En el 60 aniversario del Museo Nacional de Antropología, su director, Antonio Saborit, reflexiona sobre dos preguntas cruciales del inmueble: ¿qué es? y ¿qué ofrece?, pues a partir de las respuestas se puede entender por qué hoy es el más visitado del país y por qué se coloca entre los más importantes del mundo: “Ofrece la visión más completa y es el espacio donde mejor está representada la historia de las culturas que se han asentado en esta región, Mesoamérica, una de las civilizaciones originales que ha tenido el mundo en los últimos seis mil años, no es poca cosa, no hay otro, si acaso Egipto, pero no creo que abarque lo que este museo”, dijo a La Razón.
De acuerdo con el director, el Museo Nacional de Antropología, que abrió sus puertas el 17 de septiembre de 1964, abarca más de 3 mil 500 años de historia, por lo que es la mejor síntesis que se haya hecho para contar lo ocurrido con nuestros antepasados.
“La mayor parte de los visitantes no acaba de darse cuenta de esto, para algunos es el museo de la mexicanidad, no tengo nada contra eso, pero reduce el esfuerzo de los fundadores de este espacio a un arrebato nacionalista, porque quien puso la mesa en términos discursivos fue Miguel Covarrubias en el libro de Arte indígena de México y Centroamérica, en los primeros capítulos de ese libro publicado a principios de los años 50 en inglés y más adelante en español, está este museo. La capacidad de síntesis de Miguel Covarrubias se aprovechó en el diseño de este museo, no vivió para verlo, pero sí para dejar el plan general.
“No era su propósito, pero sus colegas supieron entender y tomar de ahí eso para crear este espacio. Es el museo que cuenta nada más los últimos 3,500, 4,000 años de esta región, entonces, hay que apreciarlo y reconocerlo”, apuntó el también historiador y ensayista.
Al ser un museo que abarca miles de años de historia son grandes los retos hacia el futuro, reconoció Antonio Saborit, tanto en términos de mantenimiento de la edificación concebida por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez como por las piezas que conserva, 16 mil en exhibición y 250 mil en bodega; además de impulsar la investigación en etnografía, arqueología y restauración, pues el recinto también alberga la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia y, recientemente, incorporó el Archivo Nacional de Arqueología.
Otro desafío es acercar al público joven que se ha quedado en una especie de limbo y no suele tener una experiencia con el museo en esta etapa, pese a que lo conozca por algún recorrido que haya hecho durante su infancia.
Para algunos es el museo de la mexicanidad, no tengo nada contra eso, pero reduce el esfuerzo de los fundadores de este espacio a un arrebato nacionalistaAntonio Saborit, Director del Museo Nacional de Antropología
“Nunca se pensó en 1964 que este museo fuera a recibir tantos visitantes, ése es uno de los retos, mantener público e ir por los que nos faltan, los jóvenes, porque hay niños y luego éstos vuelven cuando son padres, pero no regresan en medio. Es importante ver cómo los traemos aquí, hay que inventar cosas, ensayar cosas, todo es ensayar”, externó.
Comentó que entre las estrategias que se han implementado para atraer a los jóvenes al museo están las exposiciones permanentes, pero aún hay mucho trabajo por hacer porque una de las preguntas recurrentes es: ¿dónde están?
“Uno de los ganchos pueden ser las exposiciones temporales, la apuesta va por ahí, buscar ese público que conoce el museo, pero no ha vuelto a él, es darle el pretexto para regresar. Hubo una exposición muy heterodoxa, desde mi punto de vista, sobre el fin de los tiempos hace poco, muy bien armada, orquestada, cuál era la idea, decir: ‘El fin de los tiempos está en el aire, vean cómo ha sido registrado por el arte contemporáneo el asunto o vean cómo el apocalipsis es un tema frecuente en todas las culturas y en todos los tiempos’. Buscábamos atraer a este sector de la población; hay que intentarlo todo. Por otra parte, no sé a quién diablos se le ocurrió las Noches de museos, pero ha sido una gran idea”, comentó el director.
Nunca se pensó en 1964 que este museo fuera a recibir tantos visitantes, ése es uno de los retos, mantener público e ir por los que nos faltan, los jóvenesAntonio Saborit, Director del Museo Nacional de Antropología
Antonio Saborit sabe que los desafíos para atraer visitantes no han sido menores, sobre todo después de una pandemia. En 2019 rompieron un récord al registrar más de tres millones de asistentes y en 2020 pronosticaban llegar a los cuatro millones; sin embargo, el cierre de recintos culturales provocó una estrepitosa caída, al tener en 2020 más de 938 mil y en 2021 más de 477 mil. Ahora, con optimismo, pero cierta mesura, augura que casi se acercarán a los tres millones.
“La pandemia nos encerró a todos, en enero, febrero y la parte de marzo de 2020, que estuvo abierto el museo, habíamos recibido 900 mil visitantes, con pura aritmética íbamos a terminar muy probablemente arriba de cuatro millones, porque son meses muy bajos, pero se cerró el museo, en 2023 empezó a notarse un nuevo ritmo, ya más alejados del encierro y del duelo de la pandemia, ahora en el 2024 vamos muy bien, si nos ponemos moderados, vamos a llegar a cerca de los tres millones, la cifra de 2019, la gente está viniendo al museo, está vivo, la visita está intensa. Hasta la primera mitad los números eran muy buenos, esperemos, septiembre y octubre, que son los meses más intensos, y luego un poco noviembre”, dijo. De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Antropología e Historia, en lo que va de este 2024, han acudido dos millones 409 mil 499 visitantes.
AVANZAN LABORES. Los retos en el Museo Nacional de Antropología no sólo son a largo plazo, también hay proyectos en lo más inmediato, como la reestructuración de las salas etnográficas, de las cuales dos ya se inauguraron en marzo pasado y una tercera está próxima quedar lista, aseguró Antonio Saborit.
“En el área de etnografía iniciamos en 2017 una serie de reuniones de trabajo con miras a reorganizar todo el primer piso del museo, se tomó la decisión de ensayar cinco salas temáticas, que son Lenguas y territorios, Alimentación, Identidad e historia, Fiestas rituales y Textiles, en esas estamos.
“Se abrieron ya dos salas, espero que una tercera se abra en breve, por lo que el lado sur estaríamos muy cerca de concluirlo y, el lado norte está prácticamente preparado para empezar el montaje, de suerte que tan pronto se termine el montaje de la tercera sala pasaremos al norte, estamos puliendo piso, paredes, columnas, preparando vitrinas”, complementó.
La idea de este proyecto, explicó, es poder contar qué pasó entre 1521 y los primeros años del siglo XXI en las comunidades indígenas que formaron parte de Mesoamérica.
“Tuvimos muchas reuniones de trabajo a lo largo de estos años con historiadores, antropólogos, lingüistas, y una observación que nos hicieron muchas veces fue que en el discurso actual la Sala Mexica termina en 1521, con la Conquista, pasas al primer piso y ya estás en lo contemporáneo, entonces qué pasó entre 1521 y los primeros años del siglo XXI. Se trata de ofrecer herramientas para entendernos mejor”, dijo.
Con esos desafíos en lo inmediato y a futuro, Antonio Saborit responde cómo llega a 60 años el Museo Nacional de Antropología y sintetiza: “De buen ánimo”.