Anuncian plan para escuelas de arte

Falta de equipo y goteras en edificios, las carencias en la ENCRyM y ENAH

Alumnos consultados por La Razón denuncian daños en talleres donde trabajan con obras que son Patrimonio; disminuyen becas para los estudiantes

Fachada de la ENCRyM, en la Ciudad de México. Foto: Cuartoscuro

Con una inversión de tres mil millones de pesos para 2025, la Secretaría de Cultura llevará a cabo el Proyecto Integral de Renovación de las Escuelas de Educación Artística y Cultural, “la segunda vez en la historia que estas escuelas tendrían una intervención como cuando fueron fundadas”, señaló en días pasados la titular de la dependencia, Claudia Curiel de Icaza.

Para conocer cuáles son las necesidades de los alumnos, La Razón recorrió la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete” (ENCRyM) y la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), donde los estudiantes denunciaron la falta de equipo especializado o en malas condiciones, escasez de papel higiénico y jabón en los baños, que los profesores no tienen cañones de proyección para impartir clases, que la red de Internet falla con frecuencia y que necesitan tener una plantilla suficiente de profesores.

“Lo que noto mucho que falta son instrumentos especializados. Teníamos una pistola de rayos X, ya duró 30 años y no funciona. Por falta de presupuesto no han podido conseguir otra y es necesaria para muchísimos análisis. Pero así pasa con cada instrumento que se ocupa, en el taller muchas veces el material ya es viejo”, dijo una de las alumnas entrevistadas, quien prefirió dar su testimonio de manera anónima, de la carrera en Restauración de la ENCRyM, escuela que al igual que la ENAH, forma parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Los laboratorios de Anatomía y Fisiología tienen llaves conectadas, como no las han arreglado, se tapó con algo, se regresa el agua de un laboratorio al otro, imagínate, trabajamos con desechos peligrosos, como sangre
Alumna de la ENAH 

Las carencias incluso se reflejan en que no hay servicio médico ni botiquín de primeros auxilios, pese a que los estudiantes trabajan con materiales que son riesgosos. “Nos ha pasado que ha habido quemaduras con cal viva, se les han metido a los ojos a compañeros, lo cual les ha provocado fisuras en la retina. Han habido también quemaduras con amoniaco, intoxicación por pigmentos. Si te pasa algo en la escuela tienes que moverte con tus propios medios y a dónde puedas”, señaló la estudiante de la ENCRyM, quien aseguró que tampoco existen protocolos de emergencia en la institución.

Con sus propios recursos, los estudiantes compran desde guantes, con un costo de 150 pesos por caja, hasta materiales para el botiquín de primeros auxilios o máscaras de protección de gases, de entre 600 y 800 pesos. De acuerdo con sus testimonios, incluso maestros tienen que adquirir por sus medios herramientas para dar clases, pues de otra manera sólo podrían contar cómo se hace cierta práctica. Por ejemplo, actualmente no cuentan con un colorímetro, por lo que “nada más nos enseñan toda esa parte contándonos, se vuelve teórico”, afirmó otra alumna.

Hace falta presupuesto para arreglar las instalaciones, porque hay muchas goteras en toda la escuela y en los talleres en donde tienes obra original que es Patrimonio
Alumna de la ENCRyM

La infraestructura también se encuentra deteriorada, pese a que los estudiantes trabajan con obras que son patrimonio. La ENCRyM, por ejemplo, de diciembre del 2018 a septiembre del 2024, conservó 423 bienes históricos, entre ellos un retablo del Templo de Belén de los Mercedarios; así como los Códices “Bodley”, “Cortesianus”, “Selden”, “Vaticano” y “Borgia”.

“Hace falta presupuesto para arreglar las instalaciones, porque hay muchas goteras en toda la escuela y en los talleres en donde tenemos obra original y que es Patrimonio. ¿Cómo vas a tener una obra con goteras?”, cuestionó otra estudiante y otra complementó: “El edificio tiene problemas de escurrimiento, las vigas y las columnas tienen problemas de corrosión, hay problemas de humedad en los muros, hay un vidrio estrellado en el domo que en cualquier momento te puede caer”.

De acuerdo con el Informe de Gestión Gubernamental 2018-2024 del INAH, en las escuelas del instituto, al mes de septiembre de este año había una matrícula de mil 910 estudiantes, de los cuales mil 720 son de la ENAH y 142 de la ENCRyM. Egresaron dos mil 108 alumnos, de los cuales mil 696 son de la ENAH y 253 de la ENCRyM. Además, se titularon mil 81 alumnos, de los cuales 679 fueron de licenciatura y 402, de posgrado.

En dicho informe, incluso “recomienda propiciar que cuenten con las condiciones presupuestales y operativas que les permitan condiciones dignas para prácticas de campo” y “equipar y dar mantenimiento oportuno y adecuado a los laboratorios, aulas y talleres”, por ejemplo.

Sin embargo, es notorio el descenso de becas que se otorga a los alumnos, pues mientras en 2019 se benefició a mil 448, para 2023 bajó a mil 43. En el primer semestre del 2024 se otorgaron 548.

En el caso de la ENAH, la realidad no es tan distinta a la de la ENCRyM, pues estudiantes consultados denunciaron que en los laboratorios no se cuentan con los materiales suficientes, por ejemplo, en el de Genética, sólo hay un microscopio y hace falta material para el procesamiento de muestras genéticas y no sirven las duchas de emergencia; en el de Anatomía y Fisiología las llaves no sirven; y en el de Arqueología no hay salida de emergencia. Ni qué decir de los baños, de los cinco que hay están disponibles dos por carencia de insumos; o la falta de tinta para copiadoras, que los obliga a pagar escaneos.

Pero lo más grave es la falta de profesores, aseguraron. “Los grupos están bien llenos porque no hay maestros, hay muy poquitos. Ahora los grupos tienen que ser todos en un solo salón. Luego faltan bancas, hay que ir a otros salones a traerlas”, dijo una estudiante.

Aunque reconocieron que con el director de la ENAH, Víctor Acuña Alonzo, sí han visto algunas mejoras, señalaron que los autobuses para realizar prácticas profesionales no están en las mejores condiciones. Además de que son insuficientes.

“No hay donde metas a 45 personas con sus respectivas maletas. Tendría que haber un transporte apto para todos los alumnos, que sea seguro y que tenga las condiciones para antropólogos que llevan herramientas pesadas”, dijo una alumna.

Mientras otra estudiante agregó: “Muchos de los que salen a prácticas optan por irse aparte en transporte público o particular, porque no hay fechas disponibles para usar el autobús. Entonces es costoso y no todos se van los 30 días que deberían irse, se van siete o 15 a lo mucho”.

Los alumnos confían que con el plan de mejoramiento de las escuelas, puedan tener condiciones dignas para estudiar.