Efeméride

500 años de la caída de Tenochtitlan: ¿Cuáles son las mentiras y los mitos de la Conquista?

A 500 años de la caída de México Tenochtitlan historiadores comparten cuáles son las mentiras que se han difundido sobre la Conquista y qué realmente pasó

El 13 de agosto se conmemoran 500 años de la caída de México-Tenochtitlan.
El 13 de agosto se conmemoran 500 años de la caída de México-Tenochtitlan. Especial

La Conquista de México —“uno de los episodios más cautivadores y trágico de la historia del mundo” (Hugh Thomas)— ha conducido a diversas tergiversaciones, mentiras, hablillas y fabulaciones, las cuales forman parte de la memoria colectiva de los mexicanos. ¿Cortés en realidad hundió las naves?, ¿Moctezuma recibió con honores a Cortés?, ¿qué es el malinchismo?, ¿nacimiento del mestizaje?, ¿el 99 por ciento de la tropa que conquistó a México-Tenochtitlan era de procedencia indígena?, ¿fin del mundo indígena?

Nos proponemos aquí precisar algunas de estas fábulas, quimeras, subterfugios y fantasías en el contexto de los 500 Años de la caída de México-Tenochtitlan.

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Historia de las Indias de Nueva España e islas de Tierra Firme, t. I, cap. V, p. 21

Hernán Cortés y los navíos hundidos

“Se ha falseado el hecho. Sabemos que Cortés, el 18 de febrero de 1519, zarpa con 11 naves del cabo cubano de San Antón, enviado por el gobernador de Cuba, Diego Velázquez. Tercera empresa expedicionaria a Yucatán con el objetivo de mercadear y saquear el oro y la riqueza que habían entrevisto en viajes anteriores por el actual golfo de México”, precisa el historiador de la UNAM, Alejandro González Acosta. Pero, Cortés tenía otros propósitos: continuar avanzando hasta llegar a Tenochtitlan. Para impedir que hubiera marcha atrás y vacilación entre la tropa decidió inhabilitar los barcos.

Revisemos a Bernal Díaz del Castillo, quien asienta en sus crónicas: “Platicando con Cortés, le aconsejamos los que éramos sus amigos que no dejase navío alguno en el puerto, sino que luego diese al través con todos". Nunca hubo tal hundimiento de naves ni tampoco incendio de las mismas. “Eso nos dijeron en la escuela; pero, ni las quemó ni las hundió: las estancó, las inmovilizó para aplacar a los sediciosos que pretendían regresar a Cuba”, concluye el investigador del Instituto Bibliográfico de la UNAM, González Acosta.

“Se han encontrado pocos vestigios sumergidos en la playa de la Villa Rica. Parece más plausible que las encallara, porque, además, meses después, mandó recuperar las partes metálicas de aquellos navíos para reutilizarlas de múltiples formas más adelante, como sucedió en la construcción de los pequeños bergantines que asediaron el lago de Texcoco”, ha escrito el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, fundador del Proyecto del Templo Mayor.

Encuentro de Hernán Cortés con Moctezuma

El 8 de noviembre de 1519, Hernán Cortés y Moctezuma tuvieron un encuentro en Tenochtitlan, el corazón del imperio azteca. “El choque de cultura que protagonizan el conquistador español y el tlatoani mexica, permanece englobado en invenciones, supersticiones e imprecisiones”, expresa Alfredo Alonso, profesor de Historia de México de la UAM-Iztapalapa.

Todo parece indicar que el tlatoani mexica no recibe con beneplácitos al conquistador español, como registran algunos anales. Moctezuma, emperador supersticioso y receloso de los dioses, estaba cauteloso por vaticinios develados en los días anteriores del arribo de los españoles. El presagio más significativo, el anuncio del retorno de Quetzalcóatl, el gran Dios mexica, alegoría del “principio y el fin” causa una gran impresión en su estado anímico.

“Quién duda que Moctezuma llegó a creer que Cortés representaba el regreso de Quetzalcóatl, en los primeros momentos, para después darse cuenta del peligro de esta llegada. El tlatoani mexica comienza a dudar de las buenas pretensiones del militar español y muestra su recelo frente a éste. No olvidar que seis después, Moctezuma es apresado por Cortés”, abunda Juliana Mendoza, profesora de Historia de México del CCH Sur de la Ciudad de México.

El malinchismo

Expresión originada por la presencia de Malinalli, referencia directa del mito mexicano, La Malinche: una de las esclavas que le entregan a Cortés como trofeo de guerra y que lo escolta durante el trasiego de la conquista. Entre 1519 y 1521 apoya como guía e intérprete al conquistador, sus gestiones fueron determinantes en los propósitos de los españoles de conseguir alianzas y acuerdos de otros pueblos indígenas en contra del Imperio Mexica.

