En el Santuario Parroquial de Nuestra Señora de Los Ángeles, el segundo más importante de la Ciudad de México después de la Basílica de Guadalupe, trabajadores aceleran las labores de reconstrucción para abrirlo a los fieles a mediados de agosto de 2025, a casi ocho años de los sismos de 2017 que provocaron la caída de la cúpula, el mayor reto de rehabilitación en la capital del país.
En un recorrido, La Razón constató que maestros canteros aún cierran los óculos de la cúpula diseñada por el arquitecto Emilio Dondé para después reconstruir el casquete; mientras otros trabajadores terminan los últimos detalles de la rehabilitación de las torres campanario que ya han vuelto a tener su color azul. En el interior de la parroquia las labores que se hacen son pocas ahora, pero hay avances en la zona del coro, la fachada y ya se atendieron las grietas de los muros.
Hasta no terminar la cúpula, se podrá arreglar el piso que resultó dañado. En ese momento también será viable afinar el órgano monumental de principios del siglo XX que volverá a escucharse después de mucho tiempo, pues se está elaborando una flauta faltante y se le han añadido piezas que ya no tenía para recuperar su sonido.
Arturo Balandrano, titular de la dirección general de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural de la Secretaría de Cultura, dijo a este diario que el término de las labores se estima “a mediados de agosto”; sin embargo, también aclaró: “Los monumentos no tienen palabra de honor; he tenido que tragarme mis palabras muchas veces, porque estamos atentos a atender, resolver la problemática, pero cada vez que levantamos o destapamos algo, encontramos cosas que no esperamos y eso hace empezar a hacer ajustes en los procesos.
“Los vitrales vienen hasta agosto; tienen que colocarse también para decir que queda concluida la cúpula. Lo que podemos hacer es una apertura sin vitrales, selladas las ventanas para que la comunidad pueda empezar a usar el templo, luego hacer la obra de colocación y luego una magna ceremonia tocando el órgano”, explicó el también arquitecto, quien el año pasado contemplaba que las obras culminarían en diciembre de 2024, pero no fue así.
Por ahora la prioridad es la cúpula, que después de varios análisis de expertos se decidió conservar, en lugar de demolerla. Se prevé que sólo estas labores terminen en marzo, aunque con el fin de dichas obras continuarán otras que no se han podido avanzar porque dependen directamente de la recuperación de la cúpula.
“Este año cumplimos ocho años del sismo. En marzo se tiene pensado que ya esté terminada la cúpula con la linternilla. Los maestros canteros van a un ritmo que permite pensar que la cúpula estará concluida; es el compromiso que se tiene. Hace poco me preguntaban si me atrevía a decir que ya iba a terminar, porque en otros años decíamos que era seguro que sí y pasaba algo, pero ahora ya vemos hasta diferente allá arriba, se está cerrando la cúpula. No queremos levantar los brazos y decir que sí, pero todo indica que vamos muy bien”, dijo a este diario durante el recorrido Mariana López Mendoza, encargada de la Subdirección de Supervisión de obras y Proyectos de la Coordinación Nacional de Obras y Monumentos.
Ya está por finalizar la construcción de la linternilla que quedó totalmente destruida. Ya no será de más de 20 toneladas, sino de 10, debido a que uno de los factores que provocó la caída de la cúpula fue el peso de este elemento.
“En la coordinación hicimos el proyecto de la recuperación de la linternilla, en el sentido de estudiar la forma, las proporciones y construirla con las condiciones que se requieren para la cúpula. Al hacer el análisis estructural, al entender el comportamiento de la estructura en su conjunto, se decidió que debía pesar mucho menos, 10 toneladas, para que la cúpula pudiese tener un mejor comportamiento estructural. Es de acero”, detalló López Mendoza.
Para los expertos, esta nueva linternilla será la aportación de esta época al histórico inmueble. “Es un homenaje a la figura original del patrimonio que se diseñó por el creador original Emilio Dondé. Es una aportación de la generación actual a la riqueza artística del templo. Entonces, no se pretende engañar a la comunidad diciendo que estamos reconstruyendo la linternilla original. La linternilla se perdió y tenemos una nueva. Se está trabajando y no se podrá montar hasta que esté la cúpula”, agregó Arturo Balandrano.
