En informática, se conoce como lenguaje de programación al sistema destinado a la construcción de otros. Dicho de otra manera, es el proceso de organizar secuencias, símbolos, reglas sintácticas y semánticas para que, al momento de ser ejecutado en una computadora o sistema informático, se pueda controlar su comportamiento y pueda tener una comunicación lógica con el usuario. No obstante, si en el diseño de estos lenguajes, existen expresiones mal escritas, símbolos o códigos incompletos, el resultado no funciona como se espera, como ocurre con “#The_Wall”.
“#The_Wall” es una producción dancística contemporánea, bajo la dirección creativa y coreográfica de Yeri Anarika, creadora mexicana con residencia en Berlín, en colaboración con un equipo creativo mexicano-alemán y producción a cargo de la Fundación Elisa Carrillo Cabrera, con el estímulo fiscal EFIARTES. Se estrenó como parte del festival Danzatlán.
En el inicio de “#The_Wall” se presenta una proyección multimedia que nos muestra un programa de computadora ejecutándose y que durante toda la pieza estará efectuando una serie de protocolos informáticos que se puede traducir como premisas para el entendimiento de las escenas previo a su ejecución.
En el prólogo de la obra, un instante bastante estruendoso y dinámico, donde la danza, música y multimedia realmente convergen, aparentemente se establece la esencia y código fuente de la obra; cuerpos distantes y desarticulados tratando de encontrar un sentido en común en un mundo dividido por la simulación. En cambio, cuando pareciera ser que los lenguajes se han entrelazado correctamente para su ejecución y las líneas de código están en completa armonía, el algoritmo de esta obra de danza comienza a lanzarnos, en lo que se conoce en el lenguaje informático: “Error 404 not found”
La sinopsis de este espectáculo describe a “#The_Wall” como una obra de danza contemporánea que busca poner en tela de juicio el apogeo de muros fronterizos en plena era globalizada y cuestionar los muros físicos e invisibles que realmente nos distraen de las problemáticas reales.
Sin embargo, de una forma bastante paradójica, en lugar de profundizar en las fronteras corporales desde una óptica estética y enfoque dramatúrgico, expone las distancias técnicas, sensitivas y de cualidad de movimiento de algunos miembros del cuerpo de baile. Si bien es cierto, en instantes el diseño lumínico ayuda a que los cuerpos puedan empatarse, es notorio que la profundidad y desarrollo de lenguaje, desde la perspectiva contemporánea, se limita a pocos bailarines dentro de la obra de danza. Generando así una frontera física entre los mismos cuerpos.
Ahora bien, el hilo conductor de la coreografía, ejemplificado como un programa de computadora y que en ciertos momentos establece premisas para entender el trasfondo del hecho escénico, se presenta en un idioma que no es el español; el cual es entendible desde el lenguaje de programación, pues el desarrollo de los programas giran en torno al idioma inglés; dicho esto, la propuesta apuesta a que su espectador entenderá, en otro idioma, las líneas discursivas que son importantes para poder captar el concepto. Es decir, la limitación del idioma pudiera no ayudar a captar la idea que proyectan antes de su ejecución escénica.
Siguiendo con el desarrollo “#The_Wall”, durante varios momentos se nos presentan, de una manera bastante caricaturesca —y que nos recuerda a una obra de la misma coreógrafa titulada “Now(h)ere” (CEPRODAC-2018)—, pequeños cuadros teatrales, con un humor bastante absurdo que cae en el estereotipo.
Por lo anterior, más que ayudar a reflexionar las condiciones sociales y políticas que atraviesan los migrantes y el desarrollo desmedido de vallas fronterizas, rompen muy abruptamente la cohesión entre el espectador y aquellas metáforas que con anterioridad ya habían tratado de desarrollarse desde el cuerpo, la iluminación y el diseño sonoro, pero que no terminan de desenvolverse por utilizar el mismo recurso que se repite durante los 90 minutos que dura la pieza; convirtiéndose en una experiencia agotadora, incompleta y difícil de sostener, aun cuando hay breves momentos en donde la multimedia brilla por sí sola, los cuerpos logran traspasar la mirada del espectador y la música te envuelve en una ritualidad electroacústica.
Al final y como lo muestra la misma obra, sólo nos deja ver cuerpos abandonados en un espacio virtual con líneas de código abierto y que nunca se terminaron para que el software pudiera funcionar correctamente.
“#The_Wall” inauguró la quinta edición del Festival Internacional de la Danza Danzatlán, en el Centro Nacional de las Artes, los días 23 y 24 de julio y tuvo una función especial el día 27 de julio en el Centro Cultural Mexiquense Bicentenario Anáhuac.
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AG
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