Francisco de Jesús Rivera Figueras (Marianao, La Habana, Cuba, 1948), mejor conocido como Paquito D’Rivera —The Paq-Man—, arriba a 70 años de trayectoria musical. Participa en su primer concierto público como instrumentista de saxofón soprano en 1954 a los seis años de edad. Músico de compañía para nostalgias imprevistas. Andamos desorientados, confusos: la presencia del sax alto, clarinetista, compositor, arreglista, director de orquesta y ganador de 17 Premios Grammy nos alivia el desconsuelo.
Más de 50 álbumes y múltiples reconocimientos en diferentes países: uno de los músicos cubanos de mayor prestigio en los espacios del jazz, la música de cámara y clásica. Estudió clarinete, composición y armonía en el conservatorio de La Habana. Fundador de la Orquesta Cubana de Música Moderna y protagonista clave del legendario Grupo Irakere. Sax alto de impresionante ataque, improvisación nerviosa y cuidadoso acatamiento melódico. En los últimos años ha regresado al clarinete con laudable técnica ejecutoria: la revista Downbeat lo nombró durante tres años consecutivos “Clarinetista del Año” (2007, 2008, 2009).
“Lo bailado nadie me lo quita. Llego a siete décadas de faena ininterrumpida en el arte musical. Mi primer maestro fue mi padre Tito Rivera, a él se lo debo todo. Él estudiaba el saxofón tenor de manera constante, yo me sentaba a su lado a imitarlo con un saxofoncito plástico. Yo tenía cinco años y mandó a traer un saxofón chiquitico de París, me enseñó a tocarlo: un año más tarde cuando cumplí los seis me presentó con el Quinteto de Saxos de la Orquesta Cosmopolita en una fiesta de fin de curso de la escuela primaria de mi barrio Marianao en La Habana. Ése fue mi debut profesional en 1954”, explicó D’Rivera en conversación telefónica desde Barcelona, España, con La Razón.
Setenta años. ¿Cómo empieza todo? Mi vocación se inicia escuchando el disco Live At Carnegie Hall de Benny Goodman. Fue determinante mi encuentro a los 12 años con el pianista Chucho Valdés en el conservatorio. En 1963 coincido con él en la Orquesta del Teatro Musical de La Habana, en 1967 fundamos la Orquesta Cubana de Música Moderna y en 1973 formo parte del legendario Irakere, dirigido por él. Con Chucho inicia mi relación con el jazz de manera profesional.
Quiero irme a comer un buen arroz con frijoles, camarones enchilados, platanitos maduros fritos y ensalada de aguacate con berro en el Victor’s Café de Manhattan. Qué mejor manera de celebrar estas 7 décadas con la música a cuestaPaquito D’Rivera, Saxofonista
¿Su versión del “Adagio” de Mozart se convierte en éxito inmediato de Irakere? Pieza que aparece en el disco del sello Columbia con él ganamos un Premio Grammy. Sugerente versión donde actualizo la melodía desde una lúdica improvisación apelando al blues y al rock.
¿Qué significó Irakere para usted? Agrupación que me fogueó como instrumentista al lado de grandes músicos: Arturo Sandoval, Carlos Averhoff, Jorge varona, Carlos Emilio Morales, Oscar Valdés, Jorge El Niño Alfonso o Carlos del Puerto. Irakere fue una escuela bajo la rectoría de Chucho Valdés. Irakere, protagonista de un aporte que revolucionó la música afrocubana, agrupación sobresaliente de enorme calidad, que ha dejado un legado imborrable en los espacios del jazz latino y la música bailable cubana.
¿Exilio en Nueva York en 1980 y la grabación del álbum Blowin’? Ese disco fue un momento feliz, mi primer proyecto discográfico de proyección internacional como líder de banda con instrumentistas de primera línea: Jorge Dalto, Eddie Gómez, Hilton Ruiz, Mario Rivera, Jerry González...
¿Cómo resume estos años de exilio? Años de arduo trabajo y de aprendizaje. Encuentro con Mario Bauzá, uno de los padres del jazz afrocubano; con Bebo Valdés; integrante de la United Nation Orchestra de Gillespie. Grabación de los discos 40 Years of Cuban Jam Session, Portraits of Cuba y Reunión con Arturo Sandoval. En 1998 publico mis memorias: Mi vida saxual. Es largo de contar todo lo realizado en esos años. Destaco mi retorno como instrumentista del clarinete.
¿Etapa que se consuma con la grabación de I Missed You Too! con Chucho Valdés? I Missed You Too! es un gozoso encuentro musical de dos amigos después de muchos años distanciados por problemas políticos. Chucho y yo otra vez compartiendo nuestras obsesiones musicales; sí, ese álbum resume estos años de exilio con temas representativos como “Claudia”, “Mambo influenciado” o “Mozart a la cubana”.
¿Qué es el jazz para usted? Un ‘arte de pandillas’, que se alimenta del contacto e intercambio entre improvisadores: un gran porciento de la creación jazzística se sustenta en la improvisación.
¿Algún deseo personal para celebrar por estos 70 años de trayectoria? Nada especial: seguir montado en el espinazo de la música; pero, quiero irme a comer un buen arroz con frijoles, camarones enchilados, platanitos maduros fritos y ensalada de aguacate con berro en el Victor’s Café de Manhattan. Qué mejor manera de celebrar estas siete décadas con la música a cuesta.