La poeta, narradora, ensayista, docente universitaria y gestora cultural Sandra Lorenzano (Argentina, 1960) —Premio Nacional de Poesía Clemencia Isaura 2023 por Abismos— da a conocer Herida fecunda (Editorial Páginas de Espuma, 2024), cuaderno ganador del XV Premio Málaga de Ensayo 2023 que aborda los exilios en develaciones íntimas de voces a través de cantos colectivos, tránsitos por geografías múltiples, cuerpos fracturados y rompimiento con el verbo materno.
Prosa abonada por las circunstancias del exilio de la autora, quien se radicó en México en 1976 huyendo de la dictadura en Argentina y, asimismo, las crónicas de millares de desplazados. “Del Mediterráneo a las fronteras de Centroamérica, de los Andes a la selva colombiana, deambulamos por el fracturado sur del mundo”, asientan los editores.
Discurso que se arquea para desde esa concavidad, darles sentido a las tajaduras. Poesía, crónica, apuntes autobiográficos, ensayo narrativo: perplejidad lingüística que edifica un sorprendente cotejo del desarraigo. Deseos, tropiezos, incendios, zurcidos, balcones vacíos, esquirlas, epidermis, baúles, remolinos, adioses, cartas, otoños, umbrales no traspasados.
“Cuando me piden que hable del exilio, rápidamente me inunda el recato. Este libro tuvo un largo proceso de escritura, lo fui cosechando con pudor. Quizás, lo escribí desde la tartamudez, desde el balbuceo. Me esforcé para concluirlo, si es que se puede terminar la crónica de los exilios. En este libro la herida se devela por la sobrevivencia; otros, no lograron sobrevivir. He tenido el privilegio de escribir y de poder nombrar a aquellos que no pueden hacerlo. Sus voces son los rastros que pronuncio con mi voz”, expresó en entrevista con La Razón la narradora y poeta Sandra Lorenzano.
Realizo una reflexión sobre todo aquello que hemos perdido. Me detengo en los intersticios entre el pasado y lo que queda por recorrer. Los ecos de Ajmátova, Pizarnik, Gelman, Cernuda o Peri Rossi me ayudan a construir mi identidad”Sandra Lorenzano, Narradora
¿El desarraigo como un asedio? El exilio es una experiencia, un viaje que nos lleva a franjas de pérdidas y descubrimientos, de fulgores y obscuridades. Las lecturas y las canciones van nutriendo ese transitar, se convierten en refugios melódicos. Pienso en Violeta Parra o en Fito Páez, me vienen a la cabeza los boleros de Chavela Vargas. El desarraigo es permanente; el recelo por lo perdido se hace latente, hay que desafiarlo, precisamente, no echando raíces en ningún lugar.
¿Reconstrucción de la identidad? Realizo una reflexión sobre todo aquello que hemos perdido. Me detengo en los intersticios entre el pasado y lo que queda por recorrer. Los ecos de Ajmátova, Pizarnik, Gelman, Cernuda o Peri Rossi me ayudan a construir mi identidad. “Ser exiliado es ser devorado por la historia. Y su lugar es el destierro”, nos dice María Zambrano.
¿Qué nos separa del pasado: el tiempo o el espacio? Digo en el texto inicial del libro: “Perdí la lengua en algún lugar de estos diez mil kilómetros que me separan del pasado”. Contra el tiempo no puedo; pero, la distancia me permite, por ejemplo, saber que a miles de millas ha quedado la infancia.
¿El exilio, sitio para añorar? Sí, porque “añorar es una forma de regresar”, como dice Sylvia Molloy. Uno se acuerda de aquello que añora. Evocamos y vamos zurciendo lo que perdimos, construimos aquel pasado lejano por la distancia. Zurcir, no olvidar que Frankenstein es un hijo de la poética del zurcido.
¿El desarraigo como ‘herida fecunda’? Apelo a una cita de la escritora Clara Obligado, quien dice: “No me gusta ver la trashumancia o el exilio o como quieras llamarlo, no me gusta verlo sólo como un hecho negativo. Me parece que también es, como Clarice Lispector decía, ‘una herida fecunda’”.
Herida fecunda
- Autora: Sandra Lorenzano
- Género: Ensayo
- Editorial: Almadía, 2024