Cuando Edilberta Manzano asiste a una feria del libro le gusta perderse entre el laberinto de editoriales y entre los miles de ejemplares tomar uno que llame su atención: tocar su textura, en especial si es una edición especial de pasta dura, hojearlo y olerlo, tener ese contacto con el libro es casi un ritual.
Sin embargo, este año debido a la pandemia de coronavirus y ante la cancelación de diversos encuentros de este tipo, ahora tendrá que conformarse con estar frente a su computadora e ingresar a un sitio web en el que puede consultar ejemplares que ofertan las editoriales, pues ahora las ferias del libro se vuelven digitales.
“Soy visitante de las ferias del libro, sobre todo de la que se hace en la Ciudad de México, pues vivo en el Estado de México. Para mí es muy emotivo tocar los libros, revisarlos, sobre todo las ediciones para niños que son muy lindas. Para mí estos encuentros son una fiesta en la que se puede comprar de manera más inmediata, de forma virtual he visitado la página de la Feria Nacional del Libro de Zacatecas (Fenaliz), pero hace falta esa cercanía”, comparte a La Razón Edilberta Manzano, de 49 años.
Aunque Manzano ha revisado el catálogo de 15 mil títulos que oferta el encuentro zacatecano, aún no se anima a comprar de manera online, pues no considera que sea un método confiable. “Soy a la antigua, no me gusta comprar en línea, además, en el Estado de México, la delincuencia está en todos los niveles, te asaltan en la combi y te roban si compras en línea, pero hay que atreverse. Vi un libro de Óscar de la Borbolla, creo que sí lo voy a comprar”, dice entusiasta.
Edilberta, quien también ofreció en la feria la ponencia “Llorar frente al espejo y la arquera loca. Reconstrucción de una época y un espacio”, también lamenta que el evento sea digital, pues su participación iba a ser la oportunidad para viajar por primera vez a Zacatecas y conocer sus lugares turísticos y admirar su arquitectura.
“Tenía mucha ilusión de asistir, no conozco Zacatecas, pensaba que era una buena ocasión para conocerlo, pero por lo del Covid, ya no fue posible”, señala.
Su incursión como ponente en una feria virtual también la llenaba de miedos, ya que aún le parece extraño hablar frente a una pantalla y no saber si le está hablando a alguien.
“Existe la posibilidad de que algo falle, que me quede sin red, que se queden sin red en Zacatecas, ése es el temor, he estado siguiendo todas las presentaciones y han sido muy buenas, desde el inicio llegó mucha gente a la sala. Veo que a los autores les motiva mucho cuando las personas les mandan mensajes, es muy bonito”, destaca.
La Feria Nacional del Libro de Zacatecas, que inició el pasado 1 de agosto y culmina el 17 de este mes, es una de las primeras en incursionar en el formato digital, pues reunir a 22 mil asistentes —que son los registró en 2019— en medio de una pandemia resulta imposible.
Otros encuentros como la Feria Universitaria del Libro de Hidalgo y la Feria Internacional del Libro de Coahuila también están apostando por la virtualidad para no perder el contacto con los lectores, pero también para impulsar a la industria de editorial que a cinco meses de la crisis sanitaria ha registrado pérdidas de 30.8 por ciento en número de libros vendidos, con respecto a 2019.
Y es que las ferias del libro son el segundo punto de venta más importante de las editoriales, después de las librerías. El año pasado tan sólo 10 encuentros de este tipo generaron más de 69 millones de pesos por venta de ejemplares, de acuerdo con cifras de la Cámara Nacional de la Industria Editorial (Caniem).
FERIAS VIRTUALES DISMINUYEN COSTOS, PERO HAY PÉRDIDAS
Para la Feria Nacional del Libro de Zacatecas cancelar tampoco era una opción, pues están de por medio los convenios y contratos que se firmaron, además la compra de tecnología para llevarla a cabo genera gastos que no estaban contemplados dentro del presupuesto. El año pasado facturó un millón y medio de pesos por venta de libros.
“Cancelar la feria significa una pérdida de recursos, con mucho tiempo de antelación se realizan convenios con las instituciones que participan y con proveedores de servicios, esto implica renta de mobiliario, equipo de sonido, pantalla. Al hacerlo de manera virtual aparentemente hay un ahorro, pero sí se tenían algunos compromisos y hay que ver cómo no perder ese recurso para poderlo aplicar en proyectos de fecha posterior.
"También implica un gasto adicional que no estaba programado, el diseño de software, capacitar a personal para el manejo de la venta en línea, por ejemplo”, explica en entrevista Alfonso Vázquez Sosa, director del Instituto Zacatecano de Cultura “Ramón López Velarde”.
La feria en su formato físico tenía un presupuesto de dos millones de pesos, pero al mudar a la virtualidad requerirá de un millón 200 mil pesos. Cuenta con la participación de 120 editoriales y más de 500 sellos.
