El curador, ensayista, poeta, narrador, fotógrafo y editor Juan Rafael Coronel Rivera (Ciudad de México, 1961) pone a disposición de los lectores Coronel por Coronel (Talamontes Editores, 2022): álbum conformado por textos testimoniales, entrevistas y fotografías sobre el cosmos artístico y vital de su padre, el creador plástico y coleccionista de máscaras Rafael Coronel (Zacatecas, 1931-Cuernavaca, 2019).
Volumen concebido en el sentido de dar testimonio de episodios de la vida del reconocido pintor a través de una conversación cordial, íntima, y a veces enfrentada, entre padre e hijo: el lector se adentra en episodios, quizás poco conocidos, del obsesivo coleccionista de máscaras y creador de un cosmos monocromático donde el azul arropa a nigromantes, animales y embozos en una atmosfera fantástica y sacra.
“Mi padre jamás pensó que iba a vivir de la pintura, él me lo confesó en una entrevista que le hice, la cual aparece en este libro. Él viaja a México con la idea de ser futbolista; pero esas aspiraciones no tienen continuación en otro viaje a la Ciudad de México, adonde se trasladó para estudiar contaduría y no leyes, como exigía el padre. Cuando descubre la carrera de arquitectura desdeña lo de contador. Entra a La Esmeralda por una beca al ganar un concurso juvenil de pintura. Los lectores pueden ser testigos en este libro de sus gestos humanos y de su asombrosa trayectoria creativa”, expresó en entrevista con La Razón, Juan Rafael Coronel Rivera.
¿Apuntes biográficos, memorias o sólo retazos evocativos de la vida de su padre? Aparecen diversos ángulos de su vida: raíces familiares, su asentamiento en la Ciudad de México, el matrimonio con Ruth Rivera Marín, hija de Diego Rivera, su obsesión de coleccionista de máscaras y de piezas arqueológicas prehispánicas o capítulos de la infancia. Pero, insisto no una biografía en estricto sentido ni mucho menos unas memorias, que él pretendió escribir y nunca lo hizo.
¿Retrato de Rafael Coronel? Tampoco, sólo somos testigos de facetas del pintor no de su personalidad íntegra. Falta, quizás lo cotidiano, los gestos humanos y cómo era realmente. Poseía una gran sensibilidad humana: podía quitarse la camisa para abrigar a un pordiosero; pero, asimismo tendía a ser irritable: tomaba decisiones repentinas. Muchos de sus cuadros están estructurados en atmósferas muy violentas.
¿En realidad, cómo era? Un hombre muy disciplinado y metódico: se encerraba a pintar durante ocho horas al día; asimismo, podía no entrar al estudio durante meses, cuando regresaba era febril: podía concebir un cuadro en tres días. Era adicto a la soledad, aunque de momento se subía en el coche y se iba a La Merced o a Tepito.
¿La relación con la familia? No le interesaba mucho la vida familiar. De pronto buscaba a sus hermanas. En los últimos 20 años de su vida, por ejemplo, nunca le interesó compartir la mesa conmigo. Nos aguantábamos mutuamente con total respeto de nuestras singularidades.
¿Creador inquieto y de improntas, pero marcado por el éxito? Aparentemente nunca enfrentó situaciones infaustas: creo que la mayor tragedia de su vida fue la muerte de mi madre en 1969. Nunca estuvo en armonía consigo mismo, a veces se le veía tranquilo cuando viajaba al interior del país. Lo recuerdo en total plenitud en sus estancias en Nueva York o en las visitas a las discotecas de Acapulco.
¿Tributo del hijo al padre? Muestra de los afectos que le profeso en reciprocidad de los gestos que tuvo conmigo, por ejemplo, los cuadros que pintó tomándome como modelo. Él muere en 2019, viene la pandemia y enfrento el duelo en situaciones muy azarosas. Este libro ha sido una manera de tenerlo conmigo en toda su vitalidad.
¿Definió el formato del libro durante la pandemia? En esos meses de encierro organice los ensayos, críticas y textos que había escrito desde 1983. Los catalogué temáticamente: salieron tres volúmenes, uno dedicado a Teresa Pomar; otro, a Julia López; y éste a Rafael Coronel integrado por dos coordenadas: la textual (escritos) y la fotográfica.
¿Fotografías que plasman la faena del pintor? Presentan los estudios en Acapulco y Cuernavaca; muchas fotografías reflejan la rutina de entrega de trabajos o revisiones de piezas inconclusas. Lo vemos abocado en los quehaceres del oficio.
¿Por qué la portada donde el pintor aparece con una pistola en la sien? Esa fotografía él me pidió que no la publicara. Este volumen lo conformé de la manera más libre que pude asumir. Es una imagen provocativa y sugerente que quise poner como prefacio de las contradicciones, inquietudes y desasosiegos del personaje.
- Autor: Juan Rafael Coronel Rivera
- Género: Ensayo /fotografía
- Editorial: Talamontes, 2022