La fascinación por los relojes de arena fue el punto de partida de la joven compositora Andrea Chamizo (1988) para crear la pieza Sigue siendo arena, en la que este objeto sirve de metáfora para hacer un autorretrato de su vida y hablar de un pasado lleno de tristeza, enojo y angustia, de un presente con miles de incertidumbres y de un futuro más promisorio que el que imaginó. La obra forma parte del próximo disco de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, en el que reúne a cinco creadoras mexicanas contemporáneas, un hito en la historia de la música de concierto en nuestro país.
El álbum, que se espera se lance en plataformas digitales entre julio y agosto de este año, incluye también las piezas De las tinieblas la luz, de Georgina Derbez (1968); Cuando caiga el silencio, de Ana Lara (1959); Recordare, de Hilda Paredes (1957); y Tríptico, de Marcela Rodríguez (1951).
Andrea Chamizo es la más joven de las compositoras convocadas y en su primera pieza orquestal quiso expresar cómo a pesar de atravesar por diversas vicisitudes, las personas mantienen su esencia e identidad.
“Me puse a investigar distintas interpretaciones que pudiera haber alrededor de un reloj de arena, la más inmediata es que mide el tiempo, se puede comparar la parte de arriba con el pasado, el embudo, es donde está sucediendo todo y es el presente, y el cono inferior, el futuro. Es interesante cómo cuando le das vuelta, el pasado se vuelve futuro y el futuro pasado, es un poco decir, ‘lo que hago ahorita va a tener consecuencias después’, por más vueltas que le des al reloj siempre es la misma arena, me haya pasado lo que me haya pasado, esté atravesando lo que sea, sigo siendo Andrea, por eso el título, tú eres ese relojito y es como tu esencia y da igual por lo que hayas pasado”, compartió la compositora en entrevista con La Razón.
Chamizo plasmó en su obra tres momentos de su vida. “Del pasado, tuve una época de mucha depresión, me duró cinco años, fue difícil para mí, para mi familia y mis amistades, las emociones que agarré de fue tristeza, enojo y angustia; luego mi presente en el 2018 era como una montaña rusa, a veces bien, a veces mal, justo mi hijo tenía un año, de por sí eso es ya una montaña rusa, eran muchas emociones al mismo tiempo, por eso era la incertidumbre; y del futuro, en relación ahorita, estoy mucho mejor, le atiné a esa idea de futuro que tenía”, comentó.
Musicalmente, explicó, el reloj de arena está representando en cinco ideas musicales que siempre están conviviendo y en el juego de contrastes que hace.
“Está orquestado de manera distinta, cambio los registros, lo que empieza en el registro grave con un contrabajo acaba en la flauta hasta arriba, es como ese juego de invertir de grave a agudo. El reloj de arena sí lo mantuve, justo es el clímax de la obra, es una gran masa sonora, un acorde enorme que se va cerrando, llega el momento del clímax, que está todo apretado, y luego se libera toda la tensión”, abundó.
El disco, que ya se está grabando desde el miércoles pasado con la dirección de Scott Yoo y bajo la producción e ingeniería sonora de Erdo Goot, está lleno de contrastes y de variedad de estilos, muestra de eso es la pieza Cuando caiga el silencio, de Ana Lara, quien se centra en lo que viven las personas después de escuchar música, cuando se toca la última nota, llega el silencio y comienza a comprender lo que apreció.
“Es la penúltima pieza de orquesta que he escrito, es un buen ejemplo de mi trabajo de madurez, toda la experiencia que he tenido con las piezas anteriores se concretizan acá. Lo que busco en mi música es un trabajo de texturas, de timbres, me gusta mucho y la orquesta te da esa posibilidad.
“Me gusta hacer combinaciones a veces un poco extrañas entre los instrumentos, de tal manera que uno como escucha no sabe muy bien qué instrumentos se están tocando, porque hay una sonoridad que es insólita, me interesa mucho porque con ese tipo de innovación capto la atención del escucha y lo puedo ir guiando hacia donde lo quiero llevar”, dijo sobre su obra.
Ana Lara, con una trayectoria que incluye cerca de 30 obras, celebró que la Filarmónica de la CDMX visibilice a través de este disco el trabajo de las compositoras.
“En los últimos años ha explotado este interés, me parece muy bien, porque habíamos estado muy invisibilizadas. En todos lados se empiezan a interesar por lo que hemos hecho. Se están programando cada vez más a compositoras, veo que las jóvenes tienen oportunidades que nosotras no pudimos tener gracias a esta conciencia de la importancia del trabajo de las mujeres que ha sido injustamente relegado durante mucho tiempo”, manifestó Ana Lara.
Regalías de álbumes de la OFCM “en manos de alguien más”
José María Serralde, director operativo de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, aseguró que las regalías de los discos anteriores “están en manos de alguien más”.
“La gestión de los derechos y regalías de los discos de la Filarmónica de la CDMX están en manos de alguien más. Todas las grabaciones del maestro (Enrique) Bátiz y (Fernando) Lozano, algunas no existen porque nadie persiguió esos derechos, eso ya no pude suceder. Ése es el problema, cómo hacer discos a partir del programa anual de la Filarmónica”, comentó ayer en conferencia de prensa.
Por este motivo, el álbum de las cinco compositoras es una producción de la agrupación. “No destinamos un recurso especial, es operando como lo hace una orquesta en temporada, es algo que tiene que ser un referente. El gravamen de esos recursos asciende a poco menos de un millón de pesos”, apuntó.