Como escribe en su nuevo libro, “la humanidad pasa hoy por uno de los periodos más peligrosos de su historia”. Amin Maalouf, nacido en el Líbano, pero residente en Francia, tiene la doble perspectiva del mundo occidental y la periferia. Sabe que en la mitad del mundo se percibe la historia como un relato de resentimiento contra el imperialismo occidental, como una especie de enorme cuenta pendiente que está por cobrarse.
Así es como se entiende el último gran momento histórico: cuando, en vísperas de la invasión rusa a Ucrania se hizo pública una declaración conjunta en la que Vladimir Putin y el mandatario chino Xi Jinping trazaban los perfiles del nuevo orden mundial. Estados Unidos y el resto del mundo tragaron saliva, contuvieron el aliento y se quedaron como meros espectadores de los instintos de depredación rusos.
Por si pareciese que la historia ya se había escrito, el conflicto en Palestina regresó con más fuerza que nunca. A esa situación, agravada por la emergencia climática y los desafíos de la Inteligencia Artificial, Maalouf la denomina El laberinto de los extraviados (Alianza), el ensayo que acaba de publicar y que coloca a Occidente frente a sus adversarios.
“Pienso que la herencia de la URSS es muy pesada. Entre los vecinos de Moscú y de los pueblos que formaron parte de la Unión Soviética pervive la hostilidad. Y dentro de Rusia creo que nunca han superado el trauma de Stalin. Algo ocurrió que no se ha reparado”, señaló en entrevista con La Razón de España.
El escritor Amin Maalouf considera que con los actuales conflictos geopolíticos y bélicos se vive una situación similar a la Guerra Fría.
“Estamos en la misma situación que en la Guerra Fría, donde cada bando trata de combatir al adversario apoyando a una fuerza aliada en lugar de intervenir directamente. Eso pasó en su momento después de la Segunda Guerra Mundial, cuando los americanos y soviéticos se enfrentaban, pero no directamente. Ahora pasa más o menos lo mismo. Los americanos saben que si envían tropas se puede volver a una situación muy grave. Hasta ahora, lo están evitando. Pienso que se seguirá esquivando, porque sería terrible que las potencias se enfrentasen directamente. No quieren entrar en un conflicto directo”, comentó.
Dijo que el nacionalismo en este tipo de conflictos juega un papel fundamental porque “lo que está ocurriendo en Ucrania no deja de ser una manifestación del nacionalismo, porque en Rusia se ha producido un auge de las políticas identitarias que se manifiestan en el mundo entero. Hay potencias que buscan un papel más importante en la escena internacional y que saben que desarrollando el sentimiento nacionalista es como pueden justificar a ojos de su población determinadas acciones drásticas. Y en China no cabe duda de que se mantiene un discurso nacionalista, igual que en Irán”, apuntó.
Con información de Ulises Fuente, La Razón de España