Hace 10 años que no está físicamente entre nosotros

Diez años sin el escritor más querido del mundo

Gabriel García Márquez quería que se le recordara como reportero; en Los funerales de la Mamá Grande ya se advierte el delirio de Cien años de soledad

El escritor, en su estudio ubicado en su casa al sur de la ciudad, en 1989.
El escritor, en su estudio ubicado en su casa al sur de la ciudad, en 1989. Foto: Cuartoscuro

Gabriel José García Márquez (Aracataca, Colombia 6 de marzo de 1927 - Ciudad de México, 17 de abril de 2014) —el escritor colombiano más querido del mundo, hijo de Aracataca, dómine de Macondo, Premio Nobel de Literatura (1982)— hace 10 años que no está físicamente entre nosotros. Se fue un Jueves Santo a las 14:50 horas luchando contra un cáncer que se le había expandido a los pulmones, hígado y ganglios. ¿Qué hacer en este amanecer de un miércoles caluroso?

Corroboro una vez más que el autor de La hojarasca es un artesano, carpintero que sabe colocar cada travesaño en el esquinero correspondiente. Si en Ojos de perro azul se asoman algunos gestos de Felisberto Hernández, Faulkner y Borges, en Los funerales de la Mamá Grande ya se advierte el delirio de Cien años de soledad (1968). Desandar en los relámpagos de una prosa de seductores dibujos verbales: “Pasaba la noche con calenturas delirantes en trabalenguas de noruego viejo”; “No llevaba ningún perfume: su piel exhalaba un hálito tenue que no podía ser otro que el olor natural de su belleza”. Convite lingüístico de sabores entrañables.

Me envuelvo en el halo del cuento más triste del mundo: “La viuda de Montiel”, encuentro un subrayado mío con tinta roja: “Después del entierro, lo único que a todos pareció increíble, menos a su viuda, fue que José Montiel hubiera muerto de muerte natural”. Repaso “La prodigiosa tarde de Baltazar” y “La siesta del martes”. Releo de un tirón “El ahogado más hermoso del mundo” (Lo vieron condenado en vida a pasar de medio lado por las puertas, a descalabrarse con los travesaños, a permanecer de pie en las visitas sin saber qué hacer con sus tiernas y rosadas manos de buey de mar).

No quiero que se me recuerde por Cien años de soledad, ni por el Premio Nobel, sino por el periódico. Nací periodista y hoy me siento más reportero que nunca
Gabriel García Márquez<br>Escritor

“No quiero que se me recuerde por Cien años de soledad, ni por el Premio Nobel, sino por el periódico. Nací periodista y hoy me siento más reportero que nunca”, decía con frecuencia el autor de El general en su laberinto. Releo Cien años de soledad: Melquiades siempre llega en abril con sus imanes porque no soporta “la soledad de la muerte”. Aurelio Babilonia descifra los códices del gitano y nos avisa que “las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra”. Ingreso a un convite custodiado de insaciables consonancias. Una década de la muerte de Gabo: ¿qué otro gesto nos queda?: recular a Macondo y ver al general Aureliano Buendía frente a un pelotón de fusilamiento y a Remedio la Bella entre las acroteras de nubes eternas volando sobre el espinazo del mundo.

Gabriel García Márquez

  • Nació: 6 de marzo de 1927
  • Murió: 17 de abril de 2014
  • Otras obras: La mala hora (1962), El otoño del patriarca (1975), El amor en los tiempos del cólera (1985), El general en su laberinto (1989)...