El poeta, cronista, narrador y ensayista Fabio Morábito (Alejandría, 1955) —Premio Xavier Villaurrutia por El lector a domicilio— da a conocer Jardín de noche (Editorial Sexto Piso, 2024), 12 cuentos protagonizados por mujeres asediadas por una extraña delectación que las asalta cada noche en medio de la soledad de una huerta, mientras paladean una copa de gin tonic; inmersas en enigmáticos episodios donde un engañoso sosiego se entreteje con un silencio asfixiante.
“El tiempo siempre pasa veloz cuando miro el jardín”: incipit de cada uno de los relatos de este libro de cadencia inusitada en vislumbres de anhelos rotos. El sigilo reina en medio de la hojarasca sombría, la languidez derivada del licor produce un asombro íntimo ante sucesos decisivos, quizás añorados y, asimismo, no deseables. Mujeres interpoladas entre la avidez, el deseo y la necesidad de percatarse a plenitud de las dimensiones de la existencia.
Morábito elige el jardín —vergel privado de estas damas— como espacio ideal para el desborde de su seductor imaginario arrendado en situaciones extremas, desconfianzas, aprensiones, extrañezas y amenazas en una indagación de los
vínculos inalterables entre lo humano y la extensión insondable del boscaje.
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“Son doce historias protagonizadas por mujeres diferentes, quienes en la noche observan el jardín de su casa con una copa de gin tonic y devienen balbuceos de secretos, disputas entre vecinos, índices de desamparos, soledades, miedos, quebrantamientos, amenazas, deseos y aprensiones. La voz femenina posee un acento que no consigo con la masculina. Apelo a la introspección para narrar realidades y accidentes del espíritu femenino, todo desde el ‘jardín nocturno’, desde una floresta que arropa intimidades”, expresó en entrevista con La Razón, Fabio Morábito.
¿Por qué decidió que cada cuento iniciara siempre igual? “El tiempo siempre pasa veloz cuando miro el jardín”, viene de un cuento de Murakami, “El monstruo verde”, relato fantástico y cómico, donde una mujer que está sola, espera a su esposo y sorpresivamente, aparece en el jardín un repulsivo monstruo que está enamorado de ella. Esa frase me pareció muy singular, me cautivó la situación, el momento y la connotación introspectiva: sentí que ahí había cobijo para varias historias.
¿Doce relatos que sugieren variaciones de una posible novela por los ecos reflejados entre ellos? No, escribí incluso una de las historias sin prever siquiera la posibilidad de conformar un libro y menos una novela. Finalizando ese primer cuento, tuve necesidad de continuar explorando con esa tonalidad, con otro personaje femenino envuelto en la misma circunstancia, escribí un segundo relato y pensé: ¿si ya escribí dos, por qué no escribir otros más? De esas dilucidaciones salió el libro, sin un plan, de manera espontánea.
¿Primera vez que apela a una voz femenina? En “La perra”, un cuento de mi primer libro, La lenta furia (1989), trabajo la voz femenina; pero, fue ahora que volví a hacerlo. La voz femenina da más posibilidad para imaginar cosas.
¿Qué significa el jardín para usted? Veo el jardín como una indestructible incitación humana. Necesitamos incluso simularlo en el espacio que habitamos con pequeñas macetas de plantas que propician una visión de un bosque íntimo. Me interesa en este libro el jardín nocturno por el misterio que alberga.
¿Presencia de Joseph Conrad y Henry James? Te confieso que estoy leyendo por estos días El corazón de las tinieblas, de Conrad, estoy sumergido en ese eco sórdido y salvaje; James está latente sobre todo por la novela Otra vuelta de tuerca donde la vida de los niños protagonistas está en peligro constante por los fantasmas que aparecen en el jardín que rodea la casa.
Jardín de noche
- Autor: Fabio Morábito
- Género: Cuento
- Editorial: Sexto Piso, 2024