El Metro de la Ciudad de México no sólo es el medio de transporte masivo más grande del país, transportando a más de tres millones de personas diariamente, sino que también podría considerarse un enorme museo que conserva una treintena de murales de artistas nacionales e internacionales. Sin embargo, a la falta de mantenimiento de sus trenes, escaleras eléctricas, elevadores e instalaciones en general, se suman el deterioro y abandono que sufre cerca de 40 por ciento de las 39 magnas obras que tiene registradas en sus estaciones, las cuales presentan desde roturas y acumulación de basura hasta desvanecimiento de la pintura por humedad y resquebrajamiento, constató La Razon en un recorrido.
Uno de los murales es el ubicado en la estación Garibaldi, de la Línea 8, titulado 100 años de Revueltas, inaugurado hace apenas 10 años por el entonces secretario de Cultura de la Ciudad de México, Eduardo Vázquez Martín, y el subdirector general de Administración y Finanzas del Metro. José Alfonso Suárez del Real. Al día de hoy la pintura se ha caído en algunas partes y manchas ajenas a la obra la recubren.
En el lienzo se puede notar que la cara de José Revueltas ha sido desprendida en algunas partes y las letras que dicen "100 años" lucen manchas negras, que no formaban parte de la obra original. También carece de una iluminación artificial, por lo que de noche apenas se alcanza a vislumbrar.
David Flores Mamboska fue uno de los encargados de realizar la pieza en 2014. En entrevista para La Razón, el artista explicó que en aquel entonces, el Metro no quiso pagar por los materiales adecuados para su correcta conservación. “En la técnica de Parachute Cloth utilizamos un pegamento de acrílico a base de agua que al mismo tiempo que adhiere también protege. En ese tiempo el Metro no quiso pagar lo que vale, lo que hicimos entonces fue tratar de tropicalizar y ajustarnos al presupuesto del Metro, usamos pegamento para papel tapiz”, explicó el artista.
Asimismo, dijo que de haber utilizado el material correcto, el mural habría resistido más tiempo. “La fábrica que produce el pegamento te garantiza una duración de 10 a 12 años en intemperie, o sea que si lo hubiéramos hecho con el material debido ahorita estaría bien pegado o al menos esa parte no estaría dañada”, explicó Mamboska.
Ubicado también en la Línea 8, pero en la estación Bellas Artes, el mural De la Piedra al Aerosol, del artista argentino Alfredo Segatori, de igual manera evidencia la falta de mantenimiento, pues amplias zonas de pintura se han caído debido a la presencia de una filtración de agua en la pared y techo.
En conversación telefónica con La Razón, Segatori reconoció que en una visita reciente que hizo a la Ciudad de México encontró la pieza un poco desgastada, pero concuerda en que pudo haberse conservado mejor.
"Con relación a los interiores sí puede tener una buena duración siempre y cuando la pared no tenga filtraciones de agua o humedad porque sino, la obra se complica como en este caso. Usé un látex exterior y materiales que en interior me parece que sí pudieron haber durado muchísimos años más, la verdad es que no tenía la idea de volver para restaurarla tan rápidamente", comentó.
De la Piedra al Aerosol luce elementos de la cultura mexica, mascarones y esculturas prehispánicas, así como la imagen de Quetzalcóatl y la Piedra del Sol; sin embargo, en la parte donde la atraviesa una columna, el agua ha permeado sin ninguna intervención, por lo que el desgaste de los materiales es evidente.
El perfil del tiempo, una de las pinturas más grandes que conserva el Metro de la capital y concebida por el muralista duranguense, Guillermo Ceniceros, presenta en algunas zonas manchas de humedad y escurrimiento de agua que tampoco se han tratado.
Ubicado en la estación Copilco, de la Línea 3, el mural tiene estos detalles tanto en una parte de la cara norte como de la sur. En una charla con este diario, el artista admitió que tendría que acudir a valorar los daños e insistir en su restauración, pues el mural refleja el encuentro de dos mundos, una sinergia de culturas.
