Considerada como una de las actrices mexicanas más emblemáticas, quien trabajó al lado de artistas de la talla de Sara García, Pedro Infante, Joaquín Pardavé, Antonio Aguilar y Germán Valdés Tin Tan, y quien dio vida a personajes icónicos como Viridiana, Carmelita, Mané, fue “una mujer que nunca tuvo miedo de arriesgarse a hacer cualquier cosa en la pantalla grande, en la pantalla chica o en los escenarios teatrales”, destacó en entrevista con el diario La Razón Rafael Aviña, experto en cine e investigador.
“Realmente fue una mujer de empuje impresionante y algo de admirar es que ella debutó en el 48 y todavía en los años 70, o sea, 30 años después, seguía siendo la protagonista, la mujer bella, sensual, espectacular y eso pocas pocas mujeres lo logran”, continuó Aviña sobre una artista cuya imagen y nombre siguen, y seguirán, siendo reconocidos por varias generaciones como referentes de la cultura popular mexicana y como sinónimo de belleza.
Después de estudiar arte dramático en el INBA, hoy Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), donde tuvo como maestros a los inigualables Carlos Pellicer, Salvador Novo y Xavier Villaurrutia, y de interpretar papeles secundarios en obras de teatro pequeñas, su primera oportunidad en el cine llegó en 1948.
El director Miguel Contreras Torres, la había visto actuar en teatro y la llamó para darle vida a Emilia, en Bamba una cinta que relata la historia de un hombre que enamora de una humilde vendedora de redes para pescar, pero su matrimonio con una mujer de posición económica alta genera grandes conflictos. Con tan sólo 17 años Silvia compartió debut con Tito Junco, Carmen Montejo, Andrés Soler y Víctor Manuel Mendoza, entre otros.
El experto comentó que la actriz sonorense protagonizó cerca de 80 películas en más de 50 años de carrera fílmica desde su debut en Bamba y El pecado de Laura, agregó que la activa vida artística de Silvia Pinal, con participación en el teatro, la televisión y las revistas de espectáculo, “la convirtieron en un rostro muy distinguible para el público y sus seguidores”, dijo Aviña.
No obstante, “Silvia fue mucho más que todo aquello, ella entró por la puerta más importante que existía en el México de los años 40 y 50, que era el cine, el mayor orgullo mexicano y una de las fuentes económicas fundamentales del país”, explicó el también periodista sobre el periodo de esplendor del séptimo arte de gran relevancia cultural.
Sin duda, la capacidad actoral de Silvia Pinal fue fundamental para que alcanzara el éxito mundial que logró. Rafael Aviña reconoció la habilidad de la estrella para adaptarse a las cintas rancheras, las películas urbanas, el cine de la Revolución, el melodrama cabaretero, el arrabal urbano, el drama social, la comedia citadina, etcétera.
Otras producciones consideradas como “bastante audaces” por el experto son Divinas palabras (1977), Las mariposas disecadas (1978) y en el extranjero Los cañones de San Sebastián (1968), donde compartió créditos con Anthony Quinn, y Shark (1969).
Por su parte, la actriz, conductora y activista Vanessa Bauche, quien trabajó con la icónica Silvia Pinal en Mujer: Casos de la vida real coincide con Rafael Acuña y comentó en entrevista a La Razón que Pinal la inspiró como actriz por ser multifacética. “Fue una mujer que lo mismo actuaba drama que comedia, tenía una picardía muy particular”, dijo la además productora.
Y recordó la épica actuación de Silvia Pinal y Pedro Infante en El Inocente: “Siempre voy a tener presente esas imágenes, me parece una película de una candidez y con muchos elementos que, lamentablemente, ya no se ven en nuestro cine”, consideró.
El filme fue dirigido por Rogelio A. González, en 1956 y aborda los problemas de una joven caprichosa proveniente de una familia acomodada, Mané, papel de Silvia Pinal y de Cruci, Pedro Infante.
“En comedia musical era un gozo el poder ver a una gran actriz con un gran actor, cantando, bailando, haciendo comedia, con una química extraordinaria. Esas luces ya no se ven”, resaltó Bauche sobre el talento de Silvia Pinal, una mujer que inspiró a generaciones de actrices.