Centenario del nacimiento del poeta, escritor, sacerdote, escultor, teólogo y traductor nicaragüense Ernesto Cardenal (Granada, 20 de enero, 1925–Managua, 1 de marzo, 2020), legó una obra poética reconocida por varios premios internacionales (Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, 2009; Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, 2012...). Destacado representante de la Teología de la Liberación en América Latina, ocupó el cargo de ministro de Cultura en el gobierno emanado de la Revolución Sandinista que derrocó a Somoza en 1979.
Marcado por San Juan de la Cruz, Whitman, Carl Sandburg, Emily Di-ckinson, William Carlos Williams, T.S. Eliot, Ezra Pound, José Coronel Urtecho y Salomón de la Selva: la obra del autor de Oración por Marilyn Monroe y otros poemas (1965) se hermana con la vanguardia nicaragüense (Pablo Antonio Cuadra, Joaquín Pasos...) y la posvanguardia (Carlos Ernesto Martínez Rivas y Ernesto Mejía Sánchez).
Educado en colegios jesuitas, conformó un tejido lírico donde se funden los enigmas del cosmos, de la presencia y del conocimiento desde una contemplación que indaga en Dios la explicación de todos los eventos: del amor a la muerte; de la potestad al embeleso, de lo sucedido a lo que va a suceder; de la eternidad a la nada: “Los metales de nuestro cuerpo / —suaves cuerpos con metales—/ como sabemos, son de estrellas. / Que no vemos. Ya no existen siquiera. / ¿Qué pasó con ellas? Colapsaron / hacia el olvido. En hoyos negros”.
Poesía exteriorista a partir del lenguaje de la realidad. “El exteriorismo es la poesía creada con las imágenes del mundo exterior, que vemos y palpamos, y que es, por lo general el mundo específico de la poesía”, precisa el autor de Epigramas (1961). “Ha venido la primavera con su olor a Nicaragua: / un olor a tierra recién llovida, y un olor a calor, / a flores, a raíces desenterradas, y a hojas mojadas/ (y he oído el mugido de un ganado lejano...) / ¿O es el olor del amor?” El mundo exterior expresado a través de voces que resguardan lo recóndito.
Tránsito lírico que inicia con el mural de Con Walker en Nicaragua (“La peste hizo su entrada con tambores fúnebres ese invierno”), hace parada en Canto nacional (“Todavía tenemos la lucha: Sandino contra marinos / y ay, tanto Rubén Darío hay en el monte / macheteando. Habitantes de ranchos en perpetua noche”) y desemboca en Hora 0 (“Y de la montaña venían, y a la montaña volvían, / marchando, chapoteando, con la bandera adelante”).
“He vivido mucho en México y, como muchos otros no mexicanos de México, he sentido a México como mi patria”, suscribió el autor de Canto a México (2019) donde desfilan Nezahualcóyotl, Xóchitl, Tata Vasco y Quetzalcóatl. Ciudades perdidas, el Mar de Cortés, el río Grijalva, el Valle de Cuernavaca y Tula. El maíz y la milpa. La sabiduría de Los Tlamatinimes y las “olorosas flores” de Azcalxochitzin. La niña Náhuatl y “De noche las lechuzas vuelan entre las estelas”. Los “altares en las milpas” y los arcos y el viento y los cantares y la lluvia y las ruinas de Chichén Itzá.
Cardenal rompió con Daniel Ortega en 1994 y se convirtió en un acérrimo crítico de su autoritarismo. El autor de Oráculo sobre Managua murió el 1 de marzo de 2020 en la capital de Nicaragua, bajo el susurro de las aguas del lago Xolotlán y las brasas del volcán Momotombo. Las autoridades gubernamentales guardaron silencio ante su deceso. “Escucha mis palabras oh Señor /Oye mis gemidos / Escucha mi protesta /Porque no eres tú un Dios amigo de los dictadores / ni partidario de su política”: había suscrito en 1964 en el “Salmo 5”.
Somos herederos de un inventario poético alejado de abstracciones en una invitación a un paseo por emociones delineadas en un misticismo de radiante espiritualidad (pasión, muerte, pasado, futuro, eternidad) desplegado en Hora 0 (1957), Gethsemani Ky (1960), Epigramas (1961), Salmos (1964), Oración por Marilyn Monroe y otros poemas (1965), El estrecho dudoso (1966), Canto nacional (1972), Oráculo sobre Managua (1973), Cántico cósmico (1989), El telescopio en la noche oscura (1993), El origen de las especies y otros poemas (2012), Somos polvos de estrellas (2012): cuadernos imprescindibles de la lírica hispanoamericana.