, y luego al escribir, rememoró el momento que la llenó de gran satisfacción: leer en el suplemento del diario Novedades su primer cuento.

“Apareció un domingo mi cuento, mi primer texto, fui la mujer más histéricamente feliz, daba vueltas corriendo, ese relato posteriormente cuando publiqué mi primer libro de cuentos lo incluí, pero transformado. Esa primera salida no sé ni cómo me la publicaron, era de verdadero principiante, tendría 15, 16 años, fue una maravilla, eso no lo olvido”, rememoró.

Como si su destino estuviera ya ligado al escritor Augusto Monterroso, su primer esposo, ese cuento también fue el motivo de la primera conversación que tuvieron fuera del taller literario que él impartía y del que ella era alumna.

“Cuando conocí a Augusto Monterroso en su taller, estaba nerviosísima, peor que ahorita, tuvo lugar la primera sesión, pero era un taller ya formado, llegaba como nueva, ya los demás tenían tiempo; pero al bajar, se me acercó, yo buscaba mi coche en el estacionamiento de Humanidades y me dijo: ‘La leí a usted’; y le comenté, ‘qué barbaridad, qué vergüenza’; pero me respondió, ‘¿por qué?, está muy bien’, fue muy lindo”, recordó sonriente Bárbara Jacobs, quien sigue encontrando en la escritura un bálsamo.