Luego de exitosas presentaciones en el ciclo Sinfónicos en Miniatura en las Islas Canarias, tocando la Rapsodia en Azul, de George Gershwina, la joven pianista mexicana María Hanneman se alista para participar en el ciclo Ponce 243: Obra completa para piano, el cual contempla un programa en homenaje al compositor Manuel M. Ponce, uno de los más más prolíficos de la historia, a través de conciertos, la exposición Cartas de juventud, conferencias y la presentación del primer volumen de la edición completa de sus obras para piano.
En entrevista con La Razón, María Hanneman compartió su alegría por formar parte de este ciclo, ya que el compositor es uno de sus predilectos. “Estoy muy emocionada y muy agradecida de que me hayan tomado en cuenta en este proyecto, Ponce ha sido mi compositor mexicano favorito desde pequeña y siento que serán unos conciertos muy bonitos”, expresó.
La pianista participará en cuatro recitales del ciclo, en el que se tocará toda la obra de Ponce. El primero será el 21 de agosto en la Biblioteca Vasconcelos; el siguiente, el 24 de agosto, en el Museo Nacional de Arte y, ese mismo día, en el Auditorio Simón Bolívar. Finalmente, la última presentación será en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, en el concierto de clausura.
“Estoy estudiando mucho todos los días, todas mis horas, porque Ponce es un compositor que yo respeto muchísimo y quiero que todo salga muy bien”, agregó.
Sobre la experiencia de trabajar con el repertorio de Manuel M. Ponce, quien es considerado el fundador del nacionalismo musical mexicano, al ser de los primeros creadores en incorporar la tradición popular a su obra, la pianista compartió que es un autor que disfruta muchísimo interpretar.
“Yo disfruto muchísimo tocar Ponce, transmite mucho y siento que algunas de sus piezas son muy románticas y le puedes echar mucha emoción. Entonces, la verdad, todas las piezas que voy a tocar las disfruto mucho, ya quiero tocarlo en público y poder transmitirle cosas a la gente”, expresó.
En este sentido, destacó que la música clásica en general transmite muchas emociones, por lo que recomendó quitarse el prejuicio de escucharla o pensar que sólo “es para abuelitos”.
“Hay ciertas piezas de piano solo y de orquesta que me transmiten una sensación de que me quiero derretir de lo bonito que suena, no sé cómo describir ese sentimiento. Sí hay ciertas piezas que de verdad me llegan y me transmiten muchas cosas y, como yo soy muy sensible, hasta me hacen llorar todo el tiempo, así las haya escuchado mil veces”, concluyó.