La narradora, ensayista, periodista, crítica literaria, viajera y académica mexicana Margo Glantz (Ciudad de México, 28 de enero, 1930) arriba a los 95 años de edad enfrascada en la redacción de sus memorias. Avalada por una extensa obra que ha abordado el erotismo, el cuerpo femenino, la migración y la memoria, la autora de Las mil y una calorías, novela dietética (1978) acaba de publicar Cinco miradas sobre el olvido (Editorial Gris Tormenta, 2024): presentación y selección de textos de Roland Barthes, Primo Levi, Sylvia Molloy, Alvar Núñez Cabeza de Vaca y George Perec sobre el tema de la reminiscencia, donde se pone de manifiesto su incansable actividad creativa que no cesa en un trayecto de más de 60 años en el oficio de la escritura, la docencia y la promoción cultural.
“La edad nos pone límites, lo que más lamento es no poder viajar como lo hacía antes. Sigo escribiendo y lo haré hasta el último momento. No me quejo, en estos años he hecho lo que quería con total libertad a pesar del machismo de un país como México que no acepta que una mujer pueda destacar en la ciencia, las humanidades o en la política”, expresó en entrevista con La Razón la escritora Margo Glantz, destacada estudiosa de la vida y la obra de la poeta Sor Juana Inés de la Cruz.
Decía Philip Roth que “la vejez no es una batalla, sino una masacre”. ¿Qué piensa usted del asunto? He tenido la suerte de una vejez activa, llego a esta edad con plena lucidez, con la memoria intacta y con deseo de más. En mi caso, la ancianidad no ha sido una catástrofe. La vejez es un destino insoslayable.
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He oído a muchos decir que si llegaran a los 90 años, le gustaría hacerlo como usted... Me agrada saber que mi estado sea el modelo de aspiración de la senectud de esas personas.
¿Está abocada en la escritura de sus memorias? En eso estoy. No será un texto cronológico, sigo en mi apelación del uso del fragmento en una especie de bitácora donde entra todo lo vivido: lo sobresaliente, lo elegante, lo mundano, lo irónico, lo adverso, el humor, la frivolidad, la moda... Todo es importante a la hora de intentar resumir una vida. Atravieso por una etapa difícil, estoy en proceso de recuperación. Tengo el propósito de terminar estas memorias, llevo muy pocas páginas. Quiero que sea un libro grato, placentero, pero bien estructurado.
¿Por qué la técnica de la fragmentación? El fragmento cobra en mi obra una importancia total, porque he podido romper con la estructura lineal, a través de una libertad que me da la posibilidad de mezclar episodios, instantes y pasajes en la atmósfera narrativa. No soy pionera en México del uso del fragmento: la narradora Nellie Campobello lo hizo en Cartucho de 1931.
Vivimos bajo situaciones marcadas por perplejidades: conflictos armados, terrorismo, irrupción del extremismo de la derecha en Europa, la llegada de Trump a la presidencia y las dictaduras en Cuba, Venezuela y NicaraguaMargo Glantz, Narradora y ensayista
¿Se siente satisfecha de su trabajo con la palabra de casi 50 años? No estoy satisfecha, nunca lo estoy. Corrijo de manera obsesiva, publico y después me siento incómoda, porque el texto se pudo pulir más. No sé si aquella escritora que publicó su primer libro en 1978 ha tenido una evolución o no: puedo afirmar que he procurado que cada texto sea diferente formalmente en la búsqueda de la diversidad estructural.
¿Vejez, cuerpo y erotismo? Considero que mi vejez no ha sido obstáculo para mantener la obsesión presente en toda mi escritura que es el cuerpo y la relación con lo erótico.
¿Cómo ve usted las circunstancias del mundo actual? Vivimos bajo situaciones marcadas por perplejidades: conflictos armados, terrorismo, irrupción del extremismo de la derecha en Europa, la llegada de Trump a la presidencia y las dictaduras en Cuba, Venezuela y Nicaragua. Estamos amenazados por un despliegue informativo extenso y contradictorio. Es muy confuso todo lo que sucede en el mundo de hoy.
¿Sigue esperando el importante Premio Cervantes? Antes me daba un poco de pena decirlo, pero a estas alturas ya no me importa lo que digan. Sí, aspiro al Premio Cervantes, reconocimiento que ganó merecidamente mi amigo Sergio Pitol en 2005.
¿Llega la nostalgia con el arribo de estos 95 años? No, me siento bien con algunas limitaciones de movilidad. Me he caído varias veces por problemas del equilibrio. Resiento no poder viajar sola. Sé muy bien que me queda poco tiempo, el cual voy a disfrutar, dentro de mis posibilidades, de la manera más grata con la familia, los amigos y escribiendo. Ya no quiero más, espero morirme tranquila.