“La identidad universal*

Entrevista con Leopoldo Zea

Leopoldo Zea
Leopoldo Zea Foto: larazondemexico

Leopoldo Zea (Ciudad de México, 1912-2004)) fue una de las personalidades más definidas de la filosofía mexicana de la segunda mitad del siglo XX.. Esto ya se pronosticaba a partir de su participación en el Grupo Hiperión, al lado de Ricardo Guerra, Luis Villoro y Joaquín Sánchez, entre otros. Dicho Grupo trataba de interpretar el espíritu de lo mexicano: «Del mexicano se han dicho y dicen muchas cosas; entre otras, se habla de un supuesto sentimiento de inferioridad, resentimiento, insuficiencia, hipocresía, cinismo, etcétera. Si analizamos con atención estas notas pa-ra ver qué tienen en común, pronto nos daremos cuenta de que todas ellas hacen patente la falta de algo en el mexicano: es el individuo más susceptible a la crítica más ligera y el que más fácilmente se denigra». Zea fue director del Centro de Estudios Latinoamericanos (1982-1995) y profesor de la UNAM. Su principal inquietud fue el estudio de las ideas y de la realidad del hombre americano.

En sus libros Conciencia y posibilidad del mexicano, El occidente y la conciencia de México, El positivismo y la circunstancia mexicana, El positivismo en México, En torno a una filosofía americana, La filosofía como compromiso, América como conciencia, La filosofía en México, América en la historia y Latinoamérica en la formación de nuestro tiempo se encuentra una evolución constante, es decir, se observa no sólo una visión abarcadora del pensamiento, sino la convicción irreversible de su filosofía: «Cuando se vive una época como la presente, en la que parecen romperse los amarres, las bases sobre las cuales se sostienen culturas sobrepuestas, como lo son las culturas hispanoamericanas y por ende la nuestra, cuando parece que alguien grita un «sálvese quien pueda» cultural, es menester, si se quiere iniciar un trabajo consistente, preguntarse por un tipo de labor que pueda prestar un mínimo de utilidad en la tarea colectiva de apuntalar estas bases o establecer otras nuevas. Una tesis de filosofía que tratara de algunos temas clásicos de la misma, o de alguno de sus grandes creadores, no carece de interés; han aportado y aportarán los maestros de esta disciplina. En nuestros días, y a consecuencia de esa crisis cultural, los diversos países americanos han sentido la necesidad de buscar en su historia, en sus tradiciones, los elementos para realizar una cultura que les sea propia. En esta tarea han empezado a trillar distinguidos maestros en filosofía como y otras disciplinas culturales. Se trata de una labor que se inicia, en la cual hay multitud de campos inexplorados. Labor rica en posibilidades, que no tiene por qué ser inferior a la que se ha venido realizando con temas de la identidad y cultura».

Entre sus líneas de investigación destacan el estudio de lo mexicano, los problemas de la filosofía contemporánea, ¿cuáles considera que son las principales aportaciones de su trabajo como investigador?

Partir de lo mexicano, de la realidad que me caracteriza, el ser mexicano; lo que el mexicano tiene en común con los pueblos que a lo largo de América llamada Latina se han encontrado bajo el signo de la dependencia. Para romper ésta, la América de la que estamos hablando tendrá que unirse. De Latinoamérica, como latinoamericano, me encontré con lo que tengo de común con otros pueblos de la tierra también so-metidos al coloniaje, como Asia y África. Mi punto de vista, partiendo de lo mexicano, se hace así universal, involucrándolo con una solución que puede ser válida para todos los pueblos.

Leopoldo Zea
Leopoldo Zea ı Foto: larazondemexico

Respecto a su trabajo Dos ensayos sobre México y lo mexicano, ¿cree conveniente efectuar una actualización periódica?

Lo mexicano expuesto está. Fue un punto de partida para una reflexión que se fue extendiendo a una historia más amplia, de lo que han hecho, hacen y tendrán que hacer todos pueblos de la tierra.

El conjunto de reflexiones que usted llama «la nueva actitud filosófica en México» se abocan a resolver problemas cada vez menos simples y al mismo tiempo más abstractos, ¿cuál sería entonces hoy esa realidad de identidad del mexicano?

La nueva actitud del mexicano frente a su realidad se ha hecho patente en muchas de sus formas culturales. Esta actitud, que empezó por ser propia de los artistas, se ha convertido, en nuestros días, en actitud reflexiva de los filósofos frente a la misma realidad. Así como los artistas, a partir de la Revolución Mexicana, tomaron como fuente de inspiración la realidad por ella puesta a descubierto, los filósofos toman ahora esta misma realidad como fuente de sus preocupaciones con el fin de resolver los problemas que la misma plantea.

Leopoldo Zea
Leopoldo Zea ı Foto: larazondemexico

Después de esa reflexión abiertamente discutible, ¿cree que haya una realidad mexicana?

La actitud que respecto a la realidad mexicana han tomado los filósofos mexicanos, la preocupación por estos temas ha tomado el auge que a muchos ha parecido alarmante. Esta preocupación por el ser del mexicano y por su realidad, lejos de seguir siendo vista como una tarea de perfiles limitados está siendo considerada dentro de un marco de grandes posibilidades. En último término, esta tarea sólo aspira a delimitar al hombre de México dentro de la universalidad de que es parte. El mexicano es, por esta razón, visto, simple y puramente, como un hombre en una determinada situación.

¿Qué significan en este momento estas situaciones?

Esta situación es la que lo determina y concretiza, la que lo hace ser un hombre concreto y no una simple abstracción. Por ello, decir algo del mexicano es también decirlo del hombre. Lo mexicano no es aquí otra cosa que una forma concreta de lo humano y, por lo mismo, válida en cualquier sentido de la identidad, de la filosofía.

Leopoldo Zea
Leopoldo Zea ı Foto: larazondemexico

Pasemos del pasado con crisis de identidad al futuro, ¿podríamos tener alguna esperanza social, cultural, política en el nuevo siglo?

El futuro puede ser positivo o catastrófico, depende de cómo nos comportemos ante la realidad que se ha originado. Un futuro promisorio tiende a una globalización en la que todos los hombres y pueblos de la tierra quieran verse comprendidos, pero no como instrumento, sino como actores responsables. De no ser así, la anarquía absoluta será la respuesta. En nuestros problemas no estamos ya solos, somos ya expresión de algo universal. Si fracasamos no fracasamos solos; con nosotros fracasará el resto de los pueblos por su incapacidad para convivir en otra relación que no sea la de la vieja relación de dependencia.

*Esta conversación pertenece al libro Elogio de la memoria. Ensayos y conversaciones de próxima aparición en Editorial Praxis.