En @NiñoqueBaila70. Cronología subjetiva, el actor, bailarín y coreógrafo Antonio Salinas se sale de las narrativas que han predominado en la comunidad LGBTTI+ al presentarla con desenlaces trágicos o radicalizados, para presentar historias en las que los finales terminan bien y los personajes tienen “matices emocionales mucho más amables, cariñosos y acompañadores”.
El montaje presenta todas estas historias, a través de un dispositivo escénico en el que pareciera que estamos scrolleando nuestro celular y nos vamos encontrando diversos contenidos, de ahí que el público en una misma puesta en escena vea referencias de la danza contemporánea y el ballet, pero también movimientos dancísticos que han sido parte de las disidencias queer, como el voguing o el Ballroom.
“Voy intercalando algunas narraciones con algunos bailes que tienen que ver con la cultura pop, de lo LGBT, con los estilos de danza que van desde el ballet, la danza contemporánea, el voguing, el teatro físico, y en cuanto a lo narrativo hago una especie de cronología que arranca en la infancia y termina en la vejez, tocando algunas historias de algunos personajes, contadas por un protagonista interpretado por Mauricio Rico, tratando de darle un pequeño viraje a las narrativas que estamos acostumbrados, es un pequeño intento por contar las historias de una manera en que salieron bien al final, son cartas al retro pasado y al retrofuturo, donde mi intención es que sea un gesto cariñoso para toda la gente que ha estado cerca de la disidencia”, explicó a La Razón Antonio Salinas sobre la puesta en escena que estrena hoy en el Teatro de la Danza Guillermina Bravo.
Para el coreógrafo era importante contar las historias que han atravesado a la comunidad LGBTTTI+, fuera de los estereotipos comunes.
“La parte de lo LGBT ha sido muy revisada desde el mundo académico, la literatura, el cine, el teatro, la danza, pero siempre ha respondido a una narrativa que dicta la industria cultural que va a llevar a estos personajes a desenlaces trágicos, patologizados, radicalizados. Es una carta a una generación arriba de la mía, que tuvo que abrir un espacio muy grande en los espacios políticos y sociales para tener visibilidad, y también es una carta a los jóvenes, con mucho cariño plantearles, hubo alguien que hizo una serie de trabajos a nivel político, social, a nivel familiar, incluso terapéuticos para que hoy podamos convivir todas, todos y todes”, apuntó Antonio Salinas.
Fundiendo su biografía con la ficción, el director de esta pieza invita a reflexionar sobre aspectos como lo que vive la comunidad LGBTTTI en lo más cotidiano e interno, pero también en lo político y legal, lo cual considera que no siempre empata con las luchas internas de las personas.
“Lo que observo en mi propia biografía, en la biografía no sólo de los hombres gay de mi generación, sino de la gente que me educó, de los que fueron mis maestros, mis amigos que son 20, 10 años mayores que yo, es que tenían un proceder frente al amor, al acompañamiento, el cariño; lo legal avanza, pero las emociones más íntimas no lo hacen a la misma velocidad, de eso va un poco también el espectáculo y es un poco de lo que me pasó a mí”, afirmó Antonio Salinas, quien toma como punto de partida aquel momento de 2009 en el que se encontró con la noticia de que en la Ciudad de México ya eran legales los matrimonios entre personas del mismo sexo.
En la obra, un celular será el puente entre el performance y el espectador. Además, la música juega un papel crucial, porque también es una manera de homenajear al movimiento LGBTTTI+.
“Normalmente suelo trabajar con algún diseñador sonoro o compositor, esta vez lo que ocupé fueron mis propias vistas de Spotify y la fui completando con la música de Mauricio Rico, el bailarín-actor que actúa la obra, hicimos una compilación de lo que hemos escuchado en nuestra juventud, muchas de esas canciones pertenecen a estos himnos”, dijo.
@NiñoqueBaila70
- Dónde: Teatro de la Danza Guillermina Bravo
- Cuándo: sábados (19:00) y domingos (18:00), hasta el 30 de junio
- Cuánto: $80 pesos