"Tuve la idea de hacer algo donde apareciera la pintura rupestre de México y la de Europa, y eso me dio la pauta para poner de un lado del andén el lado europeo y del otro lado el americano, eso mismo me dio la idea de poner en medio del mural a Hernán Cortés y enfrente a Cuauhtémoc, así se fue acomodando toda la temática”, explicó.
La pieza, que para Ceniceros marcó un hito importante desde el punto de vista del muralismo, se ve impregnada de líneas blancas en una parte dedicada a la cultura maya y, en la parte opuesta, en una pared oscura que muestra formas abstractas en el lienzo.
El artista lamentó el desdén en el que ha caído el muralismo en el país. "En los últimos 30 años es la primera vez que se habla de esto, gradualmente se ha ido olvidando todo, tiende a aflojarse el interés por la pintura mural en nuestro país”, lamentó Ceniceros.
Otros murales que presentan condiciones de desgaste son Vida académica de la UAM, en la estación UAM-I de la línea 8; Reproducción de Mural de Bonampak, que cuenta con manchas de pintura blanca ajenas a la obra de Rina Lazo; La Universidad en el Umbral del Siglo XXI, de Arturo García Bustos, en la estación Universidad, tiene pequeñas roturas; el lienzo Tlatilco y Cuitzeo, de David Lach, ubicado en la estación Terminal Aérea, muestra polvo acumulado en el material de la obra, además, su cristal protector está sucio y opaco.
Los mosaicos Cultura y Civilización, donados por el artista portugués José de Guimarães en la estación Chabacano, de la Línea 9, también tienen afectaciones. En el segundo de éstos se pueden notar manchas de pintura que no forman parte de la obra, así como un escurrimiento de agua en la parte superior. En El México de Valdiosera, de Ramón Valdiosera, en la estación Hidalgo, se observa un desgaste en la madera y un agujero de aproximadamente cinco centímetros en la parte que representa un mapa de la antigua Tenochtitlan.
Asimismo, la pieza Visión del Mictlán, del artista chihuahuense Luis Yaotl Aragón, en la estación Barranca del Muerto, Línea 7, es una de las que mayores destrozos presenta, pues parte de la escultura principal tiene una resquebrajadura en la roca de uno de sus costados. Afuera es utilizada como depósito de cajas, huacales y botes por el ambulantaje y como almacén de escobas y trapeadores por la intendencia en el interior.
Para el artista mexicano David Flores Mamboska, la preservación de este tipo de herencia cultural es importante, pues "es precisamente un patrimonio del pueblo, yo entiendo que el Metro tiene muchos problemas de infraestructura, pero sí considero que debería de conservarse". De igual manera, espera que el Metro de la CDMX pueda seguir los pasos de otras metrópolis en donde él mismo ha realizado obras, con la diferencia de que en otros países sí hay instancias que le dan su justo valor.
"Tengo otros murales en Chile, Estados Unidos, Inglaterra... los que hice en Filadelfia están protegidos y en otras ciudades les dan más mantenimiento, aunque sea una limpiadita, cuando se hace con los materiales adecuados deben estar en buen estado, pero en México siempre nos ajustamos al presupuesto", dijo.
Finalmente, Mamboska se mostró dispuesto a ir a restaurar el mural que realizó con Blacksay, C Ifackoe A.S., Nat Calixan y Spook. "Hasta estoy puesto para poner el pegamento que debe ser, si ellos me llaman yo lo haría con mucho gusto”, externó el artista.
Por su parte, el artista argentino Alfredo Segatori dijo que se encuentra en total disposición de retocar la pintura, "quizá podamos llegar a una articulación, sería interesante entrar en contacto con las autoridades (del Metro de la Ciudad de México), aquí estamos disponibles para las gestiones”, externó.