Edna O’Brien, la autora que escribió sobre su Irlanda natal con una prosa tan febril, impregnada de sexo, amor y angustia religiosa, que desató la indignación y la llevó a autoexiliarse, murió a los 93 años, según informó ayer su agente.
Su debut literario en 1960 suscitó el desprecio nacional en la entonces católica y conservadora Irlanda, lo que llevó a un sacerdote de su ciudad natal a pedir que se quemara. El Ministro de Cultura de la época lo tachó de “difamación de la feminidad irlandesa”.
Pero cuando en 2021 se incorporó una selección de sus documentos personales a la biblioteca nacional irlandesa, la ministra de Cultura, Catherine Martin, citó la importancia única de O’Brien como novelista y cronista de un país que la había rechazado y vilipendiado.
“Edna fue una intrépida narradora de verdades, que tuvo el coraje moral de confrontar a la sociedad irlandesa con realidades durante mucho tiempo reprimidas”, dijo ayer el presidente irlandés, Michael D. Higgins, en un comunicado.
“Aunque la belleza de su obra fue reconocida inmediatamente en el extranjero, es importante recordar la reacción hostil que provocó entre quienes deseaban que la experiencia vivida por las mujeres permaneciera lejos del mundo de la literatura irlandesa”, agregó.
O’Brien falleció en paz el sábado tras una larga enfermedad, según su agente.
A lo largo de más de 60 años de carrera, O’Brien escribió más de 20 novelas y trabajó hasta bien entrados los 90 años. Su franco tratamiento de la sexualidad en una trilogía de novelas que comenzó con The Country Girls e incluía The Lonely Girl y Girls in Their Married Bliss, escandalizó a la sociedad irlandesa.