Sobre la cúpula explicaron que “como demolerla era impensable”, se ha trabajado en la reconstrucción de los tres gajos que se destruyeron y en la recuperación estructural. Además, consideraron las labores como un parteaguas debido a la importancia arquitectónica de este elemento. “Es probablemente la tercera más grande del país; está Loreto y también la Catedral Metropolitana. La dimensión es importantísima, pocas cúpulas en el mundo la tienen (de un diámetro de 14.20 metros). En términos de arquitectura es un prodigio en haberla levantado en un suelo que era prácticamente lodo; requirió de aplicación de conocimiento, ciencia, esfuerzo, trabajo”, destacó el director general Arturo Balandrano.
La rehabilitación del inmueble en su conjunto ha sido de suma importancia, dado el valor arquitectónico y social que tiene el Santuario Parroquial de Nuestra Señora de los Ángeles.
“La parroquia tiene una importancia muy grande para la fe católica; pero también es un prodigio de la ingeniería y la arquitectura mexicana que, a través de varias épocas, fue definiendo una magnificencia. Con la rotura que hubo del piso por la caída de materiales de la cúpula, pudimos ver cómo estaba la cimentación. El templo tuvo un trabajo de recimentación muy importante en el siglo XX”, explicó el arquitecto Balandrano.
La recimentación que tuvo la parroquia no ha sido el único hallazgo, pues también se ha podido encontrar obra mural que estuvo tapada por las diversas intervenciones que se hicieron en el inmueble en el siglo XX.
“Ahora que se estuvo haciendo la reposición de unos aplanados, se pudo ver que existía pintura mural, estos ángeles. Seguramente, el templo habrá tenido una gran cantidad de pintura mural, en todas las etapas que le han intervenido, desde que se construyó hasta la fecha, le estuvieron metiendo nuevos aplanados. Esas pinturas murales son de principios del siglo XX”, aseguró María del Carmen Castro Barrera, restauradora perito de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural, quien antes de este cargo lideró de los trabajos de rehabilitación de los bienes muebles de la parroquia.
“No tenemos todos los bienes muebles contabilizados, porque hay unos que no se han tenido que trabajar, sino que están embodegados desde hace cuatro o cinco años; pero estamos hablando más o menos de unos 200”, comentó la especialista.
Durante las labores también se ha podido regularizar el sistema eléctrico y la sugerencia que se ha dado a la Conferencia del Episcopado Mexicano es la instalación de cámaras de vigilancia. “Todavía no tenemos contemplado (cámaras de vigilancia), pero ha sido la recomendación general que hemos acordado con la Conferencia del Episcopado”, dijo Balandrano.
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De una capilla humilde a un majestuoso templo
De ser una capilla austera de adobe a finales del siglo XVI, con el paso del tiempo se convirtió en la Parroquia de Nuestra Señora de Los Ángeles, ubicada en la colonia Guerrero, en la Ciudad de México, actualmente es el segundo templo para el culto religioso más importante de la capital, después de la Basílica de Guadalupe.
“Es el principal santuario después de la Basílica de Guadalupe, por lo menos en la zona metropolitana de la Ciudad de México. Tiene una importancia muy grande para la fe católica”, detalló en entrevista Arturo Balandrano, titular de la dirección general de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural de la Secretaría de Cultura.
De acuerdo con el arquitecto, la Capilla fue construida sobre un terreno lacustre para recibir a las órdenes clericales que realizan las tareas de evangelización por el país.
Constantemente sufría daños por las inundaciones. Sin embargo, todo cambió en 1580. Según cuenta la tradición, durante la quinta inundación, un cacique halló el lienzo de una virgen, hecho que consideró un milagro y por lo cual pidió a un pintor indígena que reprodujera la imagen en el muro de la capilla, representación que todavía se conserva en la ahora parroquia en el altar mayor.Actualmente se tiene cubierta para protegerla de las labores de restauración.
Pronto los habitantes de la zona comenzaron a atribuirle milagros a la virgen. Entonces fue transformándose a través de los siglos y, durante un tiempo, tuvo tres claustros, pues no existía la calle Soto y la parroquia ocupaba ese espacio y varios aledaños.