El promotor cultural, editor, novelista y escritor de libros infantiles Antonio Ramos Revillas (Nuevo León, 1977) —Premio Fundación Cuatrogatos a lo Mejor en Libros para Niños y Jóvenes— pone a disposición de los lectores Playa Bagdad (Alfaguara, 2024): novela elucidada en una exploración por los meandros de la memoria que se imbuye en las temáticas de las relaciones familiares, los quebrantos, la concordia de la hermandad y los empeños por la redención. Trama colindante con su anterior fábula narrativa Los últimos hijos (2015), donde el dolor de la pérdida y la paternidad concurren.
Memorias individuales de dos hermanos —Marcelo y Miguel— cosidas a un tiempo de perplejidades en un periplo por ciudades (Matamoros, Tamaulipas) y por las riberas de la Playa Bagdad a partir de la desaparición de los padres. “Marcelo me habló la tarde del domingo para contarme que había perdido a nuestros padres en Matamoros. Su voz tensa, con fuertes aspiraciones que hendían sus palabras, me sorprendió y hundió en el desánimo”: incipit de una historia que transita por los escollos de un pasado convergente en que el sonrojo y la enajenación revelan pesarosos márgenes que no se disimulan totalmente dentro del seno familiar.
La escritora Socorro Venegas afirma que Ramos Revillas “taladra con su escritura la geografía de lo que desaparece: familias, ciudades, historias. Aquí la memoria es crueldad y esperanza”. Marcelo y Miguel estuvieron ligados por la fraternidad cómplice de la infancia (aprensiones, malestares, deseos, descubrimientos sentimentales...) y, sin embargo, en la madurez están distanciados por el cometido de una identidad propia.
Me interesaba hacer semejanzas, afinidades y analogías entre las desapariciones de personas y la de ciertas plazas como Puerto Bagdad, espacio de mucho apogeo en el siglo XIX que hoy es un espacio de ruinasAntonio Ramos Revillas<br>Escritor
“Comparto una historia protagonizada por dos ‘memorias’, dos evocaciones cruzadas, interpoladas. En la primera parte de la novela, Miguel cuenta desde especulaciones, lo que él supone que le ha sucedido a su hermano y a sus padres. En la segunda parte, refiere lo que él resuelve develar, pero todo queda en la bruma: ¿será real lo que relata? Afirman algunos que es una ‘novela de misterio y búsqueda’. Yo agregaría que es también una indagación de esa faceta compleja de uno mismo”, dijo en entrevista con La Razón Antonio Ramos Revillas, autor también del popular volumen de literatura infantil: Los cazadores de pájaros.
¿La memoria como ficción? Evocamos desde la fabulación. Reafirmo lo que alguna vez dijo García Márquez: ‘la vida no es como la vivimos, sino como la recordamos’. En esta novela yo subrayo que la vida es también la ambición de como queremos contarla.
¿Recordar para construir un refugio? La memoria desborda el tiempo y a los espacios que parecían extraviados. Cuando recordamos nos sentimos cobijados porque las cosas vividas regresan al presente.
¿Crónica de aquello que ya no está? La novela nació de un viaje que hice a Matamoros con mis padres. Se me ocurrió imaginar haber perdido a mis padres en esa ciudad y pensé: ¿cuál sería la reacción de mis hermanos? Investigué sobre Matamoros y descubrí a Puerto Bagdad. Cuando apareció la imagen de que el puerto había muerto me di cuenta que estaba imbuido en reseñar un rastro memorístico recóndito en medio de cosas que desaparecen. Eso se convirtió en la médula de la novela.
¿Marcelo está también extraviado? Sí, se pierde a sí mismo en la búsqueda de sus padres, por eso Miguel va por él. Es un personaje que edifiqué en la alegoría de personas que están presionadas por situaciones financieras, profesionales y de familia. Es un personaje al borde del estrés y de emociones fuertes; asimismo, de todas las posibles zonas de armonía consigo mismo.
¿Contraste con Miguel, el narrador, que es un poco impúdico? Él no tiene sobre su espalda ninguna carga, ni culpa familiar. Es el testigo de las situaciones y las narra con cierto tono de cinismo.