En Oaxaca, Oaxaca
Durante dos décadas, la voz de Liliana permaneció en el silencio. Fue en 2021, que su hermana, Cristina Rivera Garza, rescató su memoria y, con la publicación de El invencible verano de Liliana, contribuyó a visibilizar la crisis de feminicidios en México y a nivel mundial.
“Uno de mis objetivos fue traer a Liliana de vuelta a la conversación del presente, no sólo como una víctima de feminicidio, sino como una mujer con sueños. Esto es parte de lo que llamo justicia restaurativa: dar espacio a su memoria y experiencia en la actualidad”, dijo a La Razón Cristina Rivera Garza, ganadora del Premio Pulitzer, durante su visita a la Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO).
Para Cristina Rivera Garza, haber ganado el Premio Pulitzer ha sido una forma de validar el impacto que ha tenido la obra. “Este premio tiene un significado especial porque reconoce una conversación que es fundamental sobre la violencia de género y la justicia”, mencionó.
Con este libro, creo que hemos logrado algo crucial: restituir la memoria de Liliana y hacer justicia desde el ámbito literario. Es una forma de justicia restaurativa, una manera de traerla de vuelta al presente y hacerla parte de la conversaciónCristina Rivera Garza, Escritora
“Para mí, la justicia no es sólo un concepto legal; es también la capacidad de recordar a las víctimas y darles un lugar en nuestra memoria cultural. En cada marcha, en cada pancarta donde aparece Liliana, veo cómo su historia sigue viva, cómo sigue impactando y generando reflexiones en las nuevas generaciones”, agregó.
En la obra, Rivera Garza construye un puente entre la memoria personal y la colectiva, que resuena con movimientos feministas en todo el mundo.
La autora mexicana ha descrito en múltiples ocasiones lo doloroso que fue escribir este libro, pero también lo necesario que resultaba. “Cualquier libro que valga la pena ser escrito es un libro profundamente personal”, afirmó.
En el caso de El invencible verano de Liliana, esa cercanía con su propia historia la motivó a seguir adelante a pesar de las dificultades emocionales del proceso. “Es mi libro más cercano al corazón. Es un libro que había intentado escribir con anterioridad sin ningún tipo de resultado efectivo”.
Este intento fallido inicial fue un reflejo del momento emocional que vivía. Habían pasado años desde el feminicidio de Liliana, pero aún no estaba lista para enfrentar esa parte de su historia.
“En el momento en que uno se sienta a escribir, al menos esa es mi experiencia, ya había pasado por todo un proceso de duelo personal y familiar”, relató. Fue sólo después de ese proceso de sanación que la autora pudo finalmente dar vida al libro que tanto tiempo había deseado escribir.
El invencible verano de Liliana fue también un desafío literario. Rivera Garza se enfrentó a la tarea de transformar un dolor personal en un relato que no revictimizara a su hermana: “Es muy difícil porque es muy riesgoso. Puedes con gran facilidad revictimizarla o callarla en lugar de darle un espacio para que su voz reverbere”.
A pesar de esas dificultades, encontró una manera de narrar la historia de Liliana sin caer en las trampas del sensacionalismo o la narrativa patriarcal.
En lugar de retratar a su hermana sólo como una víctima, decidió hacer uso de las cartas y notas que Liliana había dejado para mostrar su voz.
Un impacto global
El libro ha sido traducido a varias lenguas, lo que ha permitido que su mensaje llegue a nuevos públicos. “En cada una de ellas (traducciones) ha estado forjando lazos de complicidad con movimientos feministas, de mujeres ansiosas de llevar a cabo una conversación más precisa, más compasiva sobre la violencia de género, feminicidio”, afirmó.
Este diálogo no sólo se ha dado en los países de habla hispana, sino también en lugares como Italia y Estados Unidos, donde Rivera Garza ha sido testigo de cómo las mujeres se organizan en torno al libro. “En Italia, cada que voy organizan marchas para la presentación del libro. En Estados Unidos, mujeres están armando círculos de lectura, alertándonos de la necesidad de mantener una conversación abierta sobre estos temas”, contó.
Para la autora, este tipo de interacciones permite que la historia de Liliana siga viva y que el debate sobre la violencia de género continúe. “Liliana aparece en cada marcha del Día Internacional de la Mujer. Está en pancartas, en pintas. Esta especie de desdoblamiento de Liliana en el presente, para mí, es siempre un gran regalo”.
La lucha por la justicia
Si bien escribir el libro fue un acto literario, también estuvo impulsado por un deseo de reactivar el caso judicial del feminicidio de Liliana. “Cada que me llegaba la duda o el deseo de cortar por lo sano, recordaba que tenía que hacerlo. Si pasaba más tiempo, sería más difícil. Había una urgencia, no solo literaria, sino también judicial”, dijo.
El legado de Liliana ha trascendido al libro. Lectoras han encontrado un símbolo de la vida y el potencial de las mujeres.