Ana Clavel escribe sobre corazones suicidas, maltrechos, alegres...

La narradora Ana Clavel (Ciudad de México, 1961) —Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska 2013 por Las ninfas a veces sonríen— entrega CorazoNada (Cultura Estado de México/UAEM, 2023): minificciones, aforismos, versos y adagios zambullidos en disyuntivas, zozobras, sosiegos y cataclismos del corazón. Viaje por las pulsaciones del “órgano de las emociones” con sigilosa ironía, ingenio y lúdicas cavilaciones, las cuales coquetean con el Génesis, Monterroso, Pascal, Cortázar, Scherezade o Shakespeare.

Cordial muestrario de microrrelatos que logran cautivar y, asimismo, interceder la mirada hacia ese órgano ubicado en el lado izquierdo del pecho que con palpitaciones da respuestas a las tablas de la tristeza, las desilusiones, las alegrías, los fiascos, los éxitos, las amarguras del amor y los destellos del deseo. “Corazo-todos pero, a la hora de la hora, corazo-nada”, subraya Clavel con ironía en el frontis de un cuaderno de seductoras conjuraciones.

“He develado mis corazonadas: hablo de la soledad, del amor, de la melancolía que muchas veces puede terminar en naufragio. El lector se topa aquí con corazones suicidas, corazones maltrechos, corazones alegres y también agrietados. He querido entregar un catálogo que nace de mis exploraciones por las coordenadas de ese órgano vital, centro de todas nuestras emociones”, dijo a La Razón Ana Clavel.

¿Retoma usted el cuaderno editado en 2014? Sí, pero lo he ampliado con nuevos textos hasta llegar a más de 70 minificciones en una reedición de hermosa factura del Fondo Editorial del Estado de México y la Universidad Autónoma del Estado de México.

¿Corazón y melancolía en diálogo? La melancolía se ha dilucidado siempre en las franjas de lo sublime desde una mirada extenuada en influjos ascendentes y descendentes que muchas veces confluyen con la desventura. La melancolía está emparentada con el quebranto de una voluntad que busca el vacío: vuelco a veces mortal, donde el corazón es testigo.

¿Corazón: el órgano de las emociones? Órgano que pulsa en el lado izquierdo del pecho, que se desdobla frente a la congoja o la decepción, que rebota ante un buen augurio. Corazón que ha sido inspiración de muchos poetas, escritores, filósofos y pensadores que nos han legado significativos libros. CorazoNadas intenta entrar con cautela a ese catálogo donde el corazón es protagonista.

¿Variaciones de la famosa cita de Blaise Pascal? Juego con su famoso exergo: “El corazón tiene razones que la razón ignora” y suscribo: “El corazón tiene sinrazones que la razón padece”.

¿Corazón cordial, afectivo y también iracundo? Por ahí escribo que “el corazón se emberrincha, cabriolea, relincha, bufa, espumea”. Me pregunto si acaso: “¿Será también el mar?”. El corazón y sus enigmas. Corazón insomne. Corazón entripado.

¿Ciertas coordenadas con el cuerpo y el erotismo? Temáticas presentes en mis novelas, pero en este libro lo abordo de manera complementaria: el corazón, médula en la indagación de los destellos del deseo.

¿Cómo asume la escritura de minificciones? No es fácil escribir microrrelatos. Sigo admirando a Monterroso, quien tenía esa capacidad asombrosa de la brevedad. El trance de escribir historias tan abreviadas estriba en poder apresar al lector a veces con un sintagma de dos o tres palabras y conminarlo por la ruta de sensaciones sugerentes. Las minificciones son “miniaturas gigantes”, como decía Jean Cocteau.