Aguilar Camín publica edición definitiva de Historias conversadas

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Circula en librerías la ‘edición definitiva’ de Historias conversadas (Literatura Random House, 2019), del historiador, periodista y narrador Héctor Aguilar Camín (Chetumal, 1946): quince cuentos —“novelas condensadas”—, en los cuales se corrobora que el hecho literario tiene su raíz en la disertación. Narraciones articuladas con otras narraciones o la táctica de Las mil y una noches: Scherazada seduce porque el asunto nunca se amarra, depende de su vínculo con otros argumentos. Contar una historia dentro de una historia.

El autor de Morir en el Golfo entrega un catálogo de obsesiones, entusiasmos que suscriben los gestos de una vida: el deseo, los amigos, el alcohol, la política, el poder, el amor/desamor, los quebrantos, los desencuentros... El personaje que desanda por estos folios se reinventa en cada lance, se apropia de nuevas circunstancias y se cobija entre nuevos ardores. La evocación en estado puro; pero, más que todo el muestrario de los múltiples ángulos de una pasión.

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“Me atrevo a decir que buena parte de todos mis textos de ficción tiene su raíz en mis días infantiles, en ese Chetumal donde nací. Escuchaba a mi madre y a mi tía que se contaban cosas, incidentes de otros tiempos, en un enlace prodigioso del presente y el pasado: ésas fueron las primeras lecciones de narrativa que tomé de forma espontánea, mientras escuchaba a esas mujeres haciendo uso del arte de rememorar”, comentó a La Razón.

¿Edición definitiva de un libro que ha tenido varias impresiones? Esta edición es definitiva y única. Releí en estos últimos meses estas historias, compruebo que en ellas están todos los registros que me han interesado como escritor, desde el deseo a los fracasos, del amor a la violencia, la amistad y el alcohol... Este volumen refleja muy bien los asuntos que me impulsan a escribir ficción. Corregí, ahora entrego lo que para mí es una edición definitiva.

¿Las conversaciones de su tía y su madre son la raíz de este libro? Ellas eran unas conversadoras fabulosas: maestras en el arte de narrar. Desplegaban historias de su infancia, de su pasado de una manera asombrosa. Aprendí con ellas a contar.

¿Reescribir como el músico que arregla armónicamente un tema? Volver al texto da la posibilidad de verlo con otros ojos: eso es necesario, a veces. Las historias de este libro las he venido reescribiendo desde hace muchos años en tres o cuatro ocasiones: si lo volviera a leer: lo volvería a corregir. Es el libro que más he corregido en mi vida. La primera versión fue muy natural, fácil. Creo que uno encuentra el tono en la reescritura.

¿En estas nuevas versiones cortó y agregó mucho? Rememoro a Tolstoi cuando decía aquello de que escribir bien ‘es un poco de más y también un poco de menos’. El acierto literario está en saber quitar lo que sobra y añadir lo que hace falta.

El dato: Historias conversadas se publicó por primera vez en 1992. Para esta versión definitiva el escritor reeleyó y corrigió los relatos que conforman el compendio.

¿Mediar entre lo conversado para convertirlo en literatura? Ahí está el problema: que la conversación sea literaria. Ése ha sido el principal desafío en estos quince relatos: mudar la tonalidad de la conversación al entorno de la ficción. La intención se centra en el logro de que el lector escuche una conversación mientras lee.

Veo la presencia de la nostalgia como leitmotiv de estos relatos...  Hay historias duras y también melancólicas. Sí, la nostalgia es un elemento que explotamos los narradores. Amor, deseo, fracasos, ausencias y pérdidas son temas donde la evocación juega un papel sustancial. En esta compilación de relatos hay una interpolación de la memoria familiar y circunstancias políticas que han determinado los gestos de los personajes. Quizás se confirma en “Balada del verdugo melancólico”, “Mandatos del corazón” y “El camarada Vadillo”.

“La elección del Ascanio”

Por Héctor Aguilar Camín

Tuve, recuerdo que la tuve, una amiga dulce que me hizo viajar. Removía con sus ofertas de noches comunes en sitios extraños mis hábitos comodinos de aventurero sedentario. Se llamaba Julieta y no sabía estarse en paz, acusando en su movimiento aquella condición de la que según Pascal vienen todos los males de los hombres: no poder estarse mucho tiempo en el mismo lugar. Yo viajaba todo lo que había que viajar en las páginas del periódico y de los libros. Era proclive a los amigos y a las cantinas, más que a los andenes y a los caminos. Con Julieta viajé sin embargo como no lo había hecho desde que un ciclón arrojó a mi familia del pueblo donde nací, y a mí, del edén de mi infancia perdida...

Fragmento tomado del libro.

Héctor Aguilar Camín

Profesión: Periodista, historiador y escritor

Galardones: Premio Nacional de Periodismo Cultural (1986) y Premio Mazatlán de Literatura (1998)

Historias conversadas

Autor: Héctor Aguilar Camín

Género: Relato

Editorial: Literatura Random House, 2019

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