Uno de los hechos que enlutó al mundo de la cultura fue la muerte del célebre pintor colombiano Fernando Botero, el pasado 15 de septiembre a los 91 años. Apenas se dio a conocer su deceso y los portales de noticias se llenaron de obituarios dedicados a quien destacó por plasmar personajes regordetes y por crear obras críticas con el crudo momento que atravesó su natal país cuando el narcotráfico desató una ola de violencia.
El también escultor, considerado uno de los artistas más importantes del siglo XX, falleció en Mónaco, había estado hospitalizado en el norte de Italia por una neumonía.
Por la importante figura que fue, su familia en Colombia se desbordó en homenajes para uno de sus más importantes artistas. Sus restos fueron trasladados a Bogotá, donde en el Museo Botero se celebró una misa en su honor; y luego a Medellín, se le rindió un magno homenaje en el Museo de Antioquia.
Antes de que el féretro entrara al Museo de Antioquia se hizo un recorrido por la plaza que alberga las imponentes esculturas que concibió: La Mano, Esfinge y Mujer a caballo.
Si bien sus obras se cotizaban a precios exorbitantes, tras su fallecimiento volvió a romper otro récord, el pasado 9 de noviembre la Casa Christie’s subastó en Nueva York el cuadro Los músicos por 5.13 millones de dólares.
Por sus aportes al arte, en diciembre pasado la Art Basel Miami, le rindió tributo mediante una muestra retrospectiva que colocó obras de Fernando Botero desde París hasta las Pirámides de Giza.