Si bien, Vázquez Sosa remarca que las ferias virtuales no buscan sustituir a las físicas, sí considera que éstas pueden ser la vía para continuar las actividades de difusión y promoción de la lectura, pero también apoyar a las editoriales que se han visto afectadas por la pandemia.
“Hemos encontrado que esta nueva realidad nos obliga a reinventar los eventos, es ampliar las actividades de difusión. Estamos viendo que se está alargando tanto la pandemia que posiblemente todo el año 2020 será así”, acota.
En la feria, que ha contado con la participación de escritores como Benito Taibo, Rafael Pérez Gay y Enrique Serna, por mencionar a algunos, se pueden encontrar novedades que a cuenta gotas han llegado a las escasas librerías que están abiertas.
Está por ejemplo, “Caballo fantasma”, de Karina Sosa Castañeda; “Desde mi mundo”, de Benito Taibo; y “Valle inquietante”, de Carlos González García y Pinchi Necro. También se ofrecen descuentos del 20 al 50 por ciento.
COAHUILA HACE MINI-FERIA VIRTUAL Y POSPONE SU FORMATO FÍSICO
La Feria Internacional del Libro de Coahuila, que el año pasado registró más de 200 mil asistentes, optó por posponer su edición para abril de 2021 y optó por hacer un mini encuentro para fomentar la lectura y también respaldar a las editoriales con ventas de libro digitales.
“Vamos a hacer un programa virtual y trasladar esta edición al 2021, manteniendo como invitados a Italia, la Academia Mexicana de la Lengua y Oaxaca. Se construyó un programa interesante con invitados, no queremos perder la oportunidad de tener una edición física”, resaltó en entrevista Salvador Álvarez, director de Cultura Escrita de la Secretaría de Cultura.
Y es que entre sus invitados destaca la escritora canadiense Anne Carson, quien recibiría el Premio Internacional de Poesía Manuel Acuña 2019. Se trataba de una visita que cobraba más relevancia este año que fue galardonada con el Premio Princesa de Asturias de las Letras. Álvarez confía que la autora pueda venir a México el próximo año.
Para no dejar de lado el encuentro de los escritores con los lectores, pero ahora en formato virtual, la FIL alista el proyecto “Leerte Cerca”, en el que del 21 al 27 de septiembre se ofrecerán charlas virtuales y presentaciones del libro.
“Existirá una oferta editorial virtual, parecida a lo que hizo la Feria de Zacatecas. Va a ser algo complementario, afortunadamente tenemos mucho acercamiento con autores que están dispuestos a participar a la distancia”, destaca el funcionario.
Ante la imposibilidad de realizar magnos eventos por la pandemia, Álvarez ve en el formato virtual una opción para que la gente pueda acceder a los libros.
“Pienso que de lo perdido lo recuperado, sé que no es tan disfrutable una feria de libro así, porque lo que le gusta a la gente es tomar un libro e ir a los stands, pero es una opción que estamos dando desde las instituciones para fortalecer las industrias culturales”, resalta.
UN MODELO QUE LLEGÓ PARA QUEDARSE
Si bien, las ferias del libro virtuales no buscan desplazar a las físicas, Juan Luis Arzoz Arbide, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial, considera que son un modelo que llegó para quedarse y que cuando se puedan hacer encuentros multitudinarios convivirán con las ferias físicas, ya que son una ventana de oportunidad para aquellas personas que no se pueden trasladar a los estados donde éstas se realizan.
“La feria presencial a todo mundo nos encanta, nos gusta hojear libros, es toda una fiesta ir a la Feria de Guadalajara, y lo virtual, difícilmente podrá sustituir este tipo de cosas. La apuesta es que las ferias presenciales sigan, pero con mucho apoyo de lo virtual, creo que eso ya llegó para quedarse, no hay manera de que se vaya, es una costumbre que la pandemia aceleró muchísimo”, afirma.
La Caniem habilitó una plataforma para que las distintas ferias del libro virtuales oferten los títulos de las editoriales participantes. Hasta ahora es un sistema que te permite ver la portada de cada uno de los libros y leer la sinopsis; sin embargo Arzoz Arbide confía en que después se pueda perfeccionar para hacerlo más interactivo.
“Es una nueva forma de interactuar que llegó para quedarse y que se seguirá perfeccionando hasta llegar a un espacio que sea un render, que puedas pasear, ver los libros, hojearlos, comprar alguno, que te llegue a tu casa, creo que a mediano plazo la feria del libro física y virtual van a convivir”, destaca.
Hasta ahora se desconoce cuál será el futuro de ferias tan importantes como la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la Feria Internacional del Libro del Zócalo y la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil y si están dispuestas a mudarse al formato virtual, si optarán por conjugar lo físico o lo digital; o si decidirán posponerlas para el próximo año.
AG