El traductor, ensayista, editor y poeta Roberto Diego Ortega falleció ayer a los 68 años de edad, después de un mes de darle batalla a un mal que lo aquejó en las últimas fechas, informó su familia. Hasta el último momento estuvieron con él su esposa Rocío y sus hijos Diego y Max.
“Con profundo dolor les comparto la partida de mi amoroso y maravilloso compañero durante 47 años. El Bob se ha ido, ya no estará para todos”, informó su viuda en la red social X.
Fue un apasionado del periodismo, la cultura y la literatura, conjuntó esos tres rubros en el suplemento El Cultural de La Razón, que dirigió durante ocho años.
En dicha publicación, entre las páginas, bajo la visión de Roberto Diego, los lectores encontraron desde entrevistas de largo aliento con personalidades cruciales de la vida cultural del país, revisiones de obras como la que hizo Martín Solares sobre el autor Cormac McCarthy, traducciones al español, entre éstas la que realizó Ortega de El verano después de la guerra, un relato poco conocido en nuestra lengua del escritor británico de origen japonés Kazuo Ishiguro; además de temas de coyuntura, abordados con profundidad: el negocio de la transmisión de música vía streaming, las políticas culturales en México y los corridos, por ejemplo.
“Era un hombre muy curioso, tenía una sed de conocer de todo, no sólo de literatura, sino de sociedad, cine, artes plásticas, tecnología, música, se mantenía al día en estos temas y mantenía el suplemento activo en diversos rubros. Es una apuesta que algunos hubieran considerado loca cuando nació El Cultural; sin embargo, se ha mantenido con lectores bastante fieles, un consejo editorial de primera, es el resultado de una concepción muy clara y lúcida de Roberto Diego”, destacó en entrevista con La Razón Julia Santibáñez, editora del suplemento El Cultural.
Tenía una sed de conocer de todo, no sólo de literatura, sino de sociedad, cine, artes plásticas, tecnología, música, se mantenía al día en estos temas y mantenía el suplemento activo en diversos rubros. Es una apuesta que algunos hubieran considerado loca cuando nació El CulturalJulia Santibáñez, Editora de El Cultural
El ensayista siempre cuidó hasta el mínimo detalle de cada publicación. Quienes en este diario colaboraron con él lo recuerdan como un buen conversador, un hombre generoso y amable. Un apasionado con cada trabajo que hacía, ya sea como editor o traductor.
“Fue un hombre muy comprometido con la cultura, con una rectitud a toda prueba, no había ningún sesgo de ningún tipo, ni animadversión contra algún personaje ni al revés, favorecimiento de alguno o alguna; era cabal en el sentido más amplio de la palabra, en tiempos como estos se valora mucho, era tremendamente generoso, un buen hombre”, comentó la poeta Santibáñez.
La también coordinadora de la Cátedra Carlos Fuentes de Literatura Hispanoamericanade la UNAM expresó que con el deceso de Roberto Diego, “queda un hueco muy grande dentro de la cultura, habrá que hacer un esfuerzo grande para hacer un suplemento del que pudiera sentirse orgulloso; deja una enseñanza muy importante, no sólo en el ámbito periodístico sino como humano”.
Por su parte, el narrador y periodista Héctor de Mauleón dijo en X: “Quién nos diría aquella tarde de música que no habría otra ocasión queridísimo Roberto Diego Ortega. Cómo lo lamento”.
El crítico literario y periodista cultural Alejandro de la Garza recordó a Roberto Diego como un “editor único. Su apoyo y su confianza me ayudaron mucho. Nos veremos pronto, Robert”, escribió.
Mientras que el escritor José Joaquín Blanco rememoró: “Entre las aventuras periodísticas de Roberto Diego Ortega están, en los años 80, las revistas eróticas Su Otro Yo y Diva que, a la manera del clásico Playboy, conjugaban fotos de divas y buenos textos literarios y periodísticos”.
Raúl Trejo Delarbre lo describió como un “poeta pulcro y preciso, editor riguroso, hombre bueno, culto y generoso”.
Roberto Diego Ortega nació en la Ciudad de México en 1955, estudió periodismo en la UNAM y formó parte del taller de Poesía Sintética. Colaboró en La cultura en México, suplemento dirigido por el cronista y escritor Carlos Monsiváis.
También fue jefe de redacción de la revista Nexos y director de Su otro yo, Diva, Viva y el suplemento cultural del periódico El Nacional. Además de colaborar en Etcétera, Crónica dominical, Crónica cultural y La gaceta del Fondo de Cultura Económica.
Reseñó obras como Esquemas para una oda tropical, de Carlos Pellicer y participó en el libro Y sin embargo yo te amaba. Doce escritores interpretan a José José. Además de la antología Así escribo, en la que participaron además de Roberto Diego, autores como José María Pérez Gay, Ángeles Mastretta, Alberto Ruy Sánchez, Xavier Velasco, Enrique Serna, José Agustín y Cristina Rivera de la Garza.
Fue autor del poemario Nacer a cada instante, (1994) y Línea del horizonte, La Máquina de Escribir (1979). La poesía también fue parte importante de su vida.
“Se lamentaba haber dejado un poco de lado la poesía con el trabajo cotidiano, pero era como una parcela muy suya, entrañable para él, lo demostró en todo lo que hizo, tenía la poesía presente, tanto en publicaciones de El Cultural o en su trabajo como escritor”, dijo Santibáñez.
Como traductor, Roberto Diego Ortega destacó por trasladar al español obras de Graham Greene, Anthony Burgess, Julian Barnes y Harold Bloom.
- Nació: Ciudad de México, 1955
- Trayectoria: Fue jefe de redacción y consejero editorial de la revista Nexos y director de Su otro yo, Diva, Viva y del suplemento cultural del diario El Nacional.