Fotografías del extinto Ballet Nacional de México de 1972, un retrato de Carlos Pellicer de 1997 o de Alberto Gironella en 1990, imágenes de grandes de la lente como Rogelio Cuéllar, Graciela Iturbide, Lourdes Grobet o Francisco Mata Rosas y notas periodísticas son algunas de las joyas del archivo histórico del Festival Internacional Cervantino, una memoria que se cataloga y se digitaliza para reconstruir los 52 años de existencia de uno de los encuentros más importantes en México.
Hace cuatro años dicho acervo se encontraba resguardado en 900 cajas en la Universidad de Guanajuato. Era un archivo prácticamente oculto que poco a poco ha salido a la luz, pues a partir del 2021 comenzaron las labores para su identificación, catalogación y digitalización con el fin de darlo a conocer, pues se cuenta una historia importante de quiénes han formado parte del festival, cómo ha cambiado con el paso de los años, de pasar de una primera edición de 20 días con cerca de 20 montajes a una número 52 con 140 espectáculos escénicos en 17 días; quiénes fueron sus promotores —entre ellos Dolores del Río y Mario Moreno Cantinflas—; y cómo se ha llevado la política cultural en el país.
“Son cerca de 65 mil fotografías análogas, entre positivos, negativos y diapositivas, cerca de tres mil videográficos, que son extractos o conciertos completos de alguna programación o algún elenco que ha formado parte del Cervantino”, detalló Carlota Zenteno Martínez, coordinadora del archivo histórico del Festival Internacional Cervantino en entrevista con La Razón, en la Casa Emma Godoy, en Guanajuato, el lugar que ahora alberga el importante acervo que está abierto al público y a los investigadores.
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También el archivo se conforma de cerca de tres mil elementos sonoros, entre entrevistas, conciertos, programas especiales. Además de cerca de 30 mil notas periodísticas, “que te aportan datos del periodismo cultural y su proceso evolutivo, de cómo se cubría el festival desde su primera década y cómo esto fue evolucionando”, destacó la historiadora.
Actualmente, está en proceso de digitalización el acervo hemerográfico de 1972 y 1974; ya está terminado el de los años 83 y 84, que se encuentra ya en un repositorio digital de libre consulta, y próximamente se estarán subiendo los años que van del 86 al 88 para cerrar la década de los años 80, añadió Marcelino Romero Galindo, asistente del acervo histórico del festival.
Una labor de suma relevancia si se considera que el acervo fotográfico es considerado uno de los más importantes de las artes escénicas en México, pues se encuentra, por ejemplo, una imagen de Carlos Jiménez Mabarak tomada por Rogelio Cuéllar en 1990; una de la Compagnie Maguy Marin, bajo la mirada de Graciela Iturbide, otra de Chorus Repertory, de Lourdes Grobet, y una de Ki-Yi Mbock, de Eniac Martínez.
“Al ver el acervo fotográfico es darte cuenta que estás ante un tesoro, un registro fotográfico que yo me atrevería a decir que es uno de los más completos sobre las artes escénicas en México, que ha sido captado por lentes de los más prestigiosos fotógrafos mexicanos y extranjeros. Ver que por el Cervantino pasó la lente de una Graciela Iturbide, de un Rogelio Cuéllar, una generación de profesionistas impresionantes que nos han dejado un legado es muy importante”, comentó Zenteno Martínez.
En cuanto a los expedientes administrativos, conformados por tres mil archivos guardados en aproximadamente 517 cajas, las labores de catalogación están por terminar. Carlota Zenteno Martínez destacó que es un aspecto relevante dado que dan cuenta de cómo ha evolucionado la gestión del festival a lo largo de los años.
“Nos dan detalle de cómo se genera toda la gestión que hay en torno a un festival, desde el primer contacto que se tiene con el elenco, con el artista, hasta su presentación y su culminación. Es reconocer cómo ha evolucionado la política cultural en México, sus rupturas, continuidades. Cómo se administra un festival que intenta permanecer, a pesar de los distintos contextos económicos y políticos que le atraviesan. Hay una voluntad de permanencia y de seguir estando presente en la escena cultural mexicana”, señaló.
Todo este trabajo monumental de preservación del acervo está encaminado a que sea explorado, tanto por investigadores como por el público en general, por eso, desde el año pasado puede consultarse de lunes a viernes de 10:00 a 18:00 horas, mediante una visita guiada.
“Seguimos trabajando en materia de catalogación, pero también queremos redirigirlo a la difusión, a la divulgación. Un archivo requiere vida, porque si esto no se fomenta, si esto no se usa, está destinado a ser un archivo muerto”, resaltó la historiadora.
Y es que cada caja que se resguarda hay una historia por descubrir, es acercarse a conocer, por ejemplo, cómo ha habido momentos históricos que han trastocado al festival, cómo las juventudes impulsaron que se abra a expresiones como el rock o cómo de las orquestas sinfónicas se han agregado la música regional o de protesta. Todo esto, a través de los programas de mano.