El Fondo de Cultura Económica (FCE) resguarda en su bóveda y biblioteca 90 años de historia editorial. Preserva las primeras ediciones de los 11 mil 730 títulos que conforman su vasto catálogo, desde la revista Economía y el primer libro que publicó, El dólar de plata, William P. Shea; pasando por la reedición de El llano en llamas, de Juan Rulfo, que inauguró la colección Popular; y hasta aquellas que provocaron la salida de la dirección de la editorial de Arnaldo Orfila Reynal en 1965, Los hijos de Sánchez, de Oscar Lewis; y Escucha, yanqui, de Charles Wright Mills.
Entrar a la bóveda es hacer un viaje por un legado editorial, en el que se admiran joyas como la primera edición de Paideia, de Werner Wilhelm Jaeger, que inició la colección de Filosofía; y Popol Vuh, que es el título que inaugura la Biblioteca Americana, de 1947; y también libros conmemorativos del FCE. Además de la primera edición de las Obras Completas de Alfonso Reyes, a través de la cual se pueden observar empastados más artesanales.
También es observar las mil 500 viñetas que realizaron artistas para las portadas de libros o páginas interiores. Están por ejemplo, las que se concibieron para Anatomía superficial, de Griselda Álvarez; y los grabados que hizo Alberto Beltrán para Juan Pérez Jolote, del antropólogo Ricardo Pozas. “Vino a México y le dijo a Beltrán que lo acompañara, las viñetas que verán son las que hizo en el momento en que estaba realizando esa gran entrevista, esa gráfica se sigue publicando ahora”, compartió Francisco Pérez Arce, gerente editorial del sello, durante un recorrido que hizo La Razón por el histórico acervo.
Parte de este legado formará parte de la exposición de aniversario que prepara el FCE para conmemorar sus nueve décadas de existencia. “Va a ser prácticamente de toda la gráfica, no solamente de las portadas de los libros, toda la gráfica que se ha utilizado, los grandes grabadores de México hicieron viñetas, portadas, ilustraciones para los libros, todo eso está aquí. En Bogotá, Colombia, en la feria del libro, hubo una primera exhibición de la gráfica del Fondo de Cultura Económica, ahora va a ser más grande, va a haber una visión muy amplia de lo que ha sido a lo largo de 90 años.
“Las que más atraen son las históricas, las primeras, pero a lo largo de nueve décadas hay una gráfica extraordinaria, de una gran cantidad de artistas”, destacó.
La muestra primero llegará al Museo de la Cancillería y luego, en el mes de septiembre, cuando el fondo celebra nueve décadas, arribará a la Librería Rosario Castellanos. A esta exhibición se sumará una exposición fotográfica en la Galería Abierta de las Rejas de Chapultepec, detalló.
Un trabajo titánico
Del monumental acervo que conforma el catálogo del FCE, 11 mil 730 títulos, sólo tres mil están en circulación y en los últimos años se han hecho algunos rescates de obras que tenían 20 o 30 años sin volver a editarse, compartió Pérez Arce.
“No todos están vivos, no se están reproduciendo y distribuyendo, son más de tres mil títulos los que están vivos y se han estado reeditando. Nuestra capacidad de producción es de 610 títulos al año, es el dato del 2023, de esos, la mayoría son reimpresiones, 450; y los otros 160, novedades. Si quisiéramos reproducir todo el catálogo necesitaríamos 20 años, entonces hay que elegir”, explicó.
Especificó que para publicar una obra se toman aspectos como el interés que tienen los lectores actuales y que los derechos estén activos.
“Muchas veces lo que hacemos es rescates, encontramos un libro que no se edita hace 20 o 30 años. Algunos tienen incluso un sentido político, editorial; por ejemplo, Los hijos de Sánchez, no sólo es un gran libro, sino que en el momento en que Orfila decide publicarlo, lo despiden; otro es Escucha, yanqui, la primera vez que un sociólogo norteamericano escribió sobre la Revolución cubana, fue un libro prohibido, lo publicó el FCE, luego se perdió un poco y nosotros lo publicamos para subrayar esa historia importante del fondo; otro fue el de México profundo.
“Algunos rescates no tienen ese sentido tan notable, pero sí académico, filosófico o cultural, no porque tenga una demanda económica, sino porque tiene que estar ahí, aunque no sea un buen negocio lo reimprimimos. Tratamos de mantener activo y vivo el catálogo”, abundó.
Dijo que este 2024 tienen contemplados algunos rescates como Arqueología de Teotihuacán, de la antropóloga y arqueóloga Laurette Séjourné. “Este año vamos a publicar quizá menos que el año pasado, destacaría a Robert Darnton, es la síntesis de un trabajo muy amplio que ha publicado el fondo; un rescate importante es un libro de Laurette Séjourné, la traducción es de su esposo Orfila, eso le da una valor sentimental de hacerlo, no se había publicado hace más de 20 años”, dijo.
Sobre un libro de aniversario para celebrar los 90 años del FCE, aseguró: “Hubo uno en los 70, pero muy costoso, no podemos darnos ese lujo, no vamos a hacer algo así”. Además apuntó que para este aniversario habrá todavía “más sorpresas” que ya definió el director general, Paco Ignacio Taibo II: “Va a ser muy espectacular, no lo puedo decir todavía”.
“La derecha va a decir que es un desastre”
Al hacer un balance de la gestión en estos últimos cinco años del FCE, Francisco Pérez Arce dijo que los resultados son buenos y que incluso quieren que en el próximo sexenio haya una continuidad, aunque “la derecha va a decir que no, que es un desastre lo que hemos hecho”.
Afirmó que Paco Ignacio Taibo II quiere seguir encabezando el Fondo: ¿El director sí tiene disposición de quedarse?, se le preguntó y respondió: “Por supuesto”. Sin embargo, el escritor, al ser consultado ayer por La Razón después del homenaje a José Agustín dijo: “Tengo que entregar en septiembre y luego veremos… no me vas a sacar nada hoy”.
Pérez Arce remarcó que han superado la crisis que significó la pandemia por el Covid-19. “Fue un bache muy tremendo, en 2022 hubo una recuperación importante, en 2023 llegamos en el nivel que quisiéramos estar o incuso lo superamos, ahí sí estamos muy arriba de toda la historia, publicamos 2.9 millones de ejemplares, de los cuales una buena parte son de un programa especial para salas de lectura y clubes que no va a librerías, es una producción directamente para distribuir gratuitamente en salas y clubes; los otros dos millones 400 mil son la producción de un año normal”, comentó.
Aseguró que otro de los logros es no cerrar ninguna de las 120 librerías, incluidas las de Educal, aunque algunas siguen en números rojos. Han decidido mantenerlas porque son las únicas que se encuentran donde la oferta cultural es escasa.
“Hay algunas que siguen estando en números rojos, en un municipio tenemos una librería que vende muy poco, que no es rentable, no tiene suficiente venta, pero es la única que hay a varios kilómetros a la redonda, es no cerrarla, porque los pocos lectores que hay se quedan sin una opción. Somos una editorial del Estado y se tienen que hacer esas consideraciones, esa librería no es negocio, por supuesto que no, pero no podemos cerrarla”, apuntó.