Bernal Díaz del Castillo escribe que la Malinche nació en un pequeño poblado cerca de Coatzacoalcos, fue cedida a Alonso Hernández de Portocarrero, uno de los hombres más leales de Cortés y la pone a su disposición. El capitán se da cuenta del dominio que tenía de las lenguas maya y náhuatl (idioma de los aztecas): la convirtió en la traductora de los peninsulares para poder comunicarse con Moctezuma, el señor de Tenochtitlan.

“Nos dividimos entre malinchistas o patriotas, vencidos o traidores, mestizos o blancos. ¿Éramos una raza suprema que fue destruida por Cortés? ¿La conquista tocó a estas tierras para imponer la malignidad? La Conquista de México es uno de los relatos históricos de nuestra nación que más discusión levanta: se habla de ‘altas ingratitudes o traiciones’, las cuales dieron como resultado la rendición de nuestros ancestros. En todo eso, La malinche juega un rol protagónico”, asevera el arqueólogo del INAH, Carlos Alunarán.

“Cuando se habla de ‘aversión u odio mexicano’, la Malinche es indudablemente una de las personalidades históricas que más lo origina: para muchos, representa la ingratitud femenina. Se dice que es la culpable del fin de la época esplendorosa de la incipiente ‘nación mexicana’, irradiada en el Imperio Azteca”, resume Iraida Campoamor, quien ha estudiado con empeño la figura de La Malinche.

Posteriormente, integrante de la nobleza española: ella no sortea las circunstancias de su atribulada existencia. “Juega un papel clave en la alianza de los peninsulares con indígenas, en el objetivo de Cortés de derrotar a los tenochcas. Pero, la caída de Tenochtitlán se debe principalmente a la epidemia de viruela transferida desde el viejo continente, la cual mermó el capital humano azteca, y de la coalición entre soldados españoles e indígenas, no por una ‘traición’ de la Malinche”, reitera Campoamor.

Un recelo casi irracional hacia el forastero o al hábito de tener cierta distinción por lo distinto previamente que por nuestras raíces, se conoce como malinchismo: “Idealización de un falso patriotismo causante de odio y miedo hacia lo extranjero”, insiste Campoamor.

El historiador Juan Miguel Zunzinegui ha dicho: “Parece que la conquista del mexicano está en su mente y en las historias que se les han contado desde niños, eso crea una mentalidad en la que siempre se concebirán como los conquistados, los vencidos. Aceptar que estamos como estamos y somos como somos, sería un acto de madurez con el que podríamos salvar a nuestro país”.

El mestizaje

Las relaciones sexuales entre Cortés y Malintzin procreó al mestizo: mezcla de la estirpe española (padre) y de la raza indígena (madre). “Este mestizaje no es una mezcla de iguales, sino la confirmación de una supremacía patriarcal, española, occidental, impuesta por medio de la victoria militar y de la violación de la madre nativa, según Octavio Paz”, expone el historiador y antropólogo del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, Federico Navarrete.

“Macabra y violenta fábula de nuestro origen racial: invento del siglo XIX cuando se impuso el proyecto político de crear una nación mestiza, es decir, de terminar de obligar a los indígenas a abandonar su cultura”, insta Navarrete.

Los archivos confirman que los mestizos (descendencias de varones españoles con mujeres indígenas) no sobrepasaron la cifra de entre el 5 y 10 por ciento de la población de la Nueva España, sector que nunca tuvo un papel trascendente en los espacios políticos y sociales de la colonia.

El 99 por ciento de la tropa que conquistó a México-Tenochtitlan era de procedencia indígena

Las alianzas e intercambios realizados a partir de 1519 entre los ‘indígenas conquistadores’ y los hombres de Hernán Cortés fueron cardinales para la victoria, de ahí que el 99 por ciento del ejército que conquistó México-Tenochtitlan estaba conformado del 99 por ciento de nativos. “En su historia de la conquista Cortés presume su importancia a costa de sus aliados”, explica Navarrete.

¿Fin del mundo indígena?

Error definir a los indígenas como sometidos, como derrotados en la abrogación de sus culturas. “Lo indígena positivo y glorioso queda relegado al pasado ‘prehispánico’, y lo que hay después es visto sólo como supervivencia o continuidad de ese pasado o como resultado inevitable de la aculturación occidental. No sorprende que los inventores de la derrota indígenas hayan sido las élites criollas y mestizas que en los siglos XIX y XX buscaban imponer la cultura occidental y suprimir las culturas indígenas tan vivas y respondonas”, reflexiona el investigador Navarrete.

Indiscutible, las tradiciones, saberes y sapiencias indígenas han estado presentes, muy activas y preponderantes en estos cinco siglos. No hay consumación del mundo azteca-indígena tras la conquista de hace 500 años.

